La campaña antisindical y la LUC

Este miércoles un grupo de trabajadores del transporte de carga, nucleados en su sindicato el SUTCRA, protestaban con una sentada en la calle en las inmediaciones del Puerto de Montevideo; aplicando disposiciones de la Ley de Urgente Consideración (LUC), se desplegó un amplio dispositivo policial, con fuerzas antimotines, para desalojarlos. Hubo forcejeos y golpes.

La intervención del PIT-CNT, en particular de su presidente, Marcelo Abdala, que se hizo presente en el lugar de los hechos, evitó que se generalizara la represión.

Los trabajadores del transporte de carga protestaban por la falta de acuerdo en el Consejo de Salarios, en lo atinente a salario, pero, particularmente, en lo que se refiere al incumplimiento de normas de seguridad laboral, horarios de trabajo y otras, que generan peligros graves y accidentes, víctimas mortales y lesionados.

Hace pocos días otro grupo de trabajadores del transporte, esta vez de pasajeros, que reclamaban manifestando cerca de la Terminal de Tres Cruces, también fueron reprimidos por fuerzas policiales.

Estos no son hechos aislados. La campaña antisindical es brutal, diaria, por todos lados. Solo basta recordar al presidente, Luis Lacalle Pou, con cara compungida, desde la exposición de la Rural del Prado, acusando al PIT-CNT de hacer “un paro político”, el pasado 15 de setiembre.

Y eso repetido, cual mantra sagrado, por opinólogos, en TV, radio, diarios; y en redes sociales por ejércitos de troll y net center.

Hay que sumar la variedad de proyectos de ley que buscan reglamentar los sindicatos, basados también en un discurso mentiroso cuestionando su representatividad.

Hay que agregar el planteo de algunas cámaras empresariales, en esta ronda de Consejos de Salarios, pidiendo que se les habilite a pagar menos que lo que establecen los laudos, y, lo que es peor, la conducta práctica de muchas patronales buscando hacerlo efectivo en la vida real.

Estos dos episodios represivos, no obstante, generan especial preocupación porque muestran la verdadera motivación de los artículos 468, 469 y 470 de la LUC: reprimir las movilizacones sindicales, restringir el derecho de manifestación, aunque estas sean pacíficas.

Esto fue denunciado por el movimiento sindical y por todo el movimiento popular, desde la derecha política se dijo que no se buscaba eso, la vida, rápidamente, se encargó de probar que, también en esto, la derecha y el poder mintieron.

Pero el objetivo de atacar al movimiento sindical tiene motivaciones profundas. Veamos algunas.

Un poco de historia

El movimiento sindical uruguayo es un actor central de la realidad nacional. Lo es desde hace más de 100 años, pero ha incrementado su peso e influencia a partir del proceso de unidad, que fructificó en sindicatos únicos de base, sindicatos únicos por rama de actividad y una central única, la CNT, hoy el PIT-CNT.

Ese proceso de unidad tuvo un punto de inflexión con la concreción de la central única en 1966. La unidad, que no suma, multiplica, ha permitido a las y los trabajadores pesar más como clase en la sociedad. Ha permitido darle más fuerza, relevancia y capacidad transformadora a su perspectiva.

Eso desespera a las clases dominantes, los sindicatos han sido y siguen siendo demonizados, perseguidos, reprimidos. Se los culpa de todos los males. Se los denigra.

La restauración conservadora

Esta actitud permanente de las clases dominantes, de sus expresiones sociales, las Cámaras Empresariales, mediáticas y políticas, ha incrementado su intensidad.

La victoria electoral de la coalición de derecha que respalda a Luis Lacalle Pou, ha implicado una concentración del poder en nuestro país. Ha asumido el gobierno la facción más conservadora de las clases dominantes. Lacalle Pou asumió el gobierno, respaldado por una coalición de todos los partidos de la derecha. Hay en el gobierno actual un peso enorme de los sectores del agronegocio y del capital financiero. Las clases dominantes al poder que nunca perdieron, el que da la propiedad de los medios de producción, de los bancos, de la tierra, de los grandes medios de comunicación, le agregaron la administración del Estado.

Todo ese poder concentrado se ha aplicado para imponer una restauración conservadora, que incluye un ajuste neoliberal. Eso es lo que está produciendo, como decíamos, una concentración del poder y la riqueza, menos libertad y más desigualdad, por lo tanto, menos democracia.

Se ha implementado una política salarial de rebaja, lo que ha provocado la caída de salarios, jubilaciones y pensiones, que ajustan por el Índice Medio de Salarios, por primera vez en 15 años. Han aumentado brutalmente las tarifas públicas. Se aumentó el IVA a las compras con tarjetas de débito. Se recortaron los recursos presupuestales para salud, educación, vivienda y políticas sociales. Todo ello ha generado que hoy tengamos 100 mil uruguayas y uruguayos más en la pobreza. Que decenas de miles de uruguayas y uruguayos coman gracias a la solidaridad organizada en las ollas populares.

Eso ha ocurrido mientras se incrementaron en más de 5 mil millones de dólares los depósitos bancarios del sector más rico de nuestra población, sumando el incremento en las cuentas en nuestro país y en el exterior.

Mientras los salarios caen y el desempleo se mantiene en niveles muy altos, mayores a los de antes de la pandemia, varios rubros económicos como el agro, la pecuaria, las farmacéuticas, el plástico, ya superaron las niveles pre pandemia y están ganando más que antes.

Es el país de los “malla oro”, dijera, en otra de sus expresiones antológicas, el presidente Luis Lacalle Pou. Una muestra gráfica de esta línea de gobierno es que, en esta ronda de Consejos de Salarios, la 9°, en 21 votaciones, el gobierno votó 17 veces con las patronales y solo 4 con los trabajadores.

La perspectiva

Nuestro pueblo ha encontrado maneras de organizarse, luchar y dar respuesta a esta ofensiva del capital y las clases dominantes. Ha luchado todo el movimiento popular, pero el movimiento sindical, las y los trabajadores, han sido un actor fundamental en todas las luchas.

Eso es lo que no le perdona las clases dominantes, por eso la represión y la campaña de ataques.

Se han conseguido convenios colectivos de avance que rompieron las pautas de rebaja, en el SUNCA, la UNTMRA, el SOYMA y la carne, por ejemplo. Los sindicatos han apoyado decididamente a las ollas populares. El SUPRA ha sido un puntal en la denuncia de la entrega escandalosa del Puerto a una trasnacional belga por 60 años. SUTEL y FANCAP en al defensa de las empresas públicas. Los sindicatos de la Enseñanza en la defensa real de la laicidad y de la educación pública, jaqueadas por una ofensiva inquisidora y privatizadora de la derecha.

El PIT-CNT y los sindicatos han ratificado su representatividad y su capacidad de movilización y lucha en la calle y en las urnas.

El PIT-CNT ha protagonizado, un formidable 1° de Mayo, dos enormes paros generales, con gran respaldo. El último, el 15 de setiembre, con la unidad de trabajadores del campo y la ciudad y una manifestación de decenas de miles en Montevideo.

El PIT-CNT le dio una paliza histórica a la derecha en las elecciones para la representación social en el Directorio del BPS, consiguiendo 435 mil votos. Las listas de la CSEU le dieron otra paliza histórica a la derecha en las elecciones para los representantes docentes en el CODICEN y las ATD.

Cada vez que han intentado confrontar en las urnas con el movimiento sindical el gobierno y las clases dominantes han sido derrotados.

Pero, además, el PIT-CNT ha jugado un papel fundamental en la construcción de la unidad, política y social, imprescindible, para que más de 100 organizaciones se integraran en la Comisión Nacional Pro Referéndum y se haya concretado la hazaña de juntar 800 mil firmas, en medio de la pandemia, y habilitar una consulta popular para anular 135 artículos de la LUC.

El PIT-CNT ha sido clave, en unidad con todo el movimiento popular, para poner en jaque uno de los principales instrumentos de las clases dominantes para su restauración y su ajuste: la LUC.

Es por eso que provocan, que atacan todos los días a los sindicatos, que buscan reprimir.

La respuesta debe ser más unidad, más organización y más lucha. Y, sobre todo, más amplitud, más diálogo y mano tendida con nuestro pueblo, para que no nos aíslen. Hay que rodear al movimiento sindical, columna vertebral de la unidad del pueblo, hoy más que nunca.

Unidad, organización, amplitud y lucha. Una gran perspectiva democrática, de avance, de construcción de libertad e igualdad.

Y un centro: convencer a cientos de miles de uruguayas y uruguayos para que el 27 de marzo llenemos las urnas de SI rosados y derrotemos a la LUC. Para que anulemos sus 135 peores artículos, entre ellos los que habilitan a la represión como la de este miércoles.

La lucha es por una síntesis política y social que abarque a la mayoría de nuestro pueblo. Una línea unitaria, de masas, que organice la lucha y levante perspectiva.

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