Este miércoles hubo una gran movilización de las y los trabajadores uruguayos. Miles respondieron a la convocatoria del PIT-CNT y desbordaron cuadras enteras de 18 de Julio, en Montevideo y eso se repicó, de distintas maneras, en todo el país.Las y los trabajadores tienen en su unidad, su organización y capacidad de movilización las herramientas fundamentales para defender sus derechos, plantear sus reclamos y expresar sus propuestas. Por algo el lema histórico del movimiento sindical uruguayo es, desde la CNT, unidad, solidaridad y lucha.A nadie le debería llamar la atención que se movilicen. Tampoco que lo hagan en tiempos de campaña electoral. Las y los trabajadores tienen todo el derecho del mundo de movilizarse y plantear su perspectiva en el marco de la campaña electoral. Siempre lo han hecho, por otra parte. Otros sectores sociales, los empresarios, por ejemplo, realizan foros, almuerzos en espacios distinguidos o desarrollan un trabajo de lobby para que sus puntos de vista pesen. Las y los trabajadores lo hacen en la calle.Esto que es tan obvio y que no tiene nada de nuevo mereció sin embargo una andanada mediática de los candidatos de la derecha cuestionando al PIT-CNT y a los sindicatos por movilizarse. Esto, ciertamente, tampoco es nuevo, pero si lo es la virulencia de los ataques. Hubo un jerarca de gobierno que llegó a calificar de terrorista la movilización. Eso se complementó con una renovada crítica a la presencia de militantes sindicales en las listas como candidatos y candidatas.Estos ataques no hacen más que demostrar lo nervioso que pone al poder que las y los trabajadores asuman protagonismo en la sociedad y hagan pesar sus planteos. Parece que para algunos las y los trabajadores deberían estar lo más callados posible, quietitos. Además, las y los únicos que pueden ser candidatos, según su particular visión de la democracia, son los representantes del poder, porque con la presencia de connotados representantes empresariales no plantean ninguna objeción.Desde estas páginas, como lo hemos hecho a lo largo de toda la historia, defendemos el protagonismo popular organizado, en todos los ámbitos de la vida democrática y sostenemos que la movilización y la lucha son un componente esencial de la vida política y social del Uruguay. La presencia organizada y vigorosa del movimiento sindical en la escena nacional fortalece a la democracia y, especialmente, a la perspectiva popular de la emancipación social.Eso siempre es así y en esta campaña electoral donde además del gobierno y el Parlamento, se votan dos plebiscitos y uno de ellos, el de la reforma de la seguridad social, tiene al PIT-CNT y a las organizaciones sociales como protagonistas centrales, con más razón aún.Dicho esto, concentrémonos en las razones de la movilización, acompañada con paro por varios sindicatos. La movilización del miércoles tuvo tres componentes centrales: denunciar la creciente desigualdad en el Uruguay y sus dramáticas consecuencias para toda la sociedad y para los sectores populares en particular; rodear de solidaridad los conflictos en desarrollo actualmente y levantar con fuerza el voto por la papeleta blanca y el SI.El PIT-CNT, como lo viene haciendo a lo largo de todos estos años, en los 1° de Mayo, en los paros parciales, en la lucha en los Consejos de Salarios y en el Presupuesto y las Rendiciones de Cuentas, denunció al modelo de la desigualdad que implementa el gobierno de la coalición de derecha, expresión de los intereses de una pequeña porción de la población, los privilegiados de siempre.El PIT-CNT denunció que el crecimiento del Uruguay solo ha beneficiado a unos pocos. En el acto se señaló que pese al crecimiento económico ha crecido la pobreza, hay 100 mil pobres más que en 2019, y particularmente la pobreza infantil. También que hay más de 500 mil uruguayos, 100 mil más que en 2019, que ganan 25 mil pesos o menos. Citando un estudio del Instituto de Economía de la Universidad del República se denunció que el 95% de los hogares uruguayos perdieron poder adquisitivo con respecto al 2019 y que solamente creció el poder adquisitivo del 5% de la población. Ese dato es muy duro, pero hay que agregar que el mismo estudio establece que entre 2019 y 2023, fruto de la política económica del gobierno de la coalición de derecha, hubo un traslado de las y los trabajadores hacia el capital de 7.440 millones de dólares. Es la política económica que llevó a que durante 4 años se perdiera salario, que recortó presupuesto a la Educación, la Salud y la Vivienda, que congeló las jubilaciones y pensiones mínimas, la responsable de estos indicadores sociales dramáticos.A los voceros empresariales y de la derecha que anuncian catástrofes futuras, el movimiento sindical le respondió que la catástrofe social ya está y que ellos son los responsables.El segundo punto de la movilización fue rodear de solidaridad a los conflictos en marcha. En primer lugar, con el conflicto en la Enseñanza, en particular con el paro de 48 horas convocado por FENAPES. La gremial que agrupa a las y los profesores de la enseñanza media paró contra la instrumentación inconsulta y arbitraria de la denominada Transformación Educativa. Las denuncias del deterioro de la situación en la enseñanza media pública son múltiples, hay algunas de ahora, por eso el paro de FENAPES. Toda la denominada Transformación Educativa fue llevada delante de manera inconsulta y con la opinión contraria de las y los docentes, los estudiantes e incluso de organismos como las Asambleas Técnico Docentes. Pero ocurre que en estos días comienza el proceso para la elección de horas docentes, que es clave para determinar la marcha del proceso educativo en el futuro. Se constató que, violando un proceso de negociación con la ANEP, el gobierno instrumentó una reducción muy importante de grupos en los liceos de varios puntos del país. Esto claramente atenta contra la calidad educativa y perjudica a las y los estudiantes, también al trabajo de las y los docentes. Esta decisión es una continuidad de lo que se hizo entre 2019 y 2022, una reducción muy importante de la cantidad de grupos. FENAPES denunció esta situación y planteó, en su propuesta programática, en sentido contrapuesto, garantizar una base mínima para el aprendizaje que incluya el acceso al transporte, a la alimentación, a la cultura, a la salud y la vivienda de las y los estudiantes. Este reclamo fue respaldado por el movimiento estudiantil, que intervino en el acto del miércoles y agregó la denuncia del recorte, durante estos cuatro años de gobierno de derecha, de 10 mil becas.La solidaridad del movimiento sindical también se expresó con los trabajadores de Copsa, los de industria láctea, en particular de las empresas Calcar y Lactalis (Parmalat), con los trabajadores de la construcción y la lucha del SUNCA contra los cientos de despidos en la empresa Balsa y con los trabajadores de la pesca.El último punto fue el llamado a incrementar la campaña en estos últimos días para votar SI por la papeleta blanca en el plebiscito de la seguridad social. La denuncia que la reforma jubilatoria del gobierno es parte central del modelo de la desigualdad y que perjudica a la inmensa mayoría de las y los trabajadores, que tendrán que trabajar más años para cobrar menos jubilación. El PIT-CNT rechazó la campaña del miedo contra el SI y llamó a intensificar el reparto de papeletas, el diálogo con el pueblo y convocó al acto de cierre de esta campaña, que en Montevideo será el 24 de octubre, a las 18.30 horas, en Avenida del Libertador.Esas fueron las más que sobradas razones de los paros de varios sindicatos y la movilización del PIT-CNT.Por eso, y contra toda la campaña de demonización, miles de trabajadores y trabajadoras se movilizaron en todo el país. Bienvenida sea su capacidad de lucha.