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Probablemente, uno de los temas que más nos preocupa a todos es llegar a fin de mes; porque ganamos poco o porque tenemos un trabajo precario; porque no estamos en caja o directamente porque no tenemos trabajo. Si además estudiamos, compatibilizar ambas cosas es sumamente difícil. Y si tenemos hijos se triplica la dificultad.
Recién este año los trabajadores recuperamos el salario real que teníamos en el 2019, es decir, que durante todo este período perdimos salario. El impacto de esta situación es mayor en los jóvenes, ya que uno de cada dos gana menos de $25000, en trabajos precarios y una coyuntura de inestabilidad laboral.
Para que los jóvenes podamos realmente tener proyectos de vida a mediano y largo plazo, que nos permita planificar nuestro desarrollo profesional, una futura familia, necesitamos la estabilidad que convierta esa posibilidad en una realidad, y lo primero que precisamos son trabajos dignos, con salarios que nos permitan vivir bien.
Por eso, se necesita crear empleo, subir el salario mínimo, establecer pautas específicas para jóvenes en nuestros primeros empleos y facilitar continuar con el estudio, la formación y la capacitación. Por supuesto, todo enmarcado en políticas generales de empleo y legislación laboral que favorezca los derechos, y la vida de todas las trabajadoras. Tenemos propuestas específicas para atender la situación del empleo juvenil.
Es imposible creer que no estamos en condiciones de avanzar hacia la reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial. Este planteo que ya está en agenda, y para sorpresa de nadie tiene en los sectores del poder su principal detractor. La esperanza es poder vivir en un Uruguay en donde trabajemos para vivir, y no vivamos para trabajar. Que ese trabajo nos permita vivir dignamente, disfrutar el tiempo libre, la familia y amigos, cosas que también son derechos. Debería pensarse específicamente en la reducción de la jornada para trabajadores que estudian o estudiantes que trabajan, para poder compatibilizar ambas actividades.
Es momento de avanzar con una nueva ley de empleo juvenil. Las leyes de promoción de empleo no han sido suficientes para garantizar que se nos contrate para trabajar, o que ese trabajo no sea precario. A veces las empresas usan esos dispositivos para reducir sus impuestos, sobreexplotan jóvenes trabajadores y los despiden cuando cumplen determinados requerimientos. Precisamos una ley que contemple específicamente la contratación de jóvenes para su primera experiencia laboral, así como la primera experiencia laboral con aportes a la seguridad social, y la contratación de jóvenes para comenzar a ejercer en relación con lo que estudiaron. Proponemos que estos sean contratos con compromiso de contratación por al menos 2 años, para también así facilitar el acceso a la vivienda. Y para asegurarnos que se cumplan las condiciones, el Estado debe garantizar la fiscalización de las empresas.
Se debe crear un sistema de becas y pasantías pagas, ya que existen carreras que exigen el desarrollo de pasantías, que muchas veces convierten al estudiante en un trabajador sobreexplotado sin una remuneración acorde. Proponemos establecer criterios y reglamentación, con becas estatales o privadas para poder desarrollarlas dignamente.
También, hay que aumentar la cantidad de días de licencia por estudio, sobre todo para el sector privado, ya que es sumamente restrictiva para poder culminar el liceo, la UTU o realizar una carrera terciaria a la vez que se trabaja. Se debe actualizar la legislación y ampliar la cantidad de días de licencia, el empleador debe obligatoriamente garantizar día libre siempre que coincida un parcial o examen con el trabajo (cosa hoy no contemplada), y una cantidad de días de licencia previos a la instancia acorde a las demandas de los estudios. De esta manera garantizar que todos puedan acceder al derecho a la educación, en todos los niveles.
Proponemos la creación de una bolsa de empleo juvenil. Para esto, hay que trabajar en conjunto con el PIT-CNT, el gobierno y distintas patronales para crear una bolsa de trabajo que permita inscribirse, recibir cursos de capacitación y formación, y generar mecanismos de contratación para ello.
Uno de los sectores que más emplean jóvenes son las plataformas y el teletrabajo. La pandemia impuso por la vía de los hechos un mundo de trabajo virtual desde nuestras casas, y desde hace años vienen instalándose en Uruguay, cada vez con más fuerza, plataformas nacionales o internacionales.
Estas, o son sumamente precarias (sin aportes, o con aportes parciales, con condiciones de trabajo nefastas y horarios excesivos para lograr un sueldo mínimo), o son la forma de exportar nuestra capacidad de trabajo hacia servicios globales. El problema con esta segunda forma de trabajo es que, cuando logren conseguirlo en otro lugar más barato, probablemente abandonen a los trabajadores uruguayos para transferir ese servicio a otro lugar del mundo. Es necesario generar una legislación que proteja a los trabajadores, la promoción de trabajo sostenible en el tiempo, fiscalización sobre las condiciones de teletrabajo y regulación de los mercados de este tipo.
Todo esto debe ir acompañado con políticas generales de aumento de salario y creación de puestos de trabajo. El Estado tiene que ser un dinamizador de la economía y el empleo, y garantizar que éste sea digno y decente. Un próximo gobierno del Frente Amplio no sólo deberá revertir la situación actual, en donde la mayoría de los trabajadores cobramos menos que cuando empezó este gobierno, sino también ser propositivo en materia de salario y empleo. Establecer pautas salariales acorde a las necesidades de la población, promover el desarrollo de sectores de la economía que generan empleo agregando valor a nuestros productos, revertir las medidas que promueven la reducción de funcionarios públicos (que afecta también el desempeño del sector público) y generar nuevos concursos para ingreso al trabajo estatal.