Este martes la Cámara de Diputados realizó una sesión extraordinaria en el marco del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, instituido por la ONU en 1977.
El diputado de la 1001 y el Frente Amplio, Ubaldo Aita, expresó el respaldo a la lucha del pueblo palestino por su derecho a la soberanía, la libertad y a la paz y condenó la política de Israel, que, violando las resoluciones de la ONU, lo impide.
“Es necesario denunciar y condenar la situación dramática que vive el pueblo palestino, la ocupación ilegal de su territorio, el hostigamiento, el hambre, la represión y la muerte. Y es necesario decir que hay un responsable directo de esto y es Israel”, afirmó Aita.
EL POPULAR transcribe íntegramente la intervención del diputado Ubaldo Aita.
“Sr. Presidente,
Queremos empezar saludando la presencia en las barras de la Embajadora de Palestina en Uruguay, la señora Nadya Radshee; a las y los representantes de las delegaciones diplomáticas también presentes aquí, a los representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, de partidos políticos, de organizaciones sociales, en especial de la Comisión de Apoyo al Pueblo Palestino.
Señor presidente, queremos en primer lugar reconocer y destacar la decisión de esta Cámara de realizar una sesión extraordinaria en conmemoración del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. Esta decisión es una buena manera de reflejar el espíritu y el objetivo de la resolución 34/40 B, del 2 de diciembre de 1977, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que procura en el entorno de esta fecha, generar una oportunidad para que la comunidad internacional concentre su atención en el hecho de que la denominada “cuestión palestina” sigue sin resolverse y el pueblo palestino continúa sin poder ejercer sus derechos inalienables, (a la libre determinación, a la independencia y la soberanía nacional, el derecho al retorno y a la construcción de un presente y un futuro en paz), reconocidos por dicha Asamblea General.
Esta decisión, además y, sobre todo, expresa y se reencuentra con las más caras tradiciones de política exterior del Estado uruguayo y fundamentalmente es una expresión, por parte de sus representantes, de la rica historia solidaria del pueblo uruguayo, manifestada en múltiples ocasiones.
El respeto al derecho internacional y a sus determinaciones, es no solo una postura de nuestro país que define su posición en el marco de las relaciones internacionales, es además parte de sus fortalezas como país y de la construcción del respeto internacional reconocido ampliamente.
Cuando ha transcurrido casi medio siglo de la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas que hoy nos convoca, la situación del pueblo palestino, lejos de haber mejorado, solo se puede calificar como dramática.
Cada día, cada hora, se violan por acciones de Israel los derechos humanos de cientos de miles de palestinos y, por otra parte, se incumple y se violan resoluciones específicas de las Naciones Unidas, que cuentan con un amplísimo respaldo de la comunidad internacional.
De manera permanente y sistemática se reportan violaciones a los derechos humanos de las y los palestinos, el primero y principal, el derecho a la vida. Constantemente se suceden asesinatos de palestinas y palestinos, de niñas y niños, de jóvenes, de periodistas, de militantes por la causa de los derechos humanos. Pero también, se los arresta o desplaza forzosamente. Israel es una potencia que ocupa ilegalmente territorios del Estado de Palestina, establece asentamientos ilegales en los territorios ocupados, levanta muros que separan familias y multiplican la exclusión y marginación.
Hay múltiples manifestaciones concretas de esta situación que calificamos como dramática. En 1967 tras la guerra de los seis días, Israel pasó a ocupar la totalidad de Gaza y Cisjordania, generando un nuevo éxodo de palestinos, de aproximadamente medio millón de personas.
Esta guerra fue el comienzo oficial de una ocupación y colonización, a través de los asentamientos ilegales en los territorios palestinos ocupados, que dura ya más de 50 años.
Para ilustrar lo que calificamos de dramático queremos hacer nuestras las denuncias del secretario general de la ONU, Antonio Gutérrez, quien ha dicho, que, particularmente la Franja de Gaza es “el infierno en la tierra”. Ha señalado que es una de las regiones donde la situación humanitaria es extremadamente preocupante, es uno de los lugares más densamente poblados del mundo, donde en apenas 360 quilómetros cuadrados viven 1.5 millones de personas, de las cuales más de la mitad son menores.
Según Amnistía Internacional el 38% de la población de Gaza vive en pobreza extrema. El 54% de los habitantes padecen inseguridad alimentaria y más del 75% solo logran sobrevivir por la ayuda internacional.
El 35% de las tierras aptas para la producción agrícola y el 85% de sus aguas con potencial pesquero son parcial o totalmente inaccesibles debido a las medidas militares israelíes.
Estamos hablando, señor presidente, de un pueblo entero que vive acosado, prisionero en sus propias tierras, que es atacado sistemáticamente, condenado al hambre y que además tiene miles de presos y presas, algunos de ellos niños y niñas, en cárceles de otro país.
La situación es muy compleja, hay otros problemas, culturales e históricos, que condicionan la posibilidad concreta de que los pueblos palestinos e israelí puedan vivir en paz. Está por ejemplo la situación de Jerusalén, que tiene hasta un estatus internacional particular, establecido por la ONU, que es sistemáticamente violado por Israel, lo que agrega tensión y provoca enfrentamientos.
La comunidad internacional hace varias décadas que definió como guía y sentido para la resolución del conflicto y para la concreción de una paz duradera, la solución de los dos Estados, con las fronteras anteriores a la guerra de 1967.
Las resoluciones de las Naciones Unidas identificaron los términos de referencia y las bases para poner fin al conflicto, así como los mecanismos para lograrlo en un marco de tiempo determinado, incluyendo la adopción de la Resolución del Consejo de Seguridad 2334, que llama a rescatar la citada solución de los dos Estados con las fronteras anteriores a 1967.
La citada resolución de las Naciones Unidas, también determinó las obligaciones de todas las partes, incluyendo las obligaciones de terceros para no reconocer las acciones unilaterales e ilegales de Israel, la no asistencia a esas acciones, así como distinguir y diferenciar en sus acuerdos con Israel, a los territorios palestinos ocupados desde 1967, incluido Jerusalén este. Por lo que, no se trata solo de que Israel viole flagrantemente desde hace medio siglo las resoluciones de las Naciones Unidas, también se trata de que todos los Estados, el nuestro también, tengan una posición firme de respeto a esas resoluciones y de esa manera, contribuyan realmente a una paz justa y duradera.
Este es un día para expresar la solidaridad con el pueblo palestino. El problema es que la situación es tan dramática que la solidaridad no puede quedarse en palabras y en declaraciones, se necesitan acciones prácticas para poner fin a este drama.
Inspirados en ese objetivo es necesario establecer algunas pistas, sin pretender desde Uruguay solucionar este drama humano, social y político que lleva décadas. Este es un modesto esfuerzo para levantar la voz por la justicia y la paz, para decirle a las y los palestinos que no están solos.
Entonces señor presidente, es necesario denunciar y condenar la situación dramática que vive el pueblo palestino, la ocupación ilegal de su territorio, el hostigamiento, el hambre, la represión y la muerte. Y es necesario decir que hay un responsable directo de esto y es Israel. También es necesario, señor presidente, no quedar prisioneros de la falsedad de decir que son dos partes enfrentadas con igual responsabilidad. Esto no es cierto. De un lado hay un pueblo perseguido, hostigado, condenado al hambre, que lucha por defender su existencia, su derecho a la soberanía y la libertad y del otro está un Estado con uno de los Ejércitos más poderosos del mundo y un poderoso lobby internacional que opera a su favor.
El camino sigue siendo el de exigir el respeto a las resoluciones de las Naciones Unidas, hacer pesar a la comunidad internacional para paliar, aunque sea mínimamente, esa brutal asimetría de fuerzas. Y también señor presidente, para reclamar, con modestia, pero con firmeza, que Uruguay no varié su histórica postura de defensa del derecho internacional y que no de señales contradictorias a lo que debe ser un compromiso claro y firme con el objetivo de una paz justa y duradera.
La única manera de lograrlo es que Israel termine con la ocupación ilegal de los territorios palestinos y que este pueblo pueda vivir libre y en paz. Que la sesión de hoy, señor presidente, contribuya modestamente a ese objetivo”.