El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva reiteró su rechazo a las condiciones que pretende imponer la Unión Europea para un acuerdo con el Mercosur.
Las condiciones del bloque comercial europeo fueron definidas por el mandatario brasileño como una “espada en la cabeza” del Mercosur, valoración que fue acompañada según consignó Telesur por el presidente argentino, Alberto Fernández.
El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, recuerda el medio de prensa, viene discutiéndose desde 1999, y fue firmado en 2019, durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro.
Lula pidió a sus socios del Mercosur elaborar “una respuesta rápida» y «contundente», que permita poner en marcha el proyecto comercial, ante la postura de «desconfianza» y «amenazas» de sanciones por parte de la Unión Europea (UE).
Al referirse a esta situación de desconfianza, el mandatario brasileño dijo que los «socios estratégicos no negocian con desconfianza y amenazas de sanción».
A pesar de ello, Lula ratificó su compromiso para llevar adelante la «conclusión de las tratativas con la UE», al tiempo que no dudó en criticar el anexo medioambiental propuesto por el bloque del viejo continente, al acuerdo general alcanzando en 2019, anexo al que calificó de «inaceptable».
“Es un acuerdo de socios, es un acuerdo de socios estratégicos. Entonces, ningún socio estratégico pone una espada en la cabeza del otro. Sentémonos, arreglemos nuestras diferencias y escuchemos lo que es bueno para los latinoamericanos, lo que es bueno para el Mercosur y lo que es bueno para Brasil”, subrayó Lula da Silva.
Al referirse a este último punto, el presidente argentino Alberto Fernández coincidió con su par brasileño al afirmar que “la presentación de nuevas demandas en materia ambiental por parte de la UE (…) luego de prácticamente cuatro años, durante los cuales el proceso negociador estuvo virtualmente detenido por diferencias políticas internas de Europa, nos presenta una visión parcial del desarrollo sostenible».
Fernández, recordó las reiteradas dudas que se mantienen respecto al acuerdo tal y como fuera suscrito a mediados del 2019.
“Se trata”, subrayó, “de dudas y reparos que veníamos planteando, tanto dentro de nuestro bloque como a nuestras contrapartes. Tenemos una visión crítica de lo que se acordó entonces».
