Los días más felices

UJC

La felicidad es del pueblo, es colectiva y compartida. Desde el domingo a las 20:30hs, cuando los primeros sondeos ya confirmaban la victoria de la fórmula frenteamplista, el aire en Uruguay cambió. Se respira alegría, las sonrisas y los abrazos abundan. Ya se siente, la gente lo siente, vuelve el pueblo al gobierno.

Fueron los cinco mejores años en la vida de algunos pocos uruguayos, esos malla oro que no tuvieron que sacrificar nada mientras miles de uruguayos perdían la vida en la pandemia, porque más importante que cuidar a la gente, era que ellos no perdieran plata. Los mejores cinco años de los patrones, que tuvieron al gobierno haciéndole favores y votando con ellos más del 90% de las veces durante los consejos de salarios. Los cinco mejores años de quienes aumentaron sus ganancias para llevárselas a paraísos fiscales del exterior, mientras los trabajadores perdimos cuatro años de poder adquisitivo. Fueron los cinco mejores años en la vida de los grandes narcotraficantes, desde pasaportes que les permitieron la libertad, hasta un puerto regalado a una empresa extranjera que no realiza correctamente los controles, pasando por toda la flexibilización en el control del lavado de dinero.

Los uruguayos abrimos la heladera, vimos el estado de cuenta después de pagar las facturas, volvimos de la calle con miedo, y supimos claramente quién tuvo los cinco mejores años de su vida y no fuimos nosotros.

La ferrari

El 1° de marzo del 2025 vuelve el Frente Amplio al gobierno, y con él el pueblo. Volvemos a soñar, porque sabemos que podemos hacer realidad esos sueños. Volvemos a tener la esperanza de poder avanzar como país, y construir un Uruguay que vuelva a ser vanguardia en derechos conquistados. 

Pero volvemos con el desafío de reconstruir un Estado uruguayo presente y activo, volvemos con el desafío de recomponer una sociedad más igualitaria.

Sin dudas uno de los principales desafíos será recomponer un tejido social que pende de un hilo. La falta de políticas públicas en este período afecta de forma negativa a la mayoría de la sociedad uruguaya, y lo hace desde diferentes aristas. La desatención en aspectos claves de la estructura social nos lleva a tener que pensar en medidas de urgencia para evitar que siga aumentando la desigualdad y la pobreza. Una de esas urgencias es la infantilización de la pobreza, que tanto estuvo en el discurso durante la campaña, pero poco hizo el gobierno por atenderlo. A su vez, atravesamos dos emergencias nacionales, una es el aumento de la violencia de género (y su impacto en la violencia hacia niños y adolescentes), y la emergencia en salud mental, que sufren especialmente los jóvenes. Tres situaciones que son consecuencia directa de las políticas del actual gobierno, y el desfinanciamiento para su atención. Estos temas prioritarios están en la agenda tanto de la fórmula como de legisladores frenteamplistas, pero no son los únicos aspectos que hay que reconstruir.

Las facilidades que tuvo el gran narcotráfico en este período impactaron también en los otros eslabones de la cadena, es así que enfrentamos un momento con altos niveles de violencia e inseguridad en los barrios. Y si bien toda la evidencia demuestra que la mejor manera de frenar este aumento de la violencia (que también es consecuencia directa del gran aumento de la desigualdad) es con más presencia estatal, este gobierno hizo lo contrario. La presencia estatal (que no es solo desde la policía, sino con centros educativos, centros de salud, etc.) es fundamental para combatir los efectos del narcotráfico en uno de sus últimos eslabones, pudiendo dar respuesta y ser amparo a los problemas que sufren las personas en los territorios.

Claramente también habrá que atender la situación deficitaria que dejan en la salud pública y en la educación, donde implementaron una reforma nefasta. Recuperar los niveles de inversión en vivienda que permitan garantizar un techo a más personas, y también la inversión en obra pública. Hay que rever también la legislación que abrió camino al desmantelamiento de ANTEL.

Son muchos los aspectos en los que habrá que recuperarnos como país, a la vez de trabajar en pos de avanzar, es por esto que se hace imprescindible que el nuevo gobierno frenteamplista cuente con gran participación social.

El día después

Cuando perdimos el gobierno hace cinco años se le exigió al Frente Amplio una autocrítica, que explicara por qué había perdido, y si bien se realizó un congreso donde todos los frenteamplistas fueron parte de la discusión, la verdadera autocrítica se dio en la calle.

El proceso de referéndum de la LUC mostró a un Frente Amplio trabajando codo a codo con las organizaciones sociales más importantes del país, a la vez que los comités de base de todo el país desarrollaban acciones solidarias en cada barrio durante lo más crudo de la pandemia. La recorrida del Frente Escucha, llevó a la fuerza política a cada rincón del país y generó diálogo con organizaciones, asociaciones, clubes, iglesias y cada expresión de gente organizada y queriendo participar. Ahora es momento de que todo esto se traduzca en la acción del nuevo gobierno, construyendo junto a quienes estuvieron estos años a nuestro lado.

Lejos de terminarse todo con las elecciones, recién estamos empezando, y en la autocrítica revalorizamos la construcción colectiva con aquellas organizaciones que al igual que nuestra fuerza política buscan hacer de Uruguay un país con derechos, con igualdad y con justicia social. 

Tendremos cinco años para recuperar y recomponer la sociedad que este gobierno poco a poco fue rompiendo, y también son cinco años para seguir avanzando en ese Uruguay del futuro que tanto soñamos.

Desde otorgar el presupuesto necesario para mejorar la educación, volver a pensarla junto a sus actores diarios (docentes, estudiantes, funcionarios), y reconvertirla, no para las necesidades del mercado sino las del país, volviendo a darle el valor que se merecen las materias que fomentan el pensamiento crítico. No solo recuperar la inversión en vivienda, sino mejorar la legislación para que se protejan los derechos de los inquilinos, y que el acceso a un techo no dependa de la especulación inmobiliaria. Volver a defender los derechos de los trabajadores, generando políticas de promoción del empleo de calidad, pensando específicamente en los jóvenes. Estos son aspectos esenciales que impactan en la vida de la gente, y una de las cuestiones que necesitamos en pos de mejorar la salud mental de nuestra juventud, es que podamos tener un mínimo de estabilidad en nuestras necesidades básicas para poder pensar y planificar nuestro futuro.

Tenemos todo para poder también avanzar en derechos sociales, recuperando las políticas que este gobierno ignoró y mejorando algunas legislaciones para poder garantizar un acceso pleno a esos derechos conquistados, y que nos colocan en la vanguardia social de nuestro continente.

Para todo esto no basta con tener el gobierno, y por eso la participación social es tan importante, para defender lo que hacemos y exigir lo que falta. Construir el Uruguay de la justicia social es una tarea colectiva, y así volveremos a los días más felices, que fueron, son y serán con el pueblo en el gobierno.

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