La UJC de cumple y de Congreso

Este editorial está dedicado con cariño, emoción y orgullo a la Unión de la Juventud Comunista, la UJC, la entrañable UJOTA. Este año la UJC cumple 70 años, ese hecho de por sí tiene una relevancia especial, pero esta se acrecienta cuando lo conmemora desde un presente de lucha, compromiso y protagonismo político y encima con un Congreso.

Los dos aspectos están estrechamente relacionados: el 70 aniversario, la dimensión histórica de la UJC y su presente, que se sintetiza en el XVIII Congreso. Y es necesario, aún, que agregar una dimensión más, la proyección de todo ese acumulado de lucha hacia un futuro distinto, superador del capitalismo, hacia la emancipación humana. Todo eso conjugan el 70 aniversario y el XVIII Congreso de la UJC.

Y es que la UJC fue y es muchas cosas, pero hay una fundamental, que trasciende generaciones y números de Congresos: Es una organización juvenil revolucionaria. Tiene como objetivo expreso ganar a la mayoría de la juventud uruguaya para la revolución. 

Esa definición viene de 1955, cuando en el proceso del XVI Congreso del Partido Comunista de Uruguay (PCU) se funda la UJC.  Su fundación recoge las heroicas tradiciones de la Federación Juvenil Comunista, nacida casi al mismo tiempo que el PCU, y de las Asociaciones Estudiantiles Rojas, pero las proyecta a una dimensión de masas diferente, se propone un salto en calidad para aportar a la revolución en Uruguay. 

La UJC nace como parte de las medidas estratégicas de ese proceso crítico, que tuvo como momento inicial el XVI Congreso del PCU, para construir un camino para la revolución en Uruguay. Junto con la definición de que es el pueblo organizado y avanzando en conciencia a través de su propia experiencia de lucha el sujeto de la revolución; el papel central de la clase obrera; de la alianza de esta con los sectores explotados del campo y con las capas medias urbanas y la intelectualidad; el objetivo central de construir la unidad social y política del pueblo y con la necesidad de, para contribuir a todos esos objetivos, construir un gran Partido Comunista, ese proceso crítico se plantea la creación de una organización juvenil revolucionaria de masas con la tarea de forjar el protagonismo juvenil imprescindible para la perspectiva emancipadora.

Y en estos 70 años la UJC, esa construcción colectiva de decenas de miles de muchachas y muchachos, con sus sueños, su compromiso, sus alegrías, sus tristezas, sus esperanzas, ha sido fiel a ese mandato.

Se puede afirmar, sin ningún atisbo de sectarismo, que no hay lucha juvenil que se haya dado en Uruguay en la que no hayan participado las y los jóvenes comunistas.

En la solidaridad internacionalista; en la reivindicación de la autonomía universitaria; en la construcción de la unidad sindical, con la CNT; de la unidad obrero-estudiantil; en la unidad política de la izquierda, con el FIDEL primero y el Frente Amplio después; en el enfrentamiento al autoritarismo primero y al fascismo después; en la resistencia y la defensa de la libertad y la democracia; en la reconquista democrática; en la lucha contra el neoliberalismo; en el enfrentamiento a la impunidad y la pelea por verdad y justicia; en la forja del avance popular y la conquista de los gobiernos departamentales y nacionales del Frente Amplio. En todas esas luchas han estado en primera línea las y los jóvenes comunistas.

Y pagaron un alto precio por ese compromiso con nuestro pueblo y con la libertad, hoy las remeras, las placas en las redes sociales, las banderas de la UJC levantan con emoción los nombres de Líber Arce, Susana Pintos, Hugo de los Santos, Ramón Peré, Raúl Feldman, Nibia Sabalsagaray, Alvaro Balbi, Gladys Yañez, Silvina Saldaña, Saúl Facio, Omar Paitta, Héctor Altesor, Luis Alpuin y Miguel Mato. Y en ellas y ellos homenajean el heroísmo, individual y colectivo, de miles de jóvenes comunistas, sin el cual nada habría sido posible.

Es muy importante que una organización juvenil reivindique su historia. Siempre lo fue, pero en este mundo de hoy donde todo es efímero, donde nos quieren hacer vivir en un presente perpetuo, sin pasado para referenciarnos y, sobre todo, anulando la posibilidad de un futuro diferente, lo es mucho más. Se convierte, más que nunca, en una tarea revolucionaria.

Es fundamental asumir los desafíos del presente, darles respuesta, pero en el mismo nivel de importancia está hacerlo desde una perspectiva histórica e incorporando el desafío de reconstruir y levantar la utopía.

Como lo dijimos sobre el aniversario del PCU, lo reiteramos en el de la UJC, porque por supuesto comparten el esfuerzo militante por ello, es necesario reivindicar la necesidad de construir una síntesis política y social superadora del capitalismo. Una sociedad de libertad e igualdad, sin explotación.

Para eso la revolución, que con tanta fuerza reivindica la UJC hacia su Congreso, que para las y los comunistas, es un cambio de una formación socio económica por otra; un cambio de clases en el poder y un cambio de los valores dominantes en la sociedad. Que es una democratización radical de las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales. Que es el humanismo radical hecho proyecto social y político. 

Y por eso es tan relevante la historia, que no es solo pasado. Es importante porque la revolución es una obra histórica, sintetiza el pasado y plantea un camino de superación, responde al presente y se proyecta desde él, pero supone un futuro, un futuro distinto, con libertad e igualdad, sin explotación.

Dijimos y repetimos, tenemos que afirmarnos muy fuerte en el presente, pero nunca debemos olvidar hacia donde vamos. Nuestro camino es acumular fuerzas, avanzar en democracia y construir, con el protagonismo popular organizado, la democracia avanzada, con rumbo al socialismo.

Y hacia esa perspectiva aporta el XVIII Congreso de la UJC, que vivirá su etapa final este fin de semana. Lo han preparado decenas de reuniones y actividades en todo el país. El XVIII Congreso de la UJC se propone hacer un balance de los últimos cuatro años. Años en los que las y los jóvenes comunistas enfrentaron el modelo de la desigualdad de la derecha en el gobierno y de las clases dominantes y contribuyeron, de forma muy destacada, la reconquista del gobierno nacional con el Frente Amplio.

La UJC llega a este Congreso con mucho para reivindicar. La UJC sigue siendo hoy una organización de militantes, forjadora de militantes. Las y los jóvenes comunistas juntaron miles de firmas contra la LUC, organizaron la solidaridad en las ollas populares, levantaron Comité de Base, salieron a dialogar con nuestro pueblo y a organizar la pelea, participaron de las luchas sindicales y estudiantiles, marcharon y sembraron margaritas cada 20 de Mayo, se conmovieron hasta las lágrimas cuando volvieron a su pueblo Amelia y Luis, juntaron miles de firmas contra la reforma de la seguridad social de la derecha y pelearon voto a voto la victoria popular en las elecciones, en la campaña del FA y en la de la 1001.

Ese es el corazón, según expresa el material preparatorio, del balance. Y lo hacen desde una mirada crítica, asumiendo como perspectiva el desafío de abordar, y organizar el protagonismo juvenil a un nuevo nivel. Asumen que ese es su aporte principal para avanzar en democracia, construir una democracia avanzada, con rumbo al socialismo en Uruguay. 

La UJC asume el desafío de construir unidad, de abrazar todas las luchas de las y los jóvenes de hoy y de integrarlas al torrente de las luchas populares. 

La mejor manera de ser fieles a la historia es ser protagonistas del hoy de las y los jóvenes uruguayos y dar un salto en calidad en el protagonismo juvenil organizado, con las formas y el lenguaje del hoy. 

En todo eso está la UJC, y como si fuera poco, en el Congreso pasarán decenas de militantes de la UJC al PCU. Es de un enorme valor que la UJC aporte decenas de militantes con años de experiencia de lucha a su Partido. Hay que resaltarlo al nivel que se merece.

Todo eso se va a ver reflejado en la inauguración del XVIII Congreso de la UJC este viernes, del que participarán la vicepresidenta de la República, Carolina Cosse; el ministro de Trabajo y Seguridad Social y secretario general del PCU, Juan Castillo; la diputada y militante del MPP, Inés Cortés; la secretaria de Relaciones Nacionales de la Juventud Socialista, Yisela Stefano y el secretario general de la UJC y senador, Claudio Arbesún.

Y luego habrá fiesta con Milongas Extremas, como debe ser. La UJC está de cumple y de Congreso, es necesario prestarle la atención que se merece, escuchar y aprender. Es una organización de jóvenes militantes revolucionarios la que habla.

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