Este jueves, convocados por el PIT-CNT, miles de trabajadoras y trabajadores pararon y se movilizaron en la capital y en todo el país. El paro fue en solidaridad con los conflictos, en reclamo de garantizar el trabajo digno y en rechazo a la represión antisindical.
Hubo movilizaciones en todo el país. Entre ellas, la marcha de las y los trabajadores de la industria láctea, que vinieron desde Melo, Cerro Largo, hicieron casi 400 kilómetros, para denunciar los despidos en Coleme, los seguros de paro y amenazas de despidos en varias empresas más. Hubo movilización en Colonia, rodeando, entre otros, a las y los trabajadores de Isusa, en Nueva Palmira, con sus empleos en peligro. Estuvieron las y los trabajadores de Yazaki, que luego de una dura lucha lograron un acuerdo con la trasnacional que, como informamos en nuestra edición anterior, alivia el brutal impacto de perder el trabajo.
Una estimación primaria del PIT-CNT establece que son más de 4 mil los puestos de trabajo que se perdieron o están en riesgo en los últimos meses. Esto abarca desde los despidos directamente, los seguros de paro sin seguridad de retorno y las licencias adelantadas, entre otras modalidades. La cifra puede variar al alza cuando se conozcan las cifras oficiales de empleo de febrero. Esta situación, como decíamos, afecta a más de 4 mil trabajadoras y trabajadores y sus familias en todo el país. Perdieron o tienen en riesgo sus empleos trabajadoras y trabajadores metalúrgicos, de la construcción, de la industria láctea, de la química, de textiles, de la industria frigorífica, del comercio y los servicios, de la industria farmacéutica, del pan, alfajores y el dulce.
Hablamos de una situación social grave. En la mayoría de los casos la causa son decisiones empresariales unilaterales, incluso sin aviso previo y en medio de ataques a la organización sindical. En otros casos la organización sindical ha logrado ámbitos de negociación y busca construir salidas.
Hay que destacar la actitud solidaria de miles de trabajadores y trabajadoras de todo el país con sus hermanos de clase que enfrentan esta difícil situación. En tiempos de individualismo galopante, de fomento del desinterés por las acciones colectivas; en medio de una campaña sistemática de ataques y cuestionamientos al movimiento sindical; mientras las cámaras empresariales solo reclaman para sí mismas y piden más rentabilidad y punto; la clase trabajadora uruguaya, una vez más, organizada y comprometida, levanta la bandera de la solidaridad y, lo que es más importante y relevante, la hace practica material.
Para quienes preguntaban en los días previos y ayer mismo: ¿por qué para el PIT-CNT? Para las cámaras empresariales que cuestionaron el paro y la movilización y señalaron las pérdidas económicas que les acarrearía. La respuesta es simple: Por solidaridad.
Es bien importante destacar de que lado, en la realidad, en la práctica, está la solidaridad y de que lado está el corporativismo autorreferencial.
En la oratoria se denunciaron las situaciones que se viven en los distintos conflictos, pero hubo un mensaje que graficó el sentido profundo de la lucha sindical.
Las y los trabajadores de Yazaki, de Colonia y de Las Piedras, estuvieron presentes, con pancartas, con banderas de su organización sindical, la UNTMRA. Y estuvieron presentes luego de haber obtenido un acuerdo, a expresar la continuidad de la lucha y su solidaridad con quienes enfrentan una situación similar y los rodearon con su solidaridad antes.
El significado profundo de esa presencia lo expresó con sus palabras una joven obrera de Yazaki, Karina, quien emocionada dijo desde el estrado: “Queremos recordar que no solo nos dejaron sin trabajo a nosotros si no a todos los tercerizados. Recordar que el 80% éramos mujeres, la mayoría jefas de hogar. Queremos decir gracias a este movimiento sindical que desde el día uno nos abrazó y nos sigue abrazando, porque este es el pueblo uruguayo. Siéntanse orgullosos de pertenecer a este movimiento sindical, porque no hay un centro de trabajo donde no se muestre la solidaridad de otro compañero”. Y remató: “Nos echaron, sí, nos dejaron sin trabajo, sí, pero no nos dejaron sin dignidad porque hicimos retroceder a la empresa que quería manchar el honor del movimiento sindical”.
El PIT-CNT denunció y reclamó soluciones para estos 4 mil empleos que se perdieron o están en riesgo. También denunció que el gobierno saliente deja un país más desigual.
Y, además, planteó propuestas hacia el futuro. Enrique Méndez, secretario de Organización del PIT-CNT y dirigente de los trabajadores de la industria láctea, resumió las propuestas realizadas al gobierno electo, en particular al presidente electo Yamandú Orsi.
Las propuestas y reclamos incluyen, la defensa del trabajo digno; el salario; un diálogo social para proyectar un modelo productivo que supere la dependencia de la exportación de materias primas; la defensa de las empresas públicas; de los recursos presupuestales y la participación de las y los docentes en la educación; el fortalecimiento del Sistema Nacional Integrado de Salud; el diálogo por la seguridad social, para construir un sistema de seguridad social que asegure la cobertura a los más necesitados, niñas y niños, personas de la tercera edad y con discapacidad, que recupere el derecho a jubilarse a los 60 años, que asegure jubilaciones y pensiones dignas y que elimine el lucro, además de poner arriba de la mesa su financiación; la necesidad de discutir el sistema tributario; la necesidad de atender a las pequeñas y medianas empresas aliviando su carga tributaria; el derecho a la vivienda; la seguridad y la convivencia; el compromiso con la verdad y la justicia; entre otros temas relevantes.
El paro de este jueves volvió a mostrar al movimiento sindical como un actor central de la vida nacional, con capacidad de movilización y de propuesta. Preocupado y ocupado de los problemas nacionales, expresando toda la perspectiva popular.
Pero para finalizar queremos volver a lo que señalábamos al principio, este fue, esencialmente, un paro de solidaridad.
La solidaridad es humanismo profundo. La solidaridad puede ser personal, y es valiosa, claro, pero se convierte en hecho social y adquiere potencialidad transformadora de la realidad cuando se practica colectivamente. La solidaridad es la antítesis del individualismo y la competencia como valor absoluto. La solidaridad es una calle de dos vías, sirve y fortalece a quien la recibe y educa a quien la da.
La consigna que presidió el acto en Montevideo desde el estrado fue: La única forma de cambiar la realidad es con unidad, solidaridad y lucha.
Las tres cosas se expresaron en el paro y la movilización de ayer.