Raúl Carrión (*)
Hago breves reflexiones sobre los golpistas de ayer en Brasilia:
1) Estos actos se llevaron a cabo bajo la inspiración de Jair Bolsonaro y la descarada omisión con sus deberes de sus ministros militares y parte de las fuerzas armadas, que solamente no ejecutaron un golpe de Estado debido a su aislamiento nacional e internacional.
2) Estos actos terroristas contaron con la evidente connivencia del gobierno del Distrito Federal, especialmente de sus fuerzas de seguridad, quienes escoltaron a los golpistas hasta la Explanada de los Tres Poderes. La barrera policial colocada frente a los Edificios de los Tres Poderes era completamente insuficiente, con unas pocas docenas de policías, solo con dispositivos manuales de gas pimienta, en un claro incentivo a la invasión.
3) La invasión y depredación de los edificios de los Tres Poderes no fue espontánea ni fruto de actos locos de algunos bolsonaristas «radicales». Su objetivo obvio era crear un clima de caos e incapacidad del poder civil para mantener el orden en el país, para dar un pretexto a los militares para intervenir.
4) El gobierno federal no se mostró firme ante los bolsonaristas, no desmanteló los campamentos de los golpistas (para no herir susceptibilidades de los militares), no detuvo las caravanas de los terroristas, confiando ingenuamente en las autoridades de Brasilia y no movilizando ampliamente a la Fuerza Nacional, la Policía Federal y la Guardia Presidencial.
5) Luego, aunque actuó algo tarde, el gobierno federal tomó algunas medidas más duras e intervino en el área de seguridad. Correspondía a Alexandre de Moraes el desplazamiento del gobernador del Distrito Federal.
6) Debe registrarse que solo después de que Alexandre de Moraes determinó el desmantelamiento de todos los campos golpistas frente a los cuarteles militares en todo Brasil, el campamento de Brasilia comenzó a ser desmantelado.
7) Otros actos planeados en varias refinerías de Petrobras, para consolidar el intento de golpe, fueron finalmente abortados.
8) Por todo esto, el momento requiere firmeza y habilidad. Firmeza para derrotar las iniciativas de los golpistas y habilidad para no crear el más mínimo pretexto para cualquier intervención militar.
Las fuerzas para reprimir las acciones golpistas deben ser policiales y no militares, si es necesario trayendo tropas policiales confiables de otros estados y concentrando los principales contingentes de la Fuerza Nacional en Brasilia.
No debemos alentar confrontaciones de movimientos sociales con bolsonaristas, para no alimentar el «discurso» del caos social.
9) Es esencial movilizar a la población brasileña en defensa de la democracia. No hace falta decir la importancia de los actos programados para hoy, en defensa del Estado Democrático de Derecho, amenazado por la ultraderecha neofascista.
¡Los fascistas no pasarán!
(*) Historiador, dirigente del PCdoB de Río Grande do Sul y Presidente de la Fundación Mauricio Grabois de Río Grande do Sul.
Foto de portada:
Toma de posesión de Luiz Inácio da Silva como presidente de Brasil, en Explanada de los Ministerios, Brasilia el pasado 1 de enero. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS.