Paola Beltrán
La movilización del 8M en Montevideo sigue demostrando la imponente capacidad de movilización y organización que tiene el movimiento feminista, diverso, amplio y conmovedor. Miles marcharon y miles más esperaron avanzar cuando no había hacia dónde porque el recorrido quedó chico y después de tres horas apenas se recorrió una cuadra.
No importó, ninguna se movió, cada una miró a su alrededor y allí mismo se armaron las tribus de compañeras de diversas edades y experiencias y fueron una en el canto, en la consigna, en el puño alzado.
Encabezando esta marcha histórica estuvieron las mujeres que desde hace tres años sostienen las Ollas Populares. Un merecido reconocimiento al enorme esfuerzo y sacrificio que han hecho estas mujeres humildes y fuertes que, movidas por la ternura solidaria, han cumplido un rol social que debería haber asumido el gobierno pero que, ante su ausencia, dieron el paso al frente y sostuvieron a miles de uruguayos y uruguayas con un plato de comida y mucho más.
Dos de las protagonistas de esta gesta solidaria y colectiva conversaron con EL POPULAR y compartieron sus experiencias y aprendizajes. Nos ponemos de pie, las abrazamos y extendemos ese abrazo hacia todas las mujeres que, en todo el país, no dudaron un segundo en tender la mano y sostener a sus iguales.
Gabriela y Lourdes
Gabriela Ríos es referente de las Ollas en Bella Italia, un barrio en que la pobreza golpea fuerte. Sirve 555 porciones de comida al día, de lunes a viernes. La Red que encabeza cuenta con 11 ollas, pero cuando recibían los insumos del MIDES eran 29.
Lourdes Gómez es referente del Barrio Municipal y allí tiene una olla que actualmente se encuentra en una situación crítica, no solo dejó de recibir los insumos del MIDES, como todas las demás, sino que debido a que se tomó unos días para ir a Bella Unión y sus hijas no lograron servir la merienda, se encuentra suspendida de los insumos que brinda la Intendencia y a la espera de una nueva visita para acceder nuevamente. Son cientos las personas que asisten a alimentarse tres días a la semana y los restantes sirven leche para los niños y las niñas.
Las mujeres, como Gaby y Lourdes, que lleva adelante una Olla, también son madres y son responsables de las tareas de cuidado. La hija pequeña de Gabriela “casi que se crió en la olla y aprendió un montón sobre la solidaridad”. Lourdes expresa que “los uní a mí. Mi esposo estaba sin trabajo, él me ayudaba a cocinar, a limpiar, mis hijas me ayudaban a cocinar mientras estaban sin trabajo, estaban siempre conmigo acá.
La motivación
Ante la consulta de qué las motivó a sacar una Olla la referente de Bella Italia nos cuenta que siempre tuvo en la cabeza el tema de la “solidaridad”. Veía las necesidades en su barrio, pero no sabía qué hacer.
“La olla me salió porque yo tengo muchos niños en el barrio y los padres son casi todos hurgadores y cuando empezó la pandemia no podían salir y no podían hacer feria y ellos con lo que hurgaban hacían feria y ahí dije “algo voy a hacer” y se me ocurrió la Olla Popular y ahora el 26 de marzo cumplimos tres años”, explicó Gabriela.
Para el caso de Lourdes se quedó sin trabajo, un amigo de la familia le comenzó a acercar insumos que juntaba con sus compañeros y le ofrecieron poner una olla. Lourdes tenía experiencia en cocinar para mucha gente. Es oficial pintora y albañil, trabajadora de la construcción y muy vinculada al SUNCA, en sus Congresos integraba los equipos que cocinaban para más de mil participantes, por lo que cuando surgió la posibilidad sus hijas la alentaron y dió el paso al frente.
Ninguna de las dos tenía experiencia previa de organización barrial, ni habían participado en comisiones vecinales. De hecho, ambas comentaron que más bien eran cerradas a sus vecinos y vecinas. Esta experiencia solidaria les enseñó mucho y lo cuentan con mucho orgullo y alegría.
“No trataba con la gente a pesar de que trabajaba con el público, no saludaba, no tenía trato. Esto me llevó a saber que hay otro mundo al lado mío, que no lo veía antes porque antes era una persona muy cerrada que no trataba con otra gente y hoy por hoy te puedo decir que la solidaridad me sacó una parte de mi vida, pero me dio otra mucho mejor porque soy una mujer que puede hablar, decidir y plantarme; antes no lo hacía. Antes todo era la opinión de los demás y ahora decido yo lo que quiero hacer de mí y hasta donde puedo llegar y hasta donde no”, afirmó Gabriela.
Por su parte, Lourdes expresó que “se aprendió mucho”. Un caso emblemático y que da cuenta del tejido de vínculos que se fue construyendo en torno a la olla es el de una vecina que jamás hablaba con ningún vecino, hasta que un día golpeó en casa de Lourdes. Se había quedado sin trabajo y se acercó a preguntar si podía ir a la olla. Fue recibida y se trabajó para unirla al barrio, la apoyaron en sus problemas y se integró. Muchos vecinos y vecinas se acercaron “gente con la que no contabas antes y que de un día para el otro llegaban y se ponían a pelar verdura, a limpiar. Se formó mucha unión en el barrio”.
Las mujeres y la pobreza
En la experiencia de estas dos referentes, las mujeres sostienen las Ollas porque no es viable pagar “una niñera” y que alcance el salario, la edad también influye “después de los 50 es casi imposible conseguir empleo y para el caso de que seas joven te piden referencias que no tenés”. Las distancias también dificultan, puesto que, si sumamos las dos horas de viaje para ir y venir al trabajo a las ocho horas de la jornada, prácticamente no tienen tiempo para atender a los hijos y las hijas. La mayoría de las mujeres con niñez pequeña a cargo son jefas de hogar.
Lo que queda es “apechugar” como dice Gabriela y buscar cómo sea el plato de comida. Las Ollas se transformaron en un espacio de contención y colaboración. Muchas de estas mujeres comenzaron a asistir para alimentarse, pero rápidamente asumieron tareas en la Olla. El cuidado de los hijos e hijas se transformó en cuidado colectivo.
“Formar un colectivo en el barrio hace un montón”, reflexiona Gabriela mientras que Lourdes entiende que tienen que generarse oportunidades laborales barriales que permitan el desarrollo de las mujeres.
Encabezar la marcha
Son estas las mujeres que el ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, acusó de utilizar los recursos del Estado de forma irregular. A estas y otras Ollas envío jefes de oficinas, cargos políticos y no funcionarios técnicos a inspeccionar, para luego, sin ningún tipo de interés en entender sino más bien todo lo contrario, utilizar información distorsionada para acusar a estas mujeres de cometer delitos.
Son estas mujeres las que fueron violentadas, una vez más por el Estado y lloraron de rabia e impotencia cuando sus nombres aparecieron en encabezados de diarios con acusaciones falsas. Mujeres que durante tres años no han hecho más que sostener, cuidar y tejer todos los días en sus barrios la comunidad que lucha y buscar salidas colectivas a una crisis que arrasó con hambre y desempleo.
Encabezar la marcha, en palabras de Gabriela “la verdad es un orgullo porque con todo lo que venimos trabajando veo que, por lo menos, por una parte, nos valoraron y estamos ahí al frente”.
Entre los muchos cursos que brinda la Intendencia a estas militantes sociales, uno de ellos fue “Fortalecidas”. Se trata de un programa que tiene como objetivo fortalecer los procesos de participación y empoderamiento de mujeres y disidencias a nivel personal y colectivo, favoreciendo el desarrollo de capacidades para incidir en sus propias vidas y su entorno. Promoviendo su autonomía a través de apoyos que permitan mejorar las condiciones para ejercer sus derechos, desarrollar su autoestima, pensarse y proyectarse.
“Yo no creía en eso del empoderamiento – aclara Gabriela – pero me di cuenta de que no podés ser el trapo de piso de otra persona, que tenemos que ser valoradas y que las mujeres valemos un montón. Crecí como mujer y como persona en estos tres años”, concluyó.
Estado ausente, Ollas presentes
“Estamos en 2023, el primer año fuera de la pandemia y, a pesar de anuncios del gobierno que indican mejoras en las condiciones económicas, el hambre no ha cesado. Las mujeres venimos cubriendo todos los retrocesos a costa de más explotación y precarización. Las mujeres de las ollas y merenderos sostienen barrios enteros a lo largo y ancho de todo el país. Esta respuesta popular y feminista expone escandalosamente la ausencia del Estado que ya retiró los apoyos a las Ollas, precisamente, en este mes de marzo”, denunció la Intersocial feminista en su proclama.
Cuando la crisis campea, el pueblo responde y las mujeres, en los territorios demuestran, una vez más, su capacidad organizativa y de transformación social. ¡Salud!
Foto de portada:
Marcha por el Día Internacional de la Mujer encabezada por las mujeres de las ollas populares. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.