Texto leído por Madres y Familiares de Desaparecidos en la conferencia de prensa en la que se anunció que la compañera hallada en el Batallón 14, el 6 de junio de 2023, es Amelia Sanjurjo, militante del PCU, resistente a la dictadura, secuestrada y desaparecida el 2 de noviembre de 1977:
Montevideo, 28 de mayo de 2024
Amelia, la “Pocha”, nació el 23 de setiembre de 1936; tenía 40 años cuando se la llevaron. Vivía en Colón barrio que supo cobijarla y quererla. Antes de su detención, trabajaba como vendedora de libros.
Gran lectora, siempre dispuesta a contar una historia a los chiquitos que quisieran escucharla.
Amelia era una mujer dulce, coqueta, cálida, distraída, pero de gran temple; así la describen quienes la conocieron. Paciente y tozuda con su cabello alborotado y su hablar pausado. Con su infaltable sonrisa. Muy sacrificada, dedicó su vida entera a su militancia y fue consecuente con ella hasta el final: “como militante, era incomparable cómo militaba ella, día y noche militaba, no le importaba la hora que volviera a su casa”; así la recuerdan: militante de alma.
Amelia fue secuestrada un dos de noviembre de 1977 en la vía pública. Fue trasladada al Centro Clandestino de Detención “La Tablada”.
Hace casi un año, el 6 de junio de 2023, sus restos óseos fueron hallados en la trinchera N°405 del Batallón N°14 de Toledo. Recién hoy, podemos darle un nombre. Hoy: Amelia vuelve a su casa, a su familia y a su pueblo.
Desde la Asociación de Madres y Familiares de uruguayos detenidos desaparecidos, no podemos más que agradecer el trabajo incansable de la Fiscalía Especializada, al equipo de búsqueda de la Institución Nacional de Derechos Humanos, al GIAF y al EAAF. Ha sido el trabajo en conjunto el que nos ha permitido poder arribar a la identificación de nuestra compañera en lo que ha sido un proceso lento y doloroso, pero que hoy finalmente nos permite llegar a la verdad de su nombre.
Amelia estuvo secuestrada por mucho tiempo; incluso después de que se recuperaran sus restos, sus victimarios continuaron secuestrándola. ¡Cuánto más fácil hubiese sido todo si quienes tenían la información la entregaban!
Quienes la torturaron y asesinaron, quienes la enterraron, sabían que este cuerpo pertenecía a Amelia y aun así, de forma cobarde, decidieron continuar callando.
Hoy, siguen callando: siguen manteniendo a nuestros familiares secuestrados, siguen ejerciendo su odio y su miedo. Por ello, hoy volvemos a exigir: ¡que nos digan dónde están!
Hoy, un paso más cerca de la verdad, reafirmamos nuestro compromiso eterno con la búsqueda de nuestros seres queridos, por memoria, verdad y justicia.
Hoy, Amelia vuelve a su hogar.