UJC
Este 1° de Marzo, además de la vuelta de un gobierno que defienda los intereses de las grandes mayorías nacionales, vamos a estar celebrando que se cumplen 40 años del retorno democrático en nuestro país. 40 años de una Democracia que debemos perfeccionar y a la vez defender, en un movimiento dialéctico, pensando en llevar a la práctica su idea más radical, la de que es el pueblo que toma sus decisiones y es para beneficio del pueblo que se toman las decisiones. Nuestra Democracia va a ser mejor cada vez que la idea de que “Naides es más que naides” se concrete un poco más en la vida real de la gente que vive en nuestro país.
La construcción de una de las Democracias más fuertes de este continente, un continente plagado de desigualdades e injusticias que justamente atentan contra el corazón de la Democracia, no puede ser pensada desde aquel 1° de Marzo de 1985. Porque hubo acontecimientos y acciones que hicieron germinar un proceso de fortalecimiento de la Democracia, de valoración por ella, incluso cuando no existía, así como hubo otros que la bastardearon mientras formalmente ya nos encontrábamos en ella.
La dictadura en Uruguay, por supuesto atentó contra la Democracia de nuestro país, pero no solo porque suprimió las elecciones libres, componente importante pero no único de nuestra concepción democrática, sino que fue contra el corazón de las mejores tradiciones del Uruguay. Fue un intento de exterminar aquellas ideas que se encontraban en el corazón de una idea de Democracia sustantiva y de disciplinar la existencia de procesos de transformaciones que vayan en esa dirección. Es decir, no solo quisieron matar y secuestrar para un gran ajuste conservador político y económico durante el tiempo que estuvieron en el gobierno, sino que fue un mecanismo de comprometer las posibles transformaciones del futuro. Por eso, también, seguir luchando por Verdad, Memoria y Justicia es más importante que nunca, porque cada resquicio que les ganemos va a ser un resquicio más de libertad de autonomía para decidir, un resquicio que nos acerque a una Democracia plena, sin imposiciones de aquellos que quisieron destruirla, y por supuesto también, una Democracia es más plena cuando reconoce a aquellos hijos e hijas que lucharon por ella, en sus momentos más oscuros a pesar de que eso le pudiera costar la vida.
Pero no fueron solo el asesinato, la desaparición, las torturas físicas de lo que se trató la dictadura. También el objetivo político y económico de transferir recursos a los sectores más poderosos. Durante ese período el salario cayó más del 50%, hubo un aumento del 15% de los ingresos del capital en relación con el PBI, duplicación de participación del sector financiero en el mismo. Todo en un contexto de crecimiento del producto general durante esos años. Por lo tanto podemos decir, que la tarea central de una Democracia sólida y profunda es permitir la expresión y organización de los sectores populares para que exista una transferencia de recursos de los sectores más poderosos y más acaudalados hacia los sectores que más lo necesiten de acuerdo a un criterio de absoluta justicia social que permita garantizar, al menos, unos mínimos derechos como que nadie se vaya a dormir sin comer, que nadie se quede sin estudiar, que todos tengamos un lugar digno donde dormir, que se nos pague un salario justo y que nos permita vivir de nuestro trabajo. Parecen cosas sencillas, pero siguen siendo los principales desafíos que tiene nuestro país y su Democracia, expandirse y llegar a todos, porque en sus limites y en la desconfianza que eso genera se encuentra el germen que toman los sectores más reaccionarios para enfrentar al último con el penúltimo.
Como decíamos antes, hubo acciones durante la dictadura que pusieron los cimientos que sostienen estos años de Democracia ininterrumpida. Por supuesto uno es la huelga general, que marcó a fuego cual es la posición de los trabajadores organizados y que dejó esa llama encendida de lucha por la libertad cueste lo que cueste. Unidad, organización y lucha en Defensa de la Democracia. Otro aspecto central fue la lucha clandestina durante todo el período dictatorial que tuvo como corolario central ese plebiscito del 80, donde frente a todo pronostico las fuerzas democráticas, censuradas resultaron victoriosas. Finalmente, podemos hablar de un tercer hito que es aquel famoso “Rio de Libertad” donde fuerzas políticas diversas se juntaron para marcar que era el fin de la dictadura.
Esto es un acontecimiento realmente importante por la profundidad y amplitud que tuvo la convocatoria, con el objetivo de finalizar el período autoritario, desde aquellos sectores que nos quieren hacer creer que la Democracia es una cascara vacía se señala una y otra vez como que la Democracia son esos dirigentes partidarios juntos en el estrado y ahora en el tiempo llevándose bien en los despachos del Palacio Legislativo.
Hay que ser claros, la Democracia es aquello que pasa debajo de los estrados, es la posibilidad de discutir ideas, de que el pueblo que conformó ese rio sepa que intereses se representan y que el mármol no lo oculte, porque ahí se abrigan esperanzas de transformación muy importantes, y mal le hacemos a nuestra Democracia en banalizarla con poses impostadas y buenos modales que solo ocultan un trato servil para con los más poderosos.
Decíamos que también durante estos 40 años hubo retrocesos democráticos y actores que fueron contra los principios centrales de ésta. Sin duda, lo podemos ver en Manini Ríos y su negacionismo del terrorismo de Estado. Pero también lo vemos en aquellos que han intentado destruir el patrimonio del Estado queriendo vender las empresas públicas o han intentado ahogar a la universidad de la República. Esas recetas que nos llevaron a un camino que explotó con la crisis del 2002, esa que expulsó e hizo pasar hambre a miles y miles de compatriotas. Otro ajuste antidemocrático que hizo que muchos se la llevaran de arriba. Ahora nos quieren hacer creer que algunos gobernantes se “la comieron” cuando fueron los principales responsables de elegir caminos y “soluciones” que beneficiaran siempre a los mismos. Evidentemente, no aprendieron mucho porque éste último gobierno de coalición volvió a gobernar para los amigos, dejándonos años que no fueron los mejores de nuestras vidas, ni por asomo. Como canta asaltantes “Negligencia y Corrupción”.
Asume un nuevo gobierno del Frente Amplio, tiene la responsabilidad histórica de hacerle honor a esos 40 años de Democracia, a esa autocrítica tan mencionada que nos llevó a un gobierno de retroceso en todo sentido, y con profundo dialogo, pero sin perder nunca el rumbo volver a conectar con los sectores a los que históricamente está llamado a representar que es en definitiva con los intereses generales de la sociedad uruguaya. Hay que retomar la senda de construcciones democráticas como el hospital de ojos, los consejos de salarios, el Plan Ceibal, la lucha contra la violencia de género, la garantía de la atención en salud mental, la garantía del acceso a cuidados, la profundización de los derechos laborales.
No lo decimos con ajenidad, sino como integrantes de esta maravillosa fuerza política, y del conjunto de un bloque político y social transformador, debemos impulsar las ideas justas que acumulen en las más amplias capas de nuestro pueblo, porque aquellas ideas que no se defienden con movilización popular, que no tienen un respaldo consciente de las grandes mayorías se convierten, en el mejor de los casos en ideas muertas que están destinadas a la fragilidad constante.
Es necesario impulsar transformaciones políticas y sociales de avance que calen en cada uno de los y las uruguayas.
Si esas transformaciones necesarias y urgentes son atacadas, si esas transformaciones tienen un trabajo político atrás que implique la organización y la conciencia sobre el valor de esos cambios, podremos decir que estaremos asegurando muchos años más de elecciones libres, pero sobre todas las cosas, muchos años más de Democracia profunda, a la uruguaya. Con Artigas diremos, que los más infelices fueron los más privilegiados.