Gabriel Mazzarovich
Cuando, como quedó demostrado en la Asamblea General de la ONU, cada vez están más aislados en el mundo, y crecen las movilizaciones y la condena, el presidente de EEUU, Donald Trump y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, montaron una puesta en escena para presentar lo que llamaron un “Plan de Paz” para Gaza. Al mismo tiempo, Israel continúa el genocidio, bombardeando sin piedad la ciudad de Gaza, provocando cientos de muertes, profundizando la hambruna del pueblo palestino y, por si todo lo anterior no bastara, interceptando la Flotilla Mundial de Solidaridad, secuestrando a quienes la componían e impidiendo que llegue la ayuda.
Con su Plan, Trump intenta tirarle un salvavidas a un genocida, que fue abucheado y sufrió un vacío al hablar en la Asamblea General de la ONU. Netanyahu, además de continuar con el genocidio en Gaza que ya lleva más de 65 mil palestinos asesinados, entre ellos más de 20 mil niños, también agotó el plazo de 12 meses fijado por la propia Asamblea General de la ONU, para que diera cumplimiento a las medidas provisionales de la Corte Internacional de Justicia. Este anuncio de Trump, también se da pocos días después que la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU, estableció, en un contundente informe, que Israel está perpetrando un genocidio en Gaza.
El Plan propone un alto al fuego, la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamas, de presas y presos palestinos en Israel, el ingreso de ayuda humanitaria, el desarme de Hamas y su no participación en ninguna instancia de gobierno, una transición encabezada por una Junta, presidida por Trump y la habilitación a la existencia de un Estado Palestino, altamente condicionado y sin el compromiso de la retirada de Israel de los territorios ilegalmente ocupados.
La presentación del Plan tuvo un impacto importante, corrió los ejes de la discusión, sacó del centro a la ONU y a las distintas iniciativas en marcha para intentar detener el genocidio, recibió una respuesta “optimista” de varios países europeos, pero también de la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, por cierto, con señalamientos a ausencias importantes en el citado Plan, e incluso de las cancillerías de China y Rusia. Pero, también, quedó expuesto en sus verdaderos alcances, cuando pocas horas después de aparecer sonriente junto a Trump en Washington, Netanyahu, de vuelta en Israel, hizo un video diciendo que de ninguna manera aceptó ni aceptará un Estado Palestino, ordenó intensificar los bombardeos y la matanza y la interceptación y secuestro de los 50 barcos y las 500 personas, entre ellas tres de Uruguay, que componían la flotilla humanitaria que intentaba llegar a Gaza. Netanyahu demostró, una vez más, que no tiene ninguna intención de paz, menos de viabilizar un Estado Palestino, uno de los puntos mostrados como positivos por Trump; su objetivo real es arrasar con el pueblo palestino, destruir completamente Gaza, ocuparla y colonizarla, junto con Cisjordania.
Lo central es parar el genocidio, abrir el ingreso de ayuda humanitaria sin restricciones a Gaza, con control internacional, una salida con una paz duradera y la existencia de dos Estados. El pueblo palestino y sus autoridades, que son quienes reciben las bombas, decidirán lo que entiendan mejor.
Pero esto no nos inhibe de analizar críticamente una iniciativa como la de Trump, que no se propone la paz, sino salvar a Israel y a su gobierno de ultraderecha, que busca evitar resoluciones más firmes de la ONU y sacar la discusión y la resolución de donde deben estar, que no es en el salón Oval redecorado de la Casa Blanca.
Trump haciendo de Trump
Como decíamos la propuesta de 20 puntos, presentada por Trump y apoyada in situ por Netanyahu, que después se desdijo, contempla, entre otros puntos, la liberación de rehenes, el desarme de Hamás y la prohibición de su participación en el gobierno y una vía hacia la creación de un Estado palestino, pero absolutamente condicionado y con una administración de transición en la que tendrían un papel central el propio Trump y nada menos que el ex primer ministro británico Tony Blair.
Trump se reunió el lunes con Netanyahu, al que reclamó que pidiera disculpas a Qatar por el bombardeo a su capital para intentar asesinar a los negociadores de paz de Hamás y luego, juntos, presentaron lo que ellos llaman Plan de Paz.
«Estamos muy, muy cerca de un plan de paz en Gaza», insistió. Luego volvió a amenazar a Hamas: «Si no lo acepta, Israel tendrá derecho a acabar el trabajo».
Dos días después, con su acostumbrada prepotencia, Trump dijo que le daba “tres o cuatro días a Hamas para pronunciarse”.
Netanyahu y su particular visión de la paz
Por su parte, Netanyahu, expresó su respaldo al plan de Trump, al que calificó como «el mayor amigo que Israel ha tenido nunca en la Casa Blanca».
«Apoyo su plan para poner fin a la guerra de Gaza, que coincide con nuestros objetivos bélicos: devolverá a Israel a nuestros rehenes, desmantelará la capacidad militar de Hamás, pondrá fin a su dominio político y garantizará que Gaza nunca más represente una amenaza para Israel», dijo serio pero exultante.
«Esto se puede hacer por las buenas o por las malas», dijo, por si quedaba alguna duda.
Pocas horas después, al regresar a Israel, hizo un video y se distanció de lo anterior sosteniendo que “de ninguna manera” había aceptado la existencia de un Estado Palestino y que eso no estaba en el acuerdo, lo cual es falso.
Los posicionamientos
La iniciativa generó pronunciamientos en todo el mundo. En un completo y documentado informe la cadena qatarí, Al Jazeera, dio cuenta de los principales.
La Autoridad Palestina dijo que acoge “con satisfacción” los “esfuerzos sinceros e incansables para poner fin a la guerra en Gaza y afirma su confianza en la capacidad de Trump para encontrar un camino hacia la paz”.
“Reitera su compromiso compartido de trabajar con Estados Unidos, los países de la región y los socios para poner fin a la guerra en Gaza a través de un acuerdo integral que garantice la entrega de ayuda humanitaria adecuada a Gaza, la liberación de rehenes y prisioneros”, según un comunicado publicado por la agencia de noticias palestina Wafa, citado en el informe.
Acto seguido reclamó aspectos que no están contemplados en el Plan: “Establecimiento de mecanismos que protejan al pueblo palestino, garanticen el respeto del alto el fuego y la seguridad de ambas partes, impidan la anexión de tierras y el desplazamiento de palestinos, detengan las acciones unilaterales que violan el derecho internacional, liberen los fondos fiscales palestinos, conduzcan a una retirada israelí total y unifiquen la tierra y las instituciones palestinas en la Franja de Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental”.
En Israel, el líder de la oposición, Yair Lapid, aseveró que el plan de Trump «es la base adecuada para un acuerdo sobre los rehenes y el fin de la guerra».
Los familiares de los rehenes israelíes también se mostraron favorables a lo que podría ser un «acuerdo histórico» que permitiría «sanar» al pueblo israelí.
En tanto los ministros y los partidos de ultraderecha que integran el gabinete de Netanyahu rechazaron la iniciativa y reafirmaron que no aceptarán un Estado Palestino.
En una declaración conjunta, los ministros de Relaciones Exteriores de Egipto, Indonesia, Jordania, Pakistán, Qatar, Arabia Saudita, Turquía y Emiratos Árabes Unidos acogieron con satisfacción los “sinceros esfuerzos de Trump para poner fin a la guerra en Gaza y reafirmaron su confianza en su capacidad para encontrar un camino hacia la paz”.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China, Guo Jiakun, dijo que Pekín “apoya todos los esfuerzos” para una desescalada en Gaza. “China da la bienvenida y apoya todos los esfuerzos que conduzcan a aliviar las tensiones entre Palestina e Israel”, indicó en una rueda de prensa.
Por su parte el portavoz del gobierno de Rusia, Dmitry Peskov, dijo que Moscú acoge con satisfacción cualquier esfuerzo de Trump destinado a «poner fin a esta tragedia en curso». «Por supuesto, queremos que este plan se implemente y que ayude a llevar los acontecimientos en el Medio Oriente a una conclusión pacífica», dijo Peskov a la agencia de noticias AFP.
El primer ministro de la India, Narendra Modi, en una publicación en X dijo que “allana el camino para la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible a largo plazo” para Israel, Palestina y la región.
La mayoría de los gobiernos europeos apoyó la iniciativa, incluso en España, uno de los países más firmes en su condena al genocidio, el gobierno quedó dividido. El presidente Pedro Sánchez se mostró partidario de la iniciativa, mientras los ministros de izquierda de su gobierno, de Sumar, la condenaron.
Todos estos posicionamientos fueron previos a que Netanyahu se desdijera y a la interceptación de la Flotilla, que fue condenada en todo el mundo (ver contratapa). En la dialéctica de los acontecimientos EEUU, actuando en nombre de Israel, logra por momentos descentrar los ejes, pero la brutalidad de los hechos luego vuelve a colocarlos en un aislamiento enorme.
Lo que pasa en Gaza
Las palabras y su interpretación nunca pueden obviar los hechos. Tras el anuncio del supuesto “Plan de Paz”, lo que ocurre realmente en Gaza es que Israel continúa con el genocidio.
Ha intensificado los bombardeos, particularmente en la ciudad de Gaza, la principal de la Franja, un enclave milenario, centro político y comercial histórico. La ciudad está aislada, sin que le pueda llegar agua ni alimentos, ya abandonaron la ciudad, como pudieron 700 mil palestinos, quedan 500 mil, muchos enfermos, ancianos, que no pueden huir. Las bombas israelíes y los robots bombas han destruido barrios enteros, más de 300 edificios. Los bombardeos se ensañaron con universidades y escuelas, que es donde la gente se ha refugiado. Los tanques amenazan los pocos hospitales que aún medio funcionan.
Además, Israel interceptó la segunda flotilla humanitaria y secuestró sus barcos y a los 500 militantes que intentaban llevar ayuda a Gaza (ver nota aparte). Una extraña manera de mostrar una voluntad de paz. Más bien una declaración abierta de los verdaderos objetivos: arrasar el pueblo palestino y a toda la infraestructura que hace posible la vida en Gaza.
Lo que importa: Parar el genocidio
Más allá del análisis y del devenir de las conversaciones y negociaciones, nada nos debe distraer de lo principal: Denunciar el genocidio y pararlo. Denunciar el asesinato de niños cuando van a buscar comida. Denunciar que Gaza es hoy la zona del mundo con más cantidad de pacientes pediátricos amputados y que la mayoría de esas amputaciones se hacen sin anestesia, porque los hospitales fueron devastados por Israel. Denunciar que Israel usa el hambre como arma de guerra.
Este plan, lo propone EEUU, que ha vetado sistemáticamente todas las medidas propuestas para parar el genocidio en el Consejo de Seguridad de la ONU y por lo tanto paralizando cualquier iniciativa. Que apoya incondicionalmente a Israel, con dinero, con armas. EEUU, que bombardeó Irán en apoyo a Israel. EEUU, que no concedió las visas a la Autoridad Palestina, reconocida por 150 países, para que participara en la Asamblea General de la ONU. Lo promueve Trump que, anteriormente, propuso que los palestinos se fueran todos de Gaza y construir allí, por empresas gringas claro, una gran zona turística, la llamó “la Venecia del Medio Oriente”.
Lo apoya Netanyahu que violó los dos acuerdos de alto al fuego, coloniza ilegalmente Cisjordania, quiere ocupar y devastar la ciudad de Gaza y afirmó en la ONU, en un discurso que ordenó transmitir por alto parlantes en Gaza para sembrar más terror, que no permitiría nunca un Estado Palestino. Netanyahu, que propuso crear un campo de concentración, al que cínicamente llamó “Ciudad Humanitaria”, para encerrar a todos los palestinos de Gaza allí y ocupar y colonizar el resto de la Franja.
Este plan se presenta, mientras la Corte Internacional de Justicia trata una denuncia, presentada por Sud África, luego adhirieron varios países más, que reclama la condena de Israel por genocidio.
Este plan se presenta cuando, como informara EL POPULAR, hace pocos días la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU, dirigida por una de las personalidades más respetadas del mundo en este ámbito, que presidió el Tribunal Penal Internacional creado a raíz del genocidio en Ruanda, Navi Pillay, concluyó en un contundente informe que “Israel ha cometido genocidio contra los palestinos en Gaza”. El informe establece que “las autoridades israelíes y las fuerzas de seguridad israelíes cometieron cuatro de los cinco actos genocidas”, según la definición de este crimen en Convención Internacional contra el Genocidio, de 1948. Los cuatro actos genocidas comprobados son: matar, causar daños graves físicos o mentales, infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción de los palestinos en su totalidad o en parte, e imponer medidas para impedir nacimientos.
Este plan se presenta cuando la Asamblea General de la ONU, hace 15 días, adoptó una resolución que respalda la solución de dos Estados, Palestina e Israel, por 142 votos a favor, 10 en contra y 12 abstenciones. Uruguay votó a favor de la resolución, al igual que Brasil y México; votaron en contra Israel, EEUU, Argentina y Paraguay entre otros.
Este plan se presenta cuando, hace pocos días, 11 países reconocieron el estado de Palestina, entre ellos Reino Unido, Francia, Canadá, Australia, Países Bajos y Portugal. Cabe agregar que ya son más de 150 países los que reconocen a Palestina como Estado. Uruguay lo reconoció en 2011, bajo el gobierno del Frente Amplio.
Este plan se presenta, cuando, según informa Radio y Televisión Española, el denominado Grupo de La Haya, liderado por Colombia y Sudáfrica, que busca promover sanciones contra Israel, logró sumar a otros 32 estados para coordinar un plan de acción conjunto que «ponga fin a la impunidad» de Israel.
El Grupo de La Haya realizó en Nueva York una reunión, mientras Netanyahu hablaba en una sala semi vacía. De ese encuentro participaron 34 países, España, Irlanda, Noruega, Turquía, Jordania, Arabia Saudí, México, Chile, Brasil, Turquía y Catar, entre ellos. En la reunión se acordó promover medidas legales, diplomáticas y económicas para construir «la respuesta global a los crímenes constantes de Israel, estableciendo un modelo para que todos los Estados cumplan de inmediato con sus obligaciones”.
En una declaración, de la que informa RTVE, que aquí casi ni se conoció, el Grupo de La Haya señaló que propuestas no deben ser «opcionales», sino «vinculantes en virtud de la Convención sobre el Genocidio, las opiniones consultivas de la Corte Penal Internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas».
Este plan se presenta cuando 12 países, España, Bélgica, Dinamarca, Francia, Islandia, Irlanda, Japón, Noruega, Arabia Saudí, Eslovenia, Suiza y Reino Unido, decidieron conformar la Coalición de Emergencia para la Sostenibilidad Financiera de la Autoridad Palestina, que se propone preservar su capacidad de gobernar, así como avanzar en la solución de dos Estados.
Este plan se presenta cuando varios países de Europa prohibieron el ingreso de Netanyahu y algunos incluso le impidieron sobrevolarlos, obligándolo a cambiar su plan de vuelo para evitar ser detenido, en su viaje a EEUU.
Este plan se presenta cuando crecen las movilizaciones en todo el mundo de condena al Genocidio, también en Israel, donde hay incluso enfrentamientos con la policía.
(*) Esta nota es una actualización de la publicada en el Portal de El Popular:
(Con información de Público, La Jornada, ONU News, RTVE, Al Jazeera y elaboración propia)