Cada año, entre 14 500 y 17 000 personas de unos 59 países son víctimas de la trata en EE. UU.; sin embargo, expertos en el tema señalan que estas cifras solo reflejan una parte insignificante de la realidad.
En 2020, un informe del Human Trafficking Institute reveló que el 41 % de las personas trasladadas a Estados Unidos por los tratantes de personas proviene de México, y de otros países de Latinoamérica; otra fuente es el sudeste asiático.
Se estima que, durante 2023, más de un millón de personas fueron víctimas de este azote en EE. UU. El 59 %, eran ciudadanos de ese país, de ellos, el 90 % mujeres, de acuerdo con la Colaboración de datos contra el tráfico.
Pero son los inmigrantes los que corren mayor riesgo de trata de personas. Un alto número de los casos son mujeres jóvenes, que no dominan el inglés y son engañadas por los delincuentes con promesas laborales, les retiran los pasaportes, y en muchos casos las obligan a usar drogas que las vuelven adictas y dependientes.
Un número desconocido de depredadores opera de forma independiente o a través de redes de crimen organizado. Mayormente utilizan internet para atraer a las personas, con promesas de vivir el «sueño americano».
Otro método es el engaño a través de amigos cercanos, familiares de confianza o amigos de la familia, sobre todo cuando se trata de menores de edad.
Las víctimas terminan viéndose obligadas a ejercer la prostitución, servidumbre doméstica, trabajos en fábricas, granjas, fincas u otros tipos de trabajo forzoso.
El estado de la Florida se ha mantenido, durante años en la cima de las estadísticas de la trata a nivel nacional, por la cantidad de casos registrados.
De acuerdo con el Informe sobre niños, publicado por el Departamento de Niños y Familias, de la Florida, en 2023 se reportaron cerca de 2 100 casos, de los cuales 1 627 involucraron a menores.
En ese orden de cosas, uno de cada seis de los más de 26 500 casos de niños denunciados como perdidos ante el National Center for Missing & Exploited Children, probablemente sea víctima de explotación sexual infantil. En el año 2020, el centro recibió más de 17 000 denuncias de tráfico sexual infantil.
Los cazadores se camuflan. Hoy día, principalmente en las redes sociales, tienden la trampa con esmero y esperan a que caiga el próximo «soñador», o la persona desesperada que busca escapar de la miseria.
Hablamos de un negocio cruel que mueve cientos de millones de dólares en EE. UU. Solamente el tráfico de órganos, la prostitución infantil y el trabajo esclavo tributan grandes riquezas a los tratantes.
Mientras, el Gobierno hace como que no ve lo que sucede en su propia casa, y coloca a otros en listas que debiera encabezar EE. UU., dados los récords que exhibe en esa y en otras inhumanas materias.
Raúl Antonio Capote