El lunes 16 de mayo Estados Unidos anunció cambios en su relacionamiento con la República de Cuba, al establecer una serie de modificaciones a las medidas que aplicaba contra la isla.
El anuncio realizado por la administración de Joe Biden, mediante un comunicado descrito por el diario cubano Granma como de “alto grado de injerencismo”, comunicaba la “decisión de adoptar una serie de medidas relacionadas con la reunificación familiar, los viajes autorizados en apoyo del pueblo cubano, los empresarios y las remesas”.
En respuesta a dichos anuncios, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba hizo pública una Declaración donde señalaba, en primer término, que se trataban de “medidas positivas, pero de alcance muy limitado”.
“Por su naturaleza”, añade la Declaración, “es posible identificar algunas de las promesas del presidente Biden durante la campaña electoral del 2020 para aliviar decisiones inhumanas tomadas por el gobierno del presidente Trump, que endurecieron el bloqueo hasta niveles sin precedentes y la política de “máxima presión” desde entonces aplicada contra nuestro país”.
Los recientes anuncios del gobierno estadounidense, denuncia la Cancillería cubana, “no modifican en lo absoluto el bloqueo, ni las medidas principales de cerco económico tomadas por Trump, como los listados de entidades que están sometidas a medidas coercitivas adicionales, ni elimina las prohibiciones a los viajes de los estadounidenses”.
Dichas modificaciones, tampoco revierten “la inclusión arbitraria y fraudulenta de Cuba en la lista del Departamento de Estado sobre países que supuestamente son patrocinadores del terrorismo, una de las principales causas de las dificultades con las que tropieza Cuba para sus transacciones comerciales y financieras en muchas partes del mundo”.
A pesar de ello, reconoce la Declaración del MINREX, “se trata, sin embargo, de un paso limitado en la dirección correcta, una respuesta a la denuncia del pueblo y del Gobierno cubanos”. Los cambios anunciados son, además, una respuesta “a los llamados de la sociedad estadounidense y de los cubanos residentes en ese país”.
“Ha sido esta una demanda de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y de la casi totalidad de los Estados miembros de Naciones Unidas, expresada en la abrumadora votación contra el bloqueo. Son demandas justas que han sido ignoradas por el Gobierno de Estados Unidos a un costo altísimo para nuestra población”, recuerda el texto que explica cómo “desde el 2019, el bloqueo se recrudeció en extremo aprovechando de manera oportunista el contexto de la pandemia de la COVID-19, la crisis internacional y la consecuente depresión económica. Sin exageración, las consecuencias de este cerco pueden calificarse como devastadoras. El incremento de la migración es muestra de ello”.
La Declaración de la Cancillería cubana aclara que, “al dar estos pasos limitados, el Departamento de Estado utiliza un lenguaje abiertamente hostil, acompañado de calumnias tradicionales y nuevas falacias puestas de moda en los últimos meses, demostración de que no han cambiado los objetivos de la política de los Estados Unidos contra Cuba, ni sus principales herramientas”, por lo que se considera que, “para conocer el alcance real de este anuncio, deberá esperarse por la publicación de las regulaciones que las implementen”.
A pesar de ello, finaliza expresando la Declaración, “el Gobierno de Cuba reitera su disposición a iniciar un diálogo respetuoso y en pie de igualdad con el Gobierno de Estados Unidos, sobre la base de la Carta de las Naciones Unidas, sin injerencia en los asuntos internos y con pleno respeto a la independencia y la soberanía”.