Santiago Manssino
Yo siempre supe que estábamos haciendo política. El fútbol. creo, es el único medio que puede acelerar el proceso de transformación de nuestra sociedad porque es nuestra mayor identidad cultural. Aquí todos entienden de fútbol y nadie de política”. Sócrates, Democracia Corinthiana: la utopía en juego.
Desde el 20 de noviembre la atención de los grandes medios de comunicación está puesta en el Mundial de Fútbol que se realiza en Qatar. Mundial rodeado de corrupción y que se realiza gracias al régimen de esclavitud con el que se construyeron los estadios y con un saldo de miles de trabajadores muertos, Es este un mundial manchado de sangre desde el comienzo.
Pero el Fútbol es parte integral de la cultura popular en gran parte del mundo y muy especialmente en América Latina. Por eso, sin olvidar y sin dejar de mencionar cómo se originó esta edición del torneo, uno alentó a la selección hasta que quedó eliminada y mira el resto de los partidos.
En las primeras décadas del fútbol en estas tierras, para la oligarquía se trataba del juego del “populacho”, mientras que para la incipiente izquierda y sobre todo para sus intelectuales era pan y circo, una distracción engañosa, un nuevo opio de los pueblos. Sin embargo, aunque esto último fuera y sigue siendo cierto (basta pensar en el Mundial de 1978 o en el Mundialito), también lo era su gran arraigo en la clase trabajadora, su omnipresencia en los barrios populares. Algunos lo comprendieron como parte de la cultura de las masas y así en el Río de la Plata, Chile y Brasil, pero también en Europa, tenemos clubes de orígenes anarquistas, socialistas o comunistas; algunos conservan esa identidad mientras otros la olvidaron en el tiempo. Clubes como Basañez, Progreso o el Porvenir de Buenos Aires. por ejemplo. El Internacional de Porto Alegre tiene sus orígenes en la izquierda, al igual que Newell’s Old Boys de Rosario.
En Europa existen clubes con una identidad popular muy marcada. El Livorno en Italia, de la misma ciudad donde Gramsci fundó el PCI, y su hinchada, las Brigadas Autónomas Livorneocrátessas, son emblema de la clase obrera y el antifascismo. En Alemania tenemos al Sankt Pauli de Hamburgo y su internacionalismo, y en España al Rayo Vallecano y los cuadros del País Vasco.
Entre las experiencias de fútbol y lucha social destaca muy especialmente la de la “Democracia Corinthiana”, con Sócrates como su líder. En plena dictadura brasilera, en el Corinthians de Sao Paulo se desarrolló esta experiencia única; un club que funcionaba por asamblea, donde participaban los dirigentes, los jugadores, el cuerpo técnico, los funcionarios, y todo se discutía de forma horizontal y se definía por mayoría: se discutía sobre las concentraciones, sobre el estilo de juego, sobre la formación y todo lo que hacía a la vida del club y del equipo, en un modelo de autogestión inédito. El Corinthians se sumó además a la campaña contra la dictadura exigiendo “elecciones directas ya”.
Corinthians logró los campeonatos de 1983 y 1984. El alma de este modelo era Sócrates, número diez del equipo y de una técnica exquisita. Defendió a la selección brasileña en dos mundiales, 1982 y 1986, y estudió medicina mientras jugaba, sin poder terminar la carrera. Se trataba de un jugador con un verdadero anhelo revolucionario y entendía que para legitimar el modelo de la “Democracia Corinthiana” se necesitaban resultados: “Si títulos la Democracia Corinthiana hubiera quedado en nada, porque era un movimiento revolucionario aislado en un mundo totalmente reaccionario como el del fútbol” afirma en el libro Democracia Corinthiana: la utopía en juego, que escribió junto a Ricardo Gozzi.
Entre otros jugadores que destacaron por su espíritu revolucionario también tenemos a Cristiano Lucarelli, justamente goleador del Livorno, o Eric Cantona, jugador francés de una gran técnica y habilidad, que fue ídolo del Manchester United y se recuerda por aquella patada a un hooligan fascista que lo estaba insultando desde la tribuna, Según dice él, ese fue el mejor momento de su carrera.
El trabajo social que hacen muchos clubes en la mayoría de los casos está invisibilizado, Tenemos la reciente experiencia de Villa Española, con una serie de acciones sociales autogestionadas, donde participan los propios jugadores, con mucho arraigo en el barrio, y que fuera puesta en cuestión por ser un modelo que molesta al poder. Podemos mencionar también a Progreso y su historia en la Teja, siempre pegada a las clases populares, o la lucha social y política de las hinchadas antifascistas de Nacional, Peñarol, Defensor o Danubio, entre otras. Hay aquí una doble lucha, la de cambiar la sociedad y la de cambiar el fútbol profesional y sus mecanismos desde dentro, lo que incluye entre otras cosas la perspectiva de género.
Algunas obras, algunos autores
La literatura y el fútbol tienen una historia en común más antigua de lo que se cree, ya desde Quiroga y los poemas de Parra del Riego.
“Puntero Izquierdo” es un cuento de Mario Benedetti, incluido en Montevideanos; es la historia de un jugador que prefiere conservar su dignidad a venderse. Es quizás de los primeros relatos de un autor uruguayo de izquierda que toma el fútbol como tema para darle un sentido político; luego vendría El Fútbol a Sol y Sombra, colección de relatos de Eduardo Galeano, basados en historias reales, contados con suma poesía. Muchos de esos relatos son de resistencia o lucha, como por ejemplo, el relato que cuenta las peripecias de la selección del País Vasco en el exilio luego de que el franquismo ganara la guerra en España, o el de los heroicos jugadores que vencieron a la selección del ejército Nazi sabiendo que serían fusilados si lo hacían.
Está el caso de Agustín Lucas, de 37 años, escritor y ex futbolista, quien publicó su primer libro a los 21 años- Zaguero central, jugó en Miramar, Liverpool, Albión y otros cuadros. Escribe poesía, relatos, crónicas y también es columnista en La Diaria. Ha publicado varios libros, como el poemario Insectario, el libro de relatos El bar de los pájaros o Tapones de Fierro, libro que incluye poemas, relatos y textos de diverso tipo sobre el fútbol. Forma parte del dúo de poesía experimental Hey Mujik!
Lucas introduce tanto en su obra poética como narrativa el fútbol como metáfora, como parte de la cultura de barrio, como formación, como forma de lucha. Además Lucas fue parte del colectivo de futbolistas Más Unidos Que Nunca y mantiene posturas críticas contra el sistema político del fútbol.
Un caso distinto y que podemos contraponer a los anteriores es el del argentino Eduardo Sacheri. El escritor, historiador y autor de La pregunta de sus ojos y de varios libros de relatos de fútbol, plantea una visión mágica del fútbol en sí mismo y por sí mismo. El muy buen escritor argentino mantiene en sus relatos una mirada idealizada, a veces introduciendo elementos fantásticos, del deporte.
Y está Pelota de Papel, libro de relatos de jugadores uruguayos y argentinos, donde participan 24 futbolistas, entre ellos Lucas, pero también Sebastián Fernández, Rúben Capria, Pablo Aimar, etc.
Foto de portada:
Público alentando a la celeste en la explanada de la Intendencia de Montevideo. Foto: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS