Homenaje a Álvaro Balbi a 48 años de su asesinato

Como cada año mañana domingo 30 de julio en la plaza que lleva su nombre, ubicada en Luis Morandi y Lezica en Montevideo, se realizará a las 11.00 horas un homenaje a Álvaro Balbi, asesinado hace 48 años por el Terrorismo de Estado. Los oradores serán la diputada de la 1001, Verónica Mato y Nicolas Pons.

Memoria viva

Su esposa Lille Caruso conversó con EL POPULAR sobre el acto que se realizará este domingo en la plaza que lleva el nombre de Álvaro. 

“En plena dictadura siempre hacíamos algo para no dejar pasar donde lo mataron porque fue algo terrible”, afirmó su compañera. 

La placita que lleva el nombre de Balbi no fue elegida al azar, más bien todo lo contrario ya que es un lugar donde el barrio se junta y a pesar de que la intendencia le propuso a Lille varios lugares para homenajear a su compañero en su barrio Colón, ella eligió ese “porque es un lugar donde van todos los chiquilines de la zona, donde incluso iban mis hijos. Uno de mis hijos iba a jugar al futbol ahí”, contó.

“Era un lugar visitado por los muchachos, con vida juvenil y por eso me gusto, además era un lugar a donde Álvaro iba y jugaba con los muchachos, es un lugar con mucha vida familiar. Es así como la intendencia lo hizo, puso ese monolito con una placa y una frase de Julius Fucik, que siempre se ve reflejado en nuestros mártires. Álvaro leía mucho a Fucik, lo leíamos mucho cuando jóvenes”, recordó Caruso.

“Allí en la plaza se plantaron árboles autóctonos del país. Ahora en este momento el piso está lleno de frutos del timbó (conocida como “oreja de negro”). En el Presupuesto Participativo de la Intendencia de Montevideo hemos participado varias veces y hemos conseguido para la plaza hamacas, mesas, sillas. Vamos mejorando la plaza y esta preciosa y es muy visitada por los vecinos, además hicieron unos apartamentos enfrente. Un lugar muy disfrutable donde va la gente a tomar mate. Eso es muy lindo porque tiene mucha vida con la gente del barrio. A partir de mañana (por hoy viernes) desde las ocho horas la Brigada Di Pascua va a pintar un mural en una pared contra la casa de un vecino. Seguro va a quedar muy lindo. Estuve hasta ahora consiguiendo compañeros de la zona para ir, incluso mi hija mañana no va a trabajar para venir a pintar el mural”, añadió Lille emocionada.

“Álvaro era un luchador permanente, iba a trabajar, militaba, y a veces, un día a la semana tenía clases de piano. Tocaba el piano como los dioses, nunca quiso dejar de tocar, hacia música, tangos modernos. Pasó años tocando el piano, mis hijos dormían, él llegaba y tocaba el piano hasta las tres o cuatro de la mañana, escuchar un piano tan bien tocado es maravilloso. Era un artista de vocación”, recordó Lille.

Crónica de un asesinato

Como publicó EL POPULAR en su momento, Álvaro Balbi fue detenido el 29 de julio de 1975, tras una reunión clandestina del Regional 3 del PCU, en la que se organizaba la resistencia a la dictadura, la solidaridad con las y los presos y la propaganda a favor de la libertad y la democracia.

Álvaro Balbi era empleado, músico, y militante de la UJC, del PCU y del Frente Amplio. Durante sus estudios en secundaria fue dirigente estudiantil del gremio del IAVA.

Álvaro tocaba piano, violín, guitarra, fagot, era estudiante en el Conservatorio Nacional de Música y aspiraba a ingresar en la Sinfónica. Además, formaba parte de un grupo de música llamado “Ibirapitá”, con el que tocaban en todo tipo de actividades del movimiento popular, recorriendo buena parte del país. Álvaro amaba jugar al ajedrez y era un apasionado lector.

Cuando lo detuvieron Álvaro tenía 31 años, estaba casado con su compañera Lille y tenía cuatro hijos.

Fue detenido por la Policía mientras participaba en una reunión clandestina en el Regional 3 del PCU, junto a otras siete personas; todos fueron conducidos al Departamento 2 de Inteligencia y Enlace, luego trasladados a un lugar donde pasaron la noche a la intemperie, era el Cuartel del Regimiento de Coraceros, hoy Guardia Republicana, en Montevideo. 

El allanamiento y detención estuvo dirigido por el Sub-Comisario Eduardo Telechea y el Agente de 2º Adolfo Alem Castro, alias “La Momia”. Medina, Sande Lima y Navas son sindicados de haber participado, junto a Alem Castro, en la tortura de Álvaro.

Apenas dos días después, el 31 de julio de 1976, funcionarios policiales informaron a la familia que había muerto a la 1 de la mañana por un ataque de asma provocado por enfriamiento. En realidad, Álvaro murió poco más de 24 horas después de su detención a causa de las torturas recibidas. Álvaro fue asesinado.

La familia de Álvaro y sus compañeros denunciaron desde el primer momento el asesinato y negaron la versión oficial, que mantuvo en la impunidad al crimen y a los criminales durante 46 años.

Según consta en investigaciones realizadas: “…El informe de la autopsia que recibió el Juez Militar de Instrucción (…) probaba precisamente la muerte por asfixia con aspiración de agua (…) Las muestras de violencia son obvias en el examen externo: “Enseña cianosis en cabeza y cuello, erosiones en ambos codos y muñecas, erosiones y equimosis en tórax y abdomen, erosiones en ambas espinas ilíacas y rodillas” (…) Lo mismo resulta del examen interno: “Pequeños y múltiples hematomas subcutáneos en pared abdominal” es una clásica de todas las víctimas del “submarino”, causada en el vientre por los bordes del tacho. La muerte por asfixia está indicada por tres datos inequívocos de la autopsia, más irrefutable aún por el hecho de manifestarse juntos”.

La autopsia fue practicada por el Prof. Dr. José A. Mautone quien estableció en el certificado de defunción correspondiente, como causa de la muerte “insuficiencia cardiaca pulmonar aguda debido a stress”.

A pesar de las evidencias de violencia, el 29 de agosto de 1975, el Juez Militar de Instrucción de Primer Turno, decretó a pedido del fiscal la clausura de los procedimientos.

Esta mentira fue repetida en todos los organismos internacionales por Juan María Bordaberry y Juan Carlos Blanco, el canciller de la dictadura, senador del Partido Colorado luego.

El 26 de octubre de 1985, tras la recuperación democrática, Lille presentó una denuncia penal. En 1988 la investigación fue detenida cuando Julio María Sanguinetti incluyó el caso en la Ley de Caducidad.

El 12 de mayo de 2011, José Mujica, aplicando la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el Caso Gelman, anuló este decreto y abrió el camino para la investigación nuevamente. El de Álvaro fue el primer decreto que anuló Mujica de los más de 80 con los que Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle y Jorge Batlle habían frenado otras tantas investigaciones de crímenes de lesa humanidad, incluyéndolos en la Ley de Caducidad.

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