¿Marset también pasó a saludar?

El penúltimo episodio del mal llamado “caso Marset” ha dado mucho que hablar. Nos referimos a la entrevista realizada por el programa “Santo y Seña” de Canal 4 a Sebastián Marset, narcotraficante prófugo, acusado de gravísimos delitos en varios países del continente, entre ellos el asesinato de un fiscal, que, además, está libre y en fuga, entre otras cosas porque el gobierno uruguayo le entregó un pasaporte cuando estaba preso en Dubái, por entrar con un pasaporte falso, casualmente del país donde todo indica que se hizo la difundida y comentada entrevista.

Parece un guion de una de esas series de Netflix que se consumen con fruición en buena parte del mundo occidental. El problema es que no lo es. Por ello es necesario hacer algunas puntualizaciones sobre la entrevista, sobre Marset y sobre sus motivaciones para darla.

En primer lugar, la entrevista fue hecha a un peligroso narcotraficante prófugo, que la dio para defenderse y mandar mensajes mafiosos. Eso hacen los narcos. La mayoría de lo que dijo es mentira. Marset no es un adalid de la verdad contra “los políticos y los policías corruptos”. ¿Hay policías y políticos corruptos? Claro que sí, pero en este caso el corrupto es Marset, no hay narcotraficantes decentes, ni buenos. Es tragicómico que un narco opine sobre la legalización de las drogas y pretenda hacer un ranking de que país es más o menos corrupto. Los buenos funcionarios, uruguayos y de los otros países, son los que Marset atacó, no los que pretendió exculpar. Marset no es víctima de un malvado complot para molestar la paz de su familia. Es victimario, vende droga, pone en peligro la vida de miles de personas, genera violencia, corrompe con el dinero sucio y por lo tanto es tan corrupto como quienes reciben sus coimas.

En segundo lugar, no se puede presentar a un narcotraficante y su estilo de vida como si fuera una variante más de emprendedurismo y un camino para la realización personal o, lo que es peor, como una postura rebelde y antisistema. Marset habló en la entrevista del “negocio” que eligió. Contó su vida como una historia de “superación personal”, destacó lo que “aprendió” en la cárcel. Marset es un delincuente y como tal tiene sus paradigmas, pero lo que hay que criticar es que arme esta entrevista como si fuera el comienzo de una serie sobre una celebrity. Eligió hasta una play list con las canciones que quería para musicalizar su puesta en escena. La elección no fue inocente: “Real Guerrero” de Farruko y “Buena Vida” de Natti Natasha y Daddy Yankee. La primera canción dice entre otras cosas: “Y sufrí, fue mucho lo que lloré. Fueron muchos los tropezones. Y yo caí, pero me levanté. Ahora me paro en un balcón y con vista frente al mar, gozado de mi progreso, antes de que llegue mi funeral. Quizás mi vida dure poco, se que todo tiene su final, pero mientras este de pie ni un poquito le voy a bajar. Hablaron de mi, se rieron de mi y ahora yo los saludos desde el VIP. Riéndome, burlándome, destapando botellas, con pilas de cueros, trepado en la mesa tirando dinero. Riéndome, burlándome, del sistema”. Esa es la canción que pasaron en la entrevista. Marset es un narco, mata, extorsiona y siembra violencia para vivir así. Marset alimenta al sistema, lo fortalece. Es el sistema capitalista neoliberal sin inhibiciones morales, la lógica del individualismo y la maximización de la ganancia a cualquier costo y sin límites.

En tercer lugar, el espectáculo de la entrevista, parte de la estrategia de defensa de un criminal prófugo, no puede ser el centro. No es Marset quien tiene que explicar. Aquí los que tienen que explicar por qué le dieron el pasaporte a un narcotraficante que ahora está prófugo y por qué le mintieron al Parlamento, a la Justicia y a la ciudadanía, son el presidente de la República, Luis Lacalle Pou y los muchos renunciantes. Ellos tienen que explicar, ante la ciudadanía y ante la Justicia. Eso no lo cambia una entrevista guionada.

En cuarto y último lugar, además del narcisismo y de la ostentación de impunidad que mostró Marset en la entrevista: ¿Qué más buscó? ¿Qué mensajes mandó entre líneas, además del evidente de que tiene poder suficiente para armar una entrevista, salir en horario central de un canal de televisión abierta y trasladar un equipo periodístico hacia su “escondite en la selva”? ¿Será que, parafraseando al presidente Lacalle Pou en su impresentable conferencia de prensa al llegar de EEUU, Marset decidió que era oportuno “pasar a saludar”?

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