Por Gabriel Mazzarovich y María José Pedraja
La Universidad de la República (UdeLAR) es una institución protagonista de la historia del Uruguay. Ha tenido una enorme transformación en estos 15 años. Ha jugado un enorme papel en la Emergencia Sanitaria. El rector Rodrigo Arim analizó para EL POPULAR los desafíos presentes y futuros de la universidad pública.
En una extensa charla, Arim abordó las principales transformaciones de la UdeLAR, la duplicación del alumnado con respecto a los 90, hoy tiene 140 mil estudiantes, el 80% de los estudiantes terciarios del país; genera el 80% del conocimiento científico y la investigación nacional; duplicó las carreras; logró una presencia en todo el país que democratizó el acceso a la educación terciaria para miles.
En la pandemia puso todo ese saber acumulado al servicio del país. La UdeLAR elaboró las primeras pruebas de diagnóstico, 50 mil kit de diagnóstico, 21 mil protectores faciales para las y los trabajadores de la salud, los laboratorios para procesar los test, 200 mil test serológicos, hisopos, análisis sobre el impacto económico y social de la pandemia. ¿Cuáles son los desafíos del futuro? ¿Cuáles las necesidades presupuestales?
-¿Rector Arim qué significa el 14 de agosto para vos y para las y los universitarios?
-El 14 de agosto señala en el plano social, en el plano universitario y en el plano más personal una referencia ineludible. En primer lugar, porque es un mojón que pone en evidencia el surgimiento de la represión sistemática contra el movimiento estudiantil, centrada también en la UdeLAR, en la década del 60; y es el inicio, sin dudas, de los procesos que culminaron en el autoritarismo y la dictadura cívico militar. Por lo tanto es una referencia dolorosa para la sociedad en su conjunto, pero a la que tenemos que volver sistemáticamente, no solo para evitar los errores pasados sino para reconstruirnos desde la memoria y los valores de la justicia, desde la necesidad de que el Uruguay sea capaz de cerrar sus cuentas con el pasado, sin olvidar en ninguna instancia lo sucedido.
En lo personal implica también una referencia importante , fui integrante del movimiento estudiantil casi de la apertura democrática, primero en secundaria, luego como estudiante universitario. La referencia del asesinato de Líber Arce ha sido una carga simbólica, testimonial y material muy relevante para el movimiento estudiantil.
Por tanto el 14 de agosto para mi, desde la apertura de la democracia prácticamente y un poquito antes, es siempre una fecha para rememorar, para protestar, porque en eso consiste la vida democrática y social, y para tener presente siempre, porque supone reconocer nuestra propia historia, historia social e institucional, porque la muerte de Líber Arce es parte de la historia institucional de la Universidad de la República.
En este 2020, en un momento donde las generaciones nuevas están mucho mas lejanas que nosotros de estos acontecimientos, me tocó nacer algunos poquitos años después del asesinato de Líber Arce, para las generaciones que hoy son estudiantes en algún sentido es parte de un pasado más lejano, pero constituir y reconstituir esa fecha como un espacio de encuentro simbólico y testimonial, es extremadamente relevante para la identidad del movimiento estudiantil, para la propia UdeLAR, y para recordar en estos momentos que tenemos algunos atisbos de resurgimiento de violencias políticas, la necesidad de que Uruguay mantenga en todos sus actores, institucionales y políticos, las claves de una convivencia democrática, donde el conflicto existe, es parte de la vida democrática, pero también tenemos que evitar cualquier exceso represivo hacia la sociedad.
-Vivimos el tiempo de impacto de la pandemia, en toda la sociedad, la UdeLAR ha tenido gran protagonismo, con las clases no presenciales, sus aportes científicos, como los test y los laboratorios, sus análisis económicos y sociales. ¿Cuáles fueron los principales aportes de la UdeLAR en esta pandemia?
-Por suerte uno tiene que decir que es difícil destacar algún aporte en particular, me siento muy tranquilo, no voy a decir conforme porque el país está pasando una situación compleja y la Universidad también, pero si tranquilo, con la reacción que han tenido los colectivos universitarios y la institución como tal. Lo primero a destacar es la capacidad que tuvo la institución, con un gobierno colectivo y democrático, con una enorme eficiencia, de hacer migrar todo su funcionamiento a plataformas digitales en ausencia de presencialidad.
Tomamos la decisión, con celeridad, de suspender las actividades presenciales, yo creo que fue un aporte relevante de la UdeLAR para controlar, en aquel momento, la evolución de la epidemia, el 13 de marzo.
En prácticamente dos semanas logramos funcionar en clave no presencial y hacer migrar 2.720 cursos a esta plataforma. Se hizo con un enorme esfuerzo económico y financiero, lo tenemos cuantificado, cerca de 200 millones de pesos son las erogaciones extraordinarias que estamos haciendo producto de la pandemia, pero sobre todo con un enorme esfuerzo de los colectivos, de los docentes, en particular docentes jóvenes, de los estudiantes y los funcionarios.
Es un logro enorme por su magnitud. Estamos hablando de una institución que tiene 140 mil estudiantes de grado, varios miles de estudiantes de pos grado, 10 mil docentes, 6 mil funcionarios no docentes, distribuida en todo el territorio nacional, con un gobierno institucional caracterizado por un Consejo Directivo Central (CDC) de casi 30 miembros, y hemos logramos funcionar sin tenerle envidia a ningún otro espacio institucional, de una manera razonable dadas las circunstancias.
Ese es el primer aspecto central, la universidad siempre estuvo en movimiento y nunca cerró en estos meses.
Lo segundo, y sin duda lo que ha tenido un poco más de prensa, son los aportes diversos provenientes del cuerpo docente y del acerbo del conocimiento avanzado que está incorporado en ese cuerpo docente. Desde esas capacidades y conocimiento esos colectivos de docentes e investigadores decidieron aportarle a la país. Y lo hicieron a veces con antelación al surgimiento de los primeros casos del COVID en Uruguay.
Las primeras pruebas de diagnóstico para el COVID 19 con las que contó el país tienen su origen en un grupo pequeño de docentes de la Facultad de Ciencias y el Hospital Pasteur, que antes que apareciera el primer caso en Uruguay ya estaban discutiendo cómo adaptar un protocolo de diagnóstico que se había desarrollado en la universidad de Hong Kong para el caso uruguayo, esto es lo que nos permitió pocas semanas luego de que la epidemia se instalara en nuestro país, Uruguay lograra escalar, con tecnología nacional, su capacidad de diagnóstico.
Por supuesto tiene que ver también con lo que hemos logrado en el interior, producto de decisiones que tomamos hace una década con recursos incrementales, presupuestales, con laboratorios científicos que se transformaron en laboratorio de análisis clínicos, que no es su vocación originaria, para aportarle capacidad de diagnóstico al país, en Salto, en Tacuarembó, en Rocha, una frontera que es de por si compleja, porque es donde tenemos mas riesgo de infiltración de la propia epidemia.
Otros aportes muy relevantes, donde se combinan los diversos saberes de distintos servicios universitarios, junto con la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud Pública se desarrollaron 21 mil protectores faciales, diseñados por la UdeLAR, por la Facultad de Ingeniería, por la Facultad de Enfermería, por la escuela de diseño de la Facultad de Arquitectura, que fueron distribuidos para el personal de salud, que está extremadamente expuesto a la epidemia.
Y fue un diseño universitario aplicado a solucionar un problema que era la accesibilidad de material de protección para el personal de salud.
Tiene que ver también, no solo con las pruebas de diagnóstico originales sino con los kit de diagnóstico, que es algo distinto, porque esta es una producción estandarizada, junto con el Instituto Pasteur se pusieron a disposición del país 50 mil kit de diagnóstico, en acuerdo también con la ANI y con una empresa privada, Esto permitió que Uruguay no tuviera limitantes en la capacidad de diagnóstico y se desarrolló a nivel nacional.
Tiene que ver con los test serológicos que fueron presentados ya tres semanas atrás, que nuevamente son desarrollo de científicos universitarios, provenientes de distintas facultades, Medicina, Ciencias, Química, Instituto Pasteur, que permiten no ya diagnosticar la enfermedad aguda, sino diagnosticar que la persona tenga los anticuerpos que indican que en algún momento transitó la enfermedad. Entonces para el seguimiento que Uruguay va a transitar dentro de unos meses es absolutamente relevante, porque habla también cual fue el grado de prevalencia en algún momento de la enfermedad en la población. Es algo que en el mundo se está utilizando y son 200 mil test serológicos que están de vuelta puestos a disposición del país por científicos uruguayos .
Tiene que ver también con la producción de hisopos, en algún momento con el ministro de Salud Publica, con el que hemos tenido un trabajo muy razonable durante la epidemia, recibimos una llamada diciéndome tenemos dificultades porque no hay hisopos en el país para los exámenes, no estoy hablando de la protocolo de diagnostico, estoy hablando de la presencia simplemente de hisopo nasal que es con lo que se extrae la muestra. La UdeLAR, entre la Facultad de Química y de Arquitectura, a partir de tecnología de impresión 3D, desarrolló y diseñó hisopos, lo que le permitió al Uruguay tener disponibilidad, que era riesgoso en el mundo en momento.
Pero tiene que ver con algunas discusiones en el área social, otros aportes que son mucho menos evidentes, pero que se ubican en el plano de discutir, desde la Universidad cuales son las estructuras de políticas sociales más razonables en estos contextos, y que es algo que el mundo está discutiendo, el mundo académico y el mundo político están discutiendo, y que es absolutamente relevante porque es claro que lo que está sucediendo es una crisis sanitaria, pero también social y económica y estas respuestas trascienden la coyuntura mas inmediata y se ubican en el plano de cuáles son las respuestas de políticas públicas que deben generarse para organizar una máxima protección adecuada que evite los uruguayos tengan pérdidas de bienestar muy relevantes y de privación extrema.
Y en eso también aportó la UdeLAR, con miles de personas online que participaron en los seminarios, en proyectos de discusión y pequeños documentos que fueron elaborados intentando aportar en esta dirección. Esto se hizo desde la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Ciencias Sociales; Psicología haciendo recomendaciones para manejar situaciones complejas como el aislamiento social en momentos donde la recomendación quédate en casa era la preponderante.
Yo creo que es una institución que ha estado en pleno movimiento, desde Extensión Universitaria, con atención por ejemplo a comedores desde el punto de vista nutricional, a ollas populares, del manejo alimentario. Todos estos insumos, que en forma aislada pueden parecer relativamente de poca magnitud, cuando sumamos lo que encontramos es un bosque en donde en la Universidad hay un conjunto de conocimiento acumulado, de distintas áreas de la cultura y el que hacer científico que fueron capaces de reaccionar, y lo siguen haciendo.
Me parece que es importante entender en esa clave, que por suerte hay aportes múltiples diversos, yo diría, provenientes de distintas áreas del conocimiento y de la cultura que se han hecho presentes, y lo van a seguir estando, porque hemos hecho llamados internos para intentar financiar proyectos de investigación o extensión que vayan al encuentro de atender, no en el sentido de las políticas sociales que no es nuestra responsabilidad, sino de atender la emergencia social que ya está instalada en el país y que es probable que tengamos efectos de mediano plazo que hay que analizarlo con precaución.
-Rodrigo desde la asunción del nuevo gobierno, se han planteado cuestionamientos a la UdeLAR, a su papel en la sociedad, incluso al uso de sus recursos presupuestales. Hay dos momentos muy marcados, uno de ellos fue la presentación, y luego la votación, de la LUC. ¿Cuáles fueron los cuestionamientos de la UdeLAR y qué propuestas hizo?
-En el caso de la LUC teníamos dos preocupaciones de distinto orden: una de corte instrumental. En la formulación original, que fue presentada a fines de enero, se incorporaban algunas modificaciones en el TOCAF, mecanismo de habilitación de compras directas por parte del Estado, que afectaban directamente a la UdeLAR. Uno de ellos, eliminar excepciones, de una manera bastante difícil de entender a priori, que habían sido instaladas a mitad de la década de los 90, para la compra de equipamiento científico. El equipamiento científico tiene dos características, en primer lugar no es un comiditie que sea de fácil especificación, estamos hablando de equipamientos muy sofisticados y de difícil comparación entre distintos proveedores. En segundo lugar, muchas veces requiere una instalación rápida, entonces los mecanismos licitatorios, propios de las compras más estandarizadas del Estado uruguayo, no son adecuados para el equipamiento científico. Esto ha sido reconocido ya hace varias décadas en el Derecho Publico uruguayo, sin embargo se eliminaba la versión original del TOCAF para estas compras directa de equipamiento científico.
Lo segundo es que también nos dejaba en una situación compleja en la medida en que las Fundaciones con las que trabaja la UdeLAR no podían ser contratadas en forma directa por el resto de los organismos del Estado, y esto es relevante porque simultáneamente se permitía a las universidades privadas promover estos recursos. Ahora, las universidades privadas, bajo contratación directa operan en el derecho privado y tienen una agilidad de respuesta que nosotros no tenemos, no por ineficiencias universitarias, sino porque el derecho público que nos rige es mucho más garantista y requiere un conjunto adicional de pasos que hace que los plazos para realizar ese conjunto de tareas, en esos marcos, son mas amplios que los habituales en el derecho privado.
Uno de los instrumentos que la UdeLAR ha instrumentado para relacionarse de manera mas ágil con la sociedad son las fundaciones, que hay que controlarlas, la UdeLAR lo tiene claro, de hecho el año pasado hemos aprobado una nueva ordenanza que incorpora mecanismo de control de la fundaciones, pero simultáneamente son las fundaciones que nos permiten tener la agilidad como para dar respuestas en tiempo real a solicitudes de agentes externos, en particular del Estado. Entonces si eliminamos esta posibilidad de contratación directa de las fundaciones, y a la misma vez se incorporaban a las universidades privadas como posibles proveedores directos del Estado, se generaba una desigualdad muy importante ente la UdeLAR y la universidades privadas.
Estos dos elementos, a lo largo de intercambios con el Poder Ejecutivo primero y después en el Parlamento se lograron corregir, si bien en particular en el sistema de compras directas de equipamiento científico quedó un monto menor del que estaba estipulado originalmente, se preservó el instrumento que había sido eliminado en la versión original.
Lo segundo y más conceptual, nosotros fuimos muy críticos con la reestructuración del sistema de educación público uruguayo, entre otras cosas porque, no solamente en la versión de la última semana de enero, sino también en la que fue remitida al Parlamento por el poder ejecutivo, se ponía en pie de igualdad en los ámbitos de coordinación educativa a instituciones publicas y privadas y otras instituciones provenientes de la políticas públicas cuyo cometido especifico está más distante al quehacer educativo. Por ejemplo, INEFOP y formación militar y policial, si bien sin dudas tienen un componente educativo, están sometidas a una estructura jerárquica cuya principal función no es la educativa. Entonces tenemos esa complicación, eso perder la especificad de lo público es riesgoso en una mirada a largo plazo, abriría las puerta luego a pensar en un sistema donde aparecen prestadores públicos y privados en igualdad de condiciones, nosotros no compartimos esa mirada.
Por ejemplo en la Universidad Pública puede ser un proveedor más, grande, pero un proveedor mas de formación terciaria y superior, junto con otras instituciones privadas. Hemos trabajado, por lo menos en mis tiempos como rector, de manera muy correcta con las universidades privadas.
Pero si la especificidad de la Universidad de la República como ente autónomo que diseña y ejecuta políticas en el área de la educación superior y de la investigación académica nos parece bien importante preservarla, junto con la coordinación con ANEP, UTEC y otros espacios de la Educación Publica.
Nosotros planteamos en el Parlamento que era importante preservar ese espacio de coordinación de lo público, por supuesto coordinado con el Ministerio de Educación y Cultura, como lo era inicialmente, pero que estuviéramos representados los entes autónomos de la enseñanza. Eso fue tomado por el Parlamento con una redacción que no nos convence del todo, ya que se incorporan todos los espacio de formación educativa del Estado aunque no sean autónomos, el INEFOP, Policial, Militar, y el propio SODRE, pero nos parece una avance sustantivo con respecto a la versión original que había remitido el Poder Ejecutivo.
De todas maneras no queda claro cómo se va reunir ese organismo, bajo qué coordinación, con qué agenda.
-El segundo momento, al que hacíamos referencia, se está dando ahora cuando comienza la discusión del Presupuesto Quinquenal. Isaacc Alfie, director de la OPP cuestionó públicamente a la Enseñanza Pública y a la UdeLAR, incluso afirmó que bajaron los egresos. ¿Cómo se recibieron en la UdeLAR estas críticas?
-Espero que esos señalamientos sean descuidos en la lectura de la información y no intencionalidades. Todos tenemos que cuidar el clima de la discusión democrática, una democracia que funciona bien lo hace sustentada en información, análisis y discrepancias explicitadas, pero no en la construcción de prejuicios, no en la condición de escenarios donde se dan por sentadas y válidas afirmaciones generales que luego se pueden utilizar también como un mecanismo que justifique recortes presupuestales.
Las diferencias no nos asustan, la UdeLAR tiene diferencias internas, no es un lugar de unanimidades, pero nos interesa que el Uruguay transite la discusión presupuestal, que es importante para cualquier gobierno, es programática, es mucho más que la discusión de los dineros, en un clima adecuado, y no con informaciones falaces que generen prejuicios.
Las declaraciones que hizo el director de la OPP no aportan en esta dirección. En primer lugar porque no son ciertas. Cualquiera que entienda como se evalúan los programas de educación superior sabe que se requiere una mirada a largo plazo, identificar tendencias.
¿Cuáles son las tendencias a largo plazo claves? En primer lugar, entre 1990 y 2005, más allá de variaciones cíclicas, el presupuesto de la UdeLAR estuvo constante. Los egresos también estuvieron prácticamente incambiados, con picos, pero si se mira la tendencia larga no hay un crecimiento marcado. Cuando hay un incremento presupuestal importante, a partir de 2005, y por supuesto que la plata sola no alcanza, se transformó en un conjunto de políticas institucionales que llevaron a un proceso de consolidación y diversificación de las carreras. Se duplicaron las carreras, pasamos de tener, en grandes números, 80 carreras de grado, hoy tenemos 160. Se diversificó también territorialmente la UdeLAR y la oferta educativa, este es un cambio radical en la historia del Uruguay y de la enseñanza terciaria. En 2005 el 4% de los estudiantes que ingresaba lo hacía en el interior del país, hoy son el 14% o el 17% según el año. Estos recursos presupuestales sostuvieron un proceso de transformación de los planes de estudio de grado, con más agilidad, más flexibilidad. Estos son los elementos constitutivos de cambios profundos en la matriz educativa de la UdeLAR y eso llevó a un incremento muy significativo de los egresos, por primera vez desde 1990.
En este proceso hay picos coyunturales, pero cuando uno mira la tendencia no hay ninguna duda que hemos aumentado el egreso de al educación terciaria superior.
Hay que evitar las profecías auto cumplidas, porque lo que si es cierto es que si la UdeLAR no logra incrementar recursos presupuestales, en un contexto donde el número de estudiantes sigue aumentando en forma importante, en 2020 se registró un máximo histórico de ingresos con 18.500 estudiantes, es probable que tengamos un estancamiento de los egresos. Porque no vas a tener herramientas para diversificar los cursos, para atender en forma diferenciada estudiantes que vienen de contextos distintos, con proceso de aprendizajes previos también distintos.
Ese riesgo no es para hoy, está planteado en función de la ausencia de recursos incrementales en los próximos años.
-¿Qué es la UdeLAR hoy?
-La UdeLAR como una construcción histórica del Uruguay que atraviesa toda la vida republicana del Uruguay, tiene 171 años, es una Universidad que tiene tradiciones institucionales muy ricas y que se ha transformado profundamente, en los últimos años y en las últimas décadas. Antes de la dictadura tenía 20 mil estudiantes, para no ir tan lejos, en 1999, antes de finalizar el siglo XX, tenía algo más de 60 mil estudiantes, hoy tiene 140 mil estudiantes de grado. A comienzos de este siglo ingresaban al año 10 mil estudiantes, hoy están ingresando 18.500. Era una Universidad que tenía prácticamente toda su actividad concentrada en Montevideo, salvo algunas excepciones, como las Estaciones Experimentales de la Facultad de Agronomía o la Regional Norte de Salto. Hoy es una Universidad distribuida en todo el país, con campus en acuerdos con otras instituciones, esta es otra dimensión relevante, los acuerdos interinstitucionales. En Tacuarembó un campus en una acuerdo con el INIA; en Rivera en acuerdo con la UTU, la UTEC, Formación Docente, es el primer campus conjunto de la educción pública del Uruguay, también con apoyo de la Intendencia; carreras conjuntas con la UTU, relevantes en ese territorio.
Es una Universidad que tiene 10 mil docentes, que tenía no hace mucho tiempo, en el 2000, apenas 400 docentes en régimen de dedicación exclusiva, hoy tenemos 1.408 docentes en ese régimen. Esto tiene un correlato directo en la producción académica, la producción científica y cultural requiere dedicación, no se realiza en los ratos libres, ni es un hobby.
Pasamos de tener, en el año 2000, 78 carreras de grado a tener hoy 160. En el interior del país en 2007, cuando empezaron efectivamente los incrementos presupuestales, teníamos 43 carreras, hoy tenemos 87.
Hay otro dato relevante, más reciente, hemos expandido la cantidad de estudiantes de pos grado, de 1.250 a 2.573. Y los egresos de pos grado más que se duplicaron, entre 2004 y 2008, egresaban 543 estudiantes en pos grado, entre 2014 y 2018 fueron 1.204.
Es una Universidad con una hermosa historia, protagonista de la historia del país, pero simultáneamente es una Universidad que se ha transformado.
Pero se tiene que seguir transformando, la UdeLAR tiene que ser la primera fuente de crítica sobre si misma. La UdeLAR es la única institución pública que funciona con su dirección en forma abierta, el CDC es abierto al público, y allí no hay complacencia, hay debates profundos y pertinentes.
Por ejemplo, yo estoy convencido, y una parte importante del cuerpo universitario también, no todo, de que es momento de plantear una transformación de la Ley Orgánica.
Entre otras cosas porque estamos teniendo déficit democráticos, la ley del 58 le queda chica a esta Universidad de hoy. En el 58 había poco más de10 mil estudiantes, ahora hay 140 mil, y tenemos una cantidad de facultades que no estaban previstas, hay facultades que no votan en el CDC, centros regionales que tampoco votan.
La UdeLAR si se la mide en términos porcentuales comparativos es una Universidad grande, por supuesto que en el mundo y en el continente hay universidades de 140 mil estudiantes y de más, pero en países con una población mucho mayor.
Somos una Universidad grande en un país pequeño, somos el 80% de las y los estudiantes de grado de la educación terciaria superior, pero somos también el 80% de la investigación académica y científica del país, por lo tanto representamos buena parte del conocimiento que se genera y se disfruta en el país.
Hay que diversificar, es cierto, pero la UdeLAR tiene que sostener este proceso, si dejamos en los próximos años de incorporar, por ejemplo, cuadros docentes, quien va a perder es el país, porque no hay otros espacios institucionales diseñados para su absorción, en muchas áreas del conocimiento.
-Tomando en cuenta esta realidad: ¿cuáles son los ejes que va a realizar la UdeLAR para el presupuesto quinquenal?
-La UdeLAR se para ante el planteo presupuestal desde dos perspectivas. Por un lado, hace un año, en mayo de 2019, comenzamos a trabajar en el diseño de las propuestas programáticas para el país, previo a las elecciones nacionales, es decir en un proceso que tiene en cuenta la autonomía universitaria. A partir de eso comenzamos a identificar cuáles eran las propuestas, que en distintas áreas y dimensiones, la UdeLAR podía realizarle a la sociedad uruguaya.
Partiendo de la base de lo que habíamos avanzado y la carencias que teníamos hasta el 2019.
A partir de ese análisis, de identificación de fortalezas, de búsqueda de prioridades y alternativas, en coordinación con otros espacios del Estado, del sector privado y de la sociedad civil, hemos avanzado en una dirección que nos permite identificar con precisión algunos programas que requieren financiamiento para darle cabida a ciertos procesos de desarrollo imprescindibles para el Uruguay, no para la UdeLAR.
Déjame poner tres ejemplos claros. Por supuesto que esto es mucho más diverso que lo que voy a decir, podríamos hablar desde el Hospital de Clínicas y las dificultades que ha tenido para integrarse al Sistema Nacional Integrado de Salud, es el único hospital montevideano que no ha tenido una inversión razonable para poder reestructurarse; también de la necesidad de financiar los andamiajes más internos de la institución para darle más eficiencia, que pasan desde la incorporación masiva del expediente electrónico, hasta la incorporación de mecanismos de cuidados para los docentes y funcionarios y estudiantes; o la institucionalización de todos lo mecanismos que implican el enfrentamiento al acoso, en todas sus dimensiones.
Pero permiteme hablar de tres cosas fundamentales. Porque la UdeLAR también se paró en el Uruguay de hoy, está claro que el Uruguay atraviesa una crisis social que va a demandar enormes esfuerzos de las políticas públicas, que deberían responder a estas necesidades, la protección social, nuevos instrumentos para que un grupo importante de nuestros ciudadanos no terminen en situaciones de enorme privación.
Esto es clave, pero simultáneamente creemos que sería un enorme error estratégico nacional congelar la situación de la UdeLAR en el año 2020.
Porque en la vida académica universitaria la ausencia de recursos presupuestales incrementales no genera una congelación en donde estamos, sino que va a provocar un deterioro relevante en los avances que logramos en los últimos años.
La alternativa no es entre frenar para ver que hacemos luego o avanzar y seguir construyendo la Universidad. El freno presupone desacumular, presupone retroceso.
Primer ejemplo, la UdeLAR es el espacio principal para la inserción creativa de jóvenes docentes en todas las áreas de la cultura y la ciencia, que han culminado su formación de doctorado, que están produciendo a nivel académico avanzado, y que están buscando espacios de realización, personal y colectiva, que les permitan desarrollar su vocación y aportarle al país. Hay que asegurar que esos jóvenes tengan posibilidades objetivas de inserción en el país. Si nosotros no incorporamos un crecimiento de los recursos que destinamos al régimen de dedicación total, donde tenemos una demanda de aproximadamente 100 docentes por año, que son evaluados por la UdeLAR e internacionalmente, vamos a tener una dificultad, pero no solo para la UdeLAR, para el país. Si Uruguay no logra, a través de la UdeLAR, generar condiciones austeras, pero razonables, de inserción laboral de quienes se formar en en el país, o en el extranjero pero quieren radicarse en Uruguay, vamos a enfrentar en 5 o 10 años un problema de masa crítica, clave para el desarrollo nacional.
Segundo ejemplo, en un país que atraviesa una crisis social y económica relevante, y esa crisis genera problemas en los próximos 3 o 4 años. ¿Cómo deberían responder las políticas públicas? En primer lugar tienen que tener un componente fuerte anti cíclico. En momentos en que más lo necesitan ciertos sectores de la población, hay que construir políticas públicas que sean capaces de atender esa vulnerabilidad y mitigar los efectos nocivos que tienen las crisis económicas y sociales. Esto, que es una afirmación genérica, en la vida universitaria tiene una traducción muy clara. Nosotros tenemos un sistema de becas, en Bienestar Universitario, muy diverso, casi 5.500 becas; de apoyo económico, complementarias a las que entrega el Fondo de Solidaridad; de transporte, para estudiantes del interior que se radican en Montevideo, o del interior que estudian en otra localidad que no es la suya de origen; de alimentación, que también son muy cuantiosas; de cuidados, un instrumento incipiente que desarrollamos para estudiantes que tienen cargas familiares relevantes que pueden ser una traba para su formación. Esa estructura de becas atiende una demanda relativamente estable en los últimos años. ¿Qué pasó en 2020? Esa demanda se disparó. Hay más estudiantes universitarios que están requiriendo más apoyo, porque en sus familias o en sus lugares de vida cotidiana están teniendo dificultades. ¿El Uruguay va a desarrollar instrumentos contra cíclicos que le aseguren el derecho a la educación terciaria a estos jóvenes? Estos jóvenes están haciendo un gran esfuerzo para formarse pero es probable que si no tenemos un colchón amortiguador, instrumentos de políticas específicas, abandonen la educación. Este es el momento cuando más lo necesitan. Necesitamos recursos para un sistema de becas más previsible y más amplio que nos permita sostener a los jóvenes. Tenemos una demanda creciente en esta materia.
El tercer ejemplo, no podemos permitir que algunos logros relevantes, que explican el aumento de los egresos, se deterioren en el tiempo. Venimos viendo hace uno años ya que la relación entre horas docentes y cantidad de estudiantes se viene deteriorando. Nuestras proyecciones indican que, en el caso que culminemos este período presupuestal sin incrementos relevantes en la dotación de horas docentes, vamos a quedar en una situación parecida, en términos de la relación de horas docentes con respecto a cantidad de estudiantes, a la que teníamos a comienzos de este siglo. Hay que decir nuevamente, hay un esfuerzo institucional, hay un esfuerzo del país, en términos de mejorar la enseñanza terciaria, y eso puede llevar a un deterioro importante. Hay que ser particularmente cuidadosos de que esto no suceda porque condiciona también las posibilidades de seguir ampliando las oportunidades de formación terciaria a un espectro de población más diverso, que va a requerir mayores apoyos.
-¿De qué dimensión de incremento presupuestal estamos hablando, en porcentaje y en monto?
La UdeLAR está pidiendo que al finalizar el quinquenio el incremento presupuestal sea del orden del 49%. Este incremento es escalonado en el tiempo, porque reconocemos las dificultades. Para el año 2021 el incremento es del 5%. Eso nos permitiría mantener cosas, corregir algunos déficit en términos de atención a los estudiantes, de capacidad de investigación y simultáneamente ir planificando la ejecución de un presupuesto razonable a lo largo del quinquenio.
Es un presupuesto mucho más acotado del que sería necesario realmente. Pero asegura poder responder a los desafíos fundamentales de la UdeLAR que son los del país.
Nos permitiría mantener los motores en funcionamiento. Uno puede bajar de cuarta a primera, pero si pasamos de cuarta al freno de mano vamos a pagar costos, para el país, muy complejos.