Un día como hoy, pero hace 151 años, comenzaba en París, Francia, la primera revolución proletaria de la historia.
Como resultado de la revuelta de los trabajadores, fue elegido el primer gobierno de la clase obrera, conocido como la Comuna de París.
Desde el 18 de marzo de 1871 y durante 72 días, la revolución de los obreros y obreras franceses pasó a ser el ícono por excelencia de las luchas de clases de la época.
Derrotada a sangre y fuego y con muchos de sus participantes fusilados, la primera revolución proletaria de la historia supo poner en jaque a las clases dominantes y dar esperanzas a los trabajadores de los sectores populares.
Se estima que el final trágico de la Comuna, dejó entre 30 y 40 mil muertos, todo ello bajo un solo objetivo estratégico: liquidar la posibilidad de revolución por las tres próximas generaciones, tal y como afirmó el general Thiers, “el gran asesino de los trabajadores que agrupados en pelotones morían fusilados al grito de ¡Viva la Comuna!”
Desatada sin un plan premeditado, la Comuna de París quedó rápidamente asociada a la Internacional, al tiempo que la raíz común de “comuna” y “comunismo”, creó las condiciones para ciertos deslizamientos de sentidos, que la ubican como uno de los acontecimientos históricos, que dieron forma a todo el simbolismo de las luchas obreras.
Sobre ella, Marx escribió “el viejo mundo se retorció en convulsiones de rabia ante el espectáculo de la Bandera Roja, símbolo de la República del Trabajo, ondeando sobre el Hôtel de Ville”.