Por Doreen Javier Ibarra (*)
El 1º de setiembre de 1962 se realizó una actividad militante en el primer acto del Frente Izquierda de Liberación (FIDEL), fue realmente impactante.
A partir de ese momento comienza a desarrollarse ampliamente la unidad del pueblo uruguayo a nivel político. El Palacio Peñarol,” Gastón Guelfi”, desbordó de fervor, alegría y pueblo que reiniciaba, después del padre Artigas, su camino hacia un venturoso porvenir, lleno de obstáculos, pero cuyo fin era el de “la pública felicidad”.
Un vibrante don Luis Pedro Bonavita, Presidente del FIDEL, abrió el acto, diciendo:
“señores: esto que iniciamos es una revolución”
Fue una noche de júbilo. Se iniciaba el camino de la unificación de las fuerzas populares orientales.
El puntapié primero estaba concretado. Asimismo, había coincidencia general con las resoluciones y definiciones del Congreso del Pueblo y la novel Convención Nacional de Trabajadores (CNT).
Fue esencial la resolución del XVI Congreso del Partido Comunista del Uruguay (PCU) de 1955 que decidiera propiciar la construcción de frentes populares y la unidad del movimiento sindical. Ello posibilitó conformar, con hombres y mujeres arrancados de los partidos tradicionales, el Frente Izquierda de Liberación, bajo la dirección de Don Luis Pedro Bonavita, Rodney Arismendi, el doctor Aguirre González, el general Arturo Baliñas y tantos otros y otras que son inolvidables para la izquierda. Todos unidos bajo el principio de “Unidad sin exclusiones”.
Más tarde se logró crear una coalición y movimiento que es el Frente Amplio, que el año que viene cumplirá 50 años. En ese transitar se constituyó el Encuentro Progresista, otro mojón unitario y de acumulación de fuerzas.
Hoy 2020, luego de 15 años de gobierno progresista, hemos realizado avances trascendentes en todos los ámbitos: sociales, culturales, laborales, económicos y en los Derechos Humanos. En estos momentos gobierna al país una coalición multicolor que ya comienza a demostrar, como lo dijéramos en la campaña electoral, más allá del coronavirus, que el objetivo de ellos era engañar y restablecer políticas retardatarias y neoliberales que empobrecerán a vastos sectores del pueblo uruguayo. El objetivo de esta dañina coalición es destruir lo más posible los avances obtenidos en los gobiernos de Tabaré Vázquez y de José Mujica. Aspiran a destruir el contenido de las leyes votadas por nuestros legisladores y favorecer exclusivamente al gran capital financiero y terrateniente.
Para la historia de un país cinco años no es nada, pero se hace muy pesado para los seres humanos que sufrimos las consecuencias de mentiras que penetraron en parte de la población. El objetivo es luchar y desnudar el contenido regresivo que implementa la nueva coalición, que se unieron con un solo objetivo: desplazar al Frente Amplio del Poder Ejecutivo.
Tenemos grandes desafíos todos los días; es necesario que la militancia esté en plena movilización, entre otras cosas para conservar la Intendencia de Montevideo, con la compañera Carolina Cosse a su frente; conquistar otros gobiernos departamentales y municipios en toda la República para reafirmar la presencia frenteamplista; continuar dando las batallas parlamentarias para intentar frenar, por ejemplo, el articulado del proyecto de Presupuesto Nacional y otras leyes conservadoras y regresivas; defender con ahínco los avances concretados en nuestros 15 años de gobierno; rechazar todo intento de violentar la constitución de la República y la institucionalidad; estar alertas por la pretensión de volver a la impunidad en los Derechos Humanos y defender a cada compatriota que se vea desprotegido en sus derechos.
Nada mejor que culminar este artículo con la transcripción de las palabras finales de Don Luis Pedro Bonavita en su discurso de 1962, en el primer acto del FIDEL, lleno de fervor patriótico, confianza y optimismo hacia el futuro:
“Como tantas mañanas camperas me interno en la espesa cerrazón que se extiende sobre los campos de la patria, confiando en el mundo infalible de la conciencia del deber. La marcha será larga pero un sol luminoso y cálido bañará la frente de los hombres nuevos entregados a la nueva tarea. Y ya con el sol en la espalda, esperaré la noche con serenidad, bendiciendo la fortuna de haber participado en esta nueva “admirable alarma” del pueblo oriental. Y de algún lado sacaremos fuerzas para repetir en la marcha, la voz de aliento de mis padres a sus compañeros del batallón “Libertad” en las sangrientas jornadas de Tupambaé: “¡avancen, ¡…avancen !, ¡…avancen !!, ¡…avancen!!!“.
(*) Presidente del FIDEL