Por Walter Cruz
El capitán (retirado) Alberto Loitey es el candidato a intendente por Cabildo Abierto del departamento de Soriano en el sector liderado por el general retirado Guido Manini Ríos. Como informara EL POPULAR luego de que se conoció la postulación del capitán Loitey surgieron voces que lo señalan como uno de los oficiales que estaba en el Batallón de Infantería Nº9 de Fray Bentos la madrugada en que asesinaron al doctor Vladimir Roslik el 16 de abril de 1984.
En una entrevista publicada por el semanario “El Eco” de Nueva Palmira días pasados, Loitey mintió por lo menos dos veces. Corresponde señalar que algunas citas al periódico coloniense fueron publicadas en 2013 en el libro “Los rusos de San Javier” editado por Banda Oriental.
Primera mentira
Niega que el Estado uruguayo haya torturado: “No, no. Mentira, tortura no, ese es el discurso que le quisieron imponer acá. Esa es la parte que digo que tenemos que sentarnos a conversar, acá nadie está defendiendo la tortura, pero lo que no podemos es tergiversar la historia”.
A Roslik lo secuestraron dos veces. La primera el 30 de abril de 1980, cuando el Batallón de Infantería Nº9 invadió San Javier. En el operativo detuvieron a 25 personas. Los torturaron en la comisaría de la colonia primero y en el cuartel después, adonde llegaron atados y encapuchados, apilados en un camión. Allí los procesó la justicia militar y cumplieron penas de uno a cuatro años de cárcel.
Los hicieron pasar por comunistas y agentes soviéticos, pero lo cierto es que solo se les podía reprochar la ascendencia rusa.
La maestra Susana Zanioni detenida con Roslik, tiene presente el tormento del médico. “Tampoco me puedo olvidar los gritos de Roslik. Lo torturaron horriblemente”. Hugo González, funcionario del Banco República, secuestrado con él, recuerda: “Estaba de plantón, piernas y brazos separados (El teniente Ivo Morales le apagaba cigarrillos en la espalda y después le obligaba a sostenerse una gasita cubriendo las quemaduras. Lo oía delirar”.
Entre los procesados y torturados están Víctor Makarov, Ricardo Bozinky, poco más que liceales entonces, Aníbal Lupunov, Miguel Roslik, hermano del médico y sus dos hijos, Víctor y Vladimir, que no habían cumplido 20 años. Todos padecieron plantón, golpes, simulacros de fusilamiento y fin del calvario. Terminaron en el Penal de Libertad.
El Ejército saqueó y clausuró el Centro Cultural Máximo Gorki, donde se cultivaban -hoy también- las tradiciones (danza, idioma, gastronomía y literatura) de los fundadores de la colonia.
San Javier se volvió un pueblo sitiado. Fue tan grave el daño a la identidad colectiva y a la convivencia social que al fin de la dictadura pero aún en democracia, 200 sanjavierinos presentaron una denuncia ante la Suprema Corte de Justicia por discriminación étnica.Se sentían perseguidos por su origen y amenazados como comunidad.
Segunda mentira
“El hombre murió por un paro cardíaco, como muere cualquiera de nosotros”. La noche del 15 de abril el Batallón de Loitey llegó de nuevo a la casa de Roslik y su mujer, Mary Zabalkin. Cerca de ellos, Valeri, el hijo, de cinco meses, dormía en la cuna. “¿Por qué siempre se la agarran con nosotros?” preguntó desolada Mary, mientras trataba, sin éxito, de abrigar al marido ya esposado, con un saco de lana.Solo pudo colarle un par de medias en el bolsillo del pantalón.
“Otra vez no, a lo mismo otra vez no”, fue lo último que pudo escuchar.
Siguieron a la casa de otros vecinos de la colonia a quienes también se los llevaron. Ni bien llegaron al cuartel empezó la tortura. “No tengo nada que ver con las acusaciones que me hacen, es la segunda vez que caigo en manos de ustedes, me pueden matar si quieren”.
Juan Chamailov oyó cómo lo torturaban, lo escuchó gritar hasta que la voz se apagó. Inmediatamente, ordenaron detener el tormento y convocaron al médico de la unidad militar, Eduardo Sainz Pedrini. Trataron de reanimarlo pero era tarde. Cuando amaneció llamaron a Mary para que fuera a retirar el cuerpo al hospital de Fray Bentos.
Ahora también el candidato a la Intendencia seguirá mintiendo.