Por Rony Corbo
Hace más de dos décadas me tocó, por obra del azar militante, participar en el festejo del 26 de Julio en el mismísimo Santiago de Cuba. Fue en el año 1998, pleno periodo especial en Cuba, agredida por el imperialismo norteamericano, que ante la caída del campo socialista incrementaba el bloqueo económico, financiero y comercial.
Habíamos realizado recientemente el XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en 1997, idea de Fidel para reactivar el movimiento juvenil, por aquello de que la revolución la hacen los jóvenes, en pleno período especial, y las familias cubanas nos recibieron a más de 14.000 jóvenes y estudiantes de todo el mundo en su casa, abriéndonos sus hogares de par en par. Todos, o casi todos, nos sentimos parte de familias cubanas por dos semanas, desde la bienvenida en cada plaza de toda Cuba, hasta la despedida donde lloramos amargamente. Muchos no nos queríamos volver.
Este hecho nos marcó a todos y todas. A mí me toco ir presidiendo la delegación uruguaya, y quiso el destino (y no tanto) que nos alojáramos en Miramar, en La Habana, en el centro mismo del Festival. Quizá la tradición de solidaridad uruguaya con Cuba tuvo mucho que ver, y también la realidad de la FEUU que con miles en la calle combatía en Uruguay al neoliberalismo en conjunto con el PIT-CNT y demás organizaciones del campo popular.
Luego de esa experiencia, la FEUU de Uruguay fue elegida a la Secretaria de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) y recayó en mí la responsabilidad de representarla en Cuba por tres años.
Llegué en Julio de 1998 a Cuba, después de una magnifica convención de la FEUU en homenaje al Che Guevara, con la presencia de Aleida, y la derrota por primera vez en todas las Facultades de la derecha en las elecciones universitarias.
Después de asumir la tarea en el movimiento estudiantil continental, el 26 de Julio me invitaron a participar en los festejos de ese día de la Rebeldía Nacional en Santiago de Cuba.
Para hacerla corta llegamos el día anterior con un calor imponente, fuimos al cementerio Santa Ifigenia, a rendir tributo a Martí y en el amanecer del 26 nos trasladamos a la Plaza de Santiago de Cuba, con la escultura de Ignacio Agramonte magnifica detrás, donde casi un millón de personas, en su mayoría negras, esperaban el acto desde el amanecer.
Tomo mi asiento en la tribuna y al rato veo a Fidel, gigante, ejemplar, salir en la Plaza de Santiago que explota entre gritos y sombreros de paja al viento al cantico de: “lo que sea Fidel, pa´ lo que sea”.
La imagen de Fidel cerca ya era inenarrable, pero ese pueblo en Revolución empapa hoy mis retinas como algo nunca visto, inolvidable. Los hijos directos de los negros esclavos toman el poder para sí, dueños de su destino. Y reconocen a su comandante, hijo de ese suelo, con el amor en revolución, de un pueblo que ama a su hijo, a su comandante, a quien siguen sin dudar.
Cuando “el Caballo” levanta las manos y dice por qué “Santiago es y será la cuna de la Revolución”, el estallido fue un mar de sombreros al cielo de libertad. Y las figuras de Abel Santamaría, de Haydee, de Melba que estaba ahí, se acrecentaban, el líder de la Revolución le hablaba a su pueblo, indescriptible, imborrable e inderrotable. Era el pueblo en palabras. Era Fidel en su ejemplo más sublime, único, heredero de Martí, que en el centenario de su nacimiento tomaron el Moncada, donde muchos como Abel Santamaría dieron su vida por la libertad. Era la revolución palpitante, un 26 de Julio, en el día de la Rebeldía Nacional.
El 26 de la ELAM
En La Habana, en 1999. el 26 de Julio comenzó de madrugada. Habíamos reunido el Secretariado de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes, quienes habíamos sido la delegación estudiantil más numerosa y habíamos derrotado al Banco Mundial y a la OMC en la Conferencia de Educación Superior de la UNESCO en 1998, definiendo a la Educación Superior como un bien público no mercantilizable en pleno neoliberalismo en el mundo. Nos acompañaba Fernando Vecino, que era el Ministro de Educación Superior de Cuba. Jorge Brovetto fue el vicepresidente por Latinoamérica y el Caribe en la UNESCO.
Los desastres provocados por los huracanes George y Mitch en 1998, afectaron profundamente a las economías de los países centroamericanos y caribeños. Cuba solidaria mandó médicos y Fidel propuso la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) para los países afectados.
Primeramente, era para países centroamericanos, pero se amplió la convocatoria a otros. Cuando Fidel pasó por mi le grité: “Comandante nosotros no estamos”. Fidel se acercó, me saludo con una palmada en el pecho, como siempre me dijo uruguayo, hablamos y al otro día tenía en mi escritorio un pasaje para Uruguay para elegir la primera delegación de 50 becarios por Uruguay, que fueron más de 600. Y nadie recuerda porque fue hace mucho, que incluso Fidel pagó más de la mitad de los pasajes de los primeros 55 estudiantes de Uruguay (Fidel dijo trae 55 porque cinco se van, se vinieron 5) que fueron la primera generación de la ELAM y que para orgullo del Uruguay salieron primeros en la emulación por países siendo un grupo ejemplar como todos los demás.
26 de Julio con el Che
En el año 2000, Villa Clara fue la sede del 26 de Julio en la Plaza de la Revolución, ante el mausoleo que guarda los restos del destacamento de guerrilleros comandados por el Che y sus heroicos compañeros caídos en Bolivia, recientemente traídos a Cuba.
Fidel recordó al Che, su lucha revolucionaria y el descarrilamiento del tren blindado del ejército de Batista en Santa Clara. Citando a Martí, Fidel dijo que “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra” y desarrolló la nueva batalla de ideas donde el imperialismo norteamericano era débil y desde ahí se debía dar la pelea.
Ese año de inicio del nuevo milenio, el 1° de Mayo, Fidel lanzó una de sus magníficas definiciones: el concepto de Revolución, el cual remarcó en Santa Clara.
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”
Los pinos nuevos estarán a la altura
El 26 de julio de hace 68 años, los jóvenes del centenario martiano, con Fidel al frente, entraron por siempre en la historia de Cuba. Como Fidel lo definió, fue la chispa que encendió el motor revolucionario.
Hoy una nueva generación de revolucionarios cubanos toma la posta del líder de la Revolución y de la generación revolucionaria del centenario, en un contexto distinto pero preparados por el “Comandante en Jefe” en la “Batalla de Ideas”.
Desde hace 60 años y con la ofensiva permanente del imperialismo norteamericano, con las más de 230 medidas de Donald Trump, la que muchos incautos del continente decían que Joseph Biden derogaría, los formados bajo las ideas revolucionarias de Fidel, no dudamos y combatimos al imperialismo con el ejemplo de Cuba libre, revolucionaria y socialista.
Cuando el criminal bloqueo se recrudece y hay una feroz operación político mediática contra Cuba, originada, respaldada y financiada desde los Estados Unidos para provocar un estallido social que justifique una llamada “intervención humanitaria” que busca derrotar la revolución, sabemos que los hijos de Fidel, de Raúl, de Abel, de Haydee, de Melba, de Vilma, estarán a la altura para seguir la obra de la revolución, que como hace más de 60 años, cuenta con el apoyo de los pueblos del mundo y muy especialmente del pueblo de Artigas, como lo mostró, entre muchas expresiones, el acto en la explanada de la UDELAR.
Enlace para ver la cobertura realizada por EL POPULAR del acto por el 26 de Julio en Montevideo.