Cuando el odio se apodera de los posibles contenidos de la discusión política, aparecen escenas más que grotescas y ello es algo que, en el caso de la discusión política en Argentina, viene ocurriendo cada vez con más frecuencia y desparpajo.
Además del spot publicitario de una concejala que invocaba a la serie “El juego del calamar”, se ha conocido que una diputada provincial de Entre Ríos, militante del Partido Radical, ha hecho pública una “interpretación” de la intervención quirúrgica a la que fue sometida la vicepresidenta del país, Cristina Kirchner.
“Cristina, el reaseguro de poder (del Frente de Todos), aparece más vulnerable que nunca cuando debe ser sometida a una histerectomía ¡Le sacaron el útero!», consigna Página 12 que escribió Gracia Jaroslavsky “en su columna «Game over», en el medio Noticia Uno de Entre Ríos”.
Pero la seudo interpretación pretendidamente psicoanalítica, no se detuvo allí. La legisladora radical agregó «simbólicamente es muy fuerte que, a la mujer más poderosa del país, la madre del poder, le hayan extirpado su centro energético más poderoso».
Las expresiones de odio, disfrazadas de “interpretacionismo psicológico”, continuaron, «esto no tiene que ver con ser madre o no, con ser joven o no (…) tiene que ver con sentimientos atávicos, tiene que ver con un lenguaje que quizás muchos no comprendan o juzguen absurdo, o incluso condenen, pero si prestamos atención, si percibimos lo sutil, es probable que advirtamos que este momento de Cristina es correlativo con el advenimiento de un tiempo que no la tendrá en el centro del poder (…) el universo es implacable», insistió la radical.
Escudada en una supuesta “epistemología holística”, la legisladora que de acuerdo al medio de prensa “se define en su cuenta de Instagram como exdirectora del Diario La Mañana, exconcejala y ex intendenta de Victoria y exdiputada nacional», afirmó que, “para los que tenemos una visión holística, este nuevo tiempo va a mostrar la telaraña, los hilos imperceptibles que enlazan al hombre y a la naturaleza con una conciencia universal. Ese pasaje es inexorable”.
Al vaticinar un posible escenario postelectoral, agregó que, el lunes, posterior a las elecciones habría “un gobierno confuso y aturdido, nunca bien predispuesto a la derrota”, por lo que convocó a “agudizar nuestra racionalidad, guardar las emociones, y aprender y enseñar la paciencia, la palabra y el acuerdo como ordenador de un nuevo escenario».
El medio de prensa argentino recuerda que no ha sido Jaroslavsky, la única y solitaria representante de la oposición que ha hecho un uso “político” de la histerectomía que debió enfrentara la vicepresidenta de la nación.
Precediendo a la referente radical, Patricia Bullrich también recorrió “el camino de la ironía y del buen uso electoral”, cuando dijo en referencia a Cristina que, «en los momentos difíciles se esconde, no está», frase con la que sostuvo la tesis especulativa de que Cristina planificó su operación para no estar presente cuando «los resultados (electorales) nos den a nuestro favor». Ambos casos muestran, a las claras, lo que emerge cuando coinciden los odios de clases con las formas patriarcales de pensar la política y las relaciones sociales.
Rolando Arbesún