Un informe de la agencia de ayuda mundial Oxfam dado a conocer la pasada semana detalla el impacto que viene produciendo en el mundo el aumento de la inflación, una situación que se suma a los efectos devastadores de la pandemia de COVID-19 y que afecta prácticamente a la mitad de la población mundial.
El informe alerta como la desigualdad extrema y la inflación masiva de alimentos y energía, aceleradas por la guerra en Ucrania y COVID-19, se hallan en un punto de convergencia que posibilitan un estado de catástrofe para las personas más pobres del mundo “que no tiene precedentes en la memoria viva”.
Bajo el título “Primero crisis, luego catástrofe”, el estudio de Oxfam estima que, “al menos 250 millones de personas más podrían verse empujadas a la pobreza extrema”.
El informe señala que la cantidad de personas viviendo “por debajo del umbral de pobreza de 5,50 dólares al día”, alcanza a 3.300 millones, lo que significa casi la mitad de la población mundial.
En contraposición a ello, la riqueza de los multimillonarios “ha experimentado el mayor aumento de su historia”.
“Las grandes corporaciones parecen estar explotando un entorno inflacionario para aumentar las ganancias a expensas de los consumidores: los crecientes precios y márgenes de la energía han llevado las ganancias de las compañías petroleras a niveles récord, mientras que los inversionistas esperan que las empresas agrícolas se vuelvan rápidamente más rentables a medida que los precios de los alimentos se disparan”, afirmó Oxfam.
El informe alerta cómo el aumento de la inflación superará con creces el crecimiento de los salarios para el año en curso.
En este escenario, se agrega “los países más pobres están siendo desangrados por los bancos internacionales, las instituciones crediticias multilaterales, incluido el FMI, y las casas de inversión”.
Oxfam detalla en su informe, que el servicio de la deuda de la totalidad de los países más pobres se ubica en $43 mil millones para este año, lo que equivale “a casi la mitad de su gasto en facturas de importación de alimentos, atención médica, educación y protección social combinadas”.
Esta situación se agrava para los países de ingresos más bajos quienes, en 2021, vieron como “la cantidad gastada en el pago y el servicio de la deuda representó el 171 por ciento de su gasto combinado en atención médica, educación y protección social”.
Al analizar las medidas adoptadas al comienzo de la pandemia, con vistas a disminuir la carga de la deuda, conocida como la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda y el Marco Común introducido por el G20, “han resultado en gran medida ineficaces”.
Lo mismo sucede, agrega el documento, con la tan “anunciada decisión del FMI de poner a disposición 650.000 millones de dólares en Derechos Especiales de Giro (DEG) adicionales”.
Estos DEG adicionales, explica el texto no fueron asignados de acuerdo a las necesidades de estos países, “sino de acuerdo con las cuotas del FMI, lo que significó que los países más ricos fueran los principales beneficiarios”.
Para Oxfam, no hay dudas que “la situación financiera que enfrentan los países más pobres y altamente endeudados solo empeorará en el próximo período” y ello será así “debido a los movimientos de los principales bancos centrales del mundo, encabezados por la Reserva Federal de Estados Unidos”, que “aumentarán las tasas de interés en medio de una inflación vertiginosa”.
“Es probable que varios países en desarrollo no paguen sus deudas en los próximos meses y tratarán de evitar la bancarrota mientras intentan mantener importaciones vitales. Esto podría significar recortes drásticos en el gasto en todo el mundo, exacerbando un camino ya peligroso hacia la austeridad que los países estaban comenzando a tomar con el respaldo del FMI”, se advierte en el informe.
Lejos de lo que pueda suponerse, el informe de Oxfam aporta evidencias con relación a la cantidad de dinero existente para hacer frente a la actual crisis.
Con “un impuesto progresivo a la riqueza de solo el 2 por ciento sobre la riqueza personal por encima de $ 5 millones, aumentando al 3 por ciento por encima de $ 50 millones y al 5 por ciento por encima de $ 1 mil millones podría generar $ 2,52 billones en todo el mundo”, una cantidad de dinero que sería “suficiente para sacar a 2.300 millones de personas de la pobreza, fabricar suficientes vacunas contra el COVID-19 para el mundo y brindar atención médica universal y protección social para todos los que viven en países de ingresos bajos y medianos bajos”.
Sin embargo, se advierte, “tales medidas nunca se implementarán mientras el control de la economía permanezca en manos de los representantes de las élites financieras, multimillonarios y oligarcas capitalistas que componen los gobiernos de todos los países”, lo que se observa es que estos “se están moviendo en la otra dirección”.
El nuevo informe de Oxfam muestra con sus descripciones y análisis, la imagen devastadora del funcionamiento del sistema capitalista.