Respuestas mortales: las muertes causadas por Estados Unidos post 11 de setiembre de 2001

Un estudio realizado por el Instituto Watson para Asuntos Internacionales y Públicos, realizó un análisis donde se sistematizan todas las muertes que se han producido en conflagraciones bélicas desatadas por Estados Unidos luego de los atentados del 11 de setiembre de 2001.

La contabilidad de dichas muertes no significa que las mismas sean un resultado directo de las acciones de respuesta, pero subrayan que, de forma inevitable, son consecuencias de dichas acciones.

“La destrucción de las economías, los servicios públicos, la infraestructura y el medio ambiente”, reseña el portal de investigaciones periodísticas Misión Verdad, “ocurren mucho después de que caen las bombas”.

El estudio permitió exxaminar, se añade, “las vías causales que han llevado a un estimado de 3,6 a 3,7 millones de muertes indirectas en las zonas de guerra posteriores al 11S, incluidos Afganistán, Pakistán, Irak, Siria y Yemen”.

En ese sentido se estima “que el número total de muertos en estas zonas de guerra podría ser de al menos 4,5-4,6 millones”, una cifra que continúa aumentando por lo que es dificil aseverar el número exacto de las mismas.

“Algunas personas murieron en los combates”, se destaca, “pero muchas más, especialmente niños, han muerto por los efectos de la guerra”.

Uno de los efectos identificados como de mayor gravedad son los relacionados con la salud humana, sin embargo y a pesar del esfuerzo realizado por los investigadores es dificil “determinar a ciencia cierta el impacto real sobre las poblaciones”:

“El objetivo del informe”, señala el Instituto Watson, “es crear una mayor conciencia de los costos humanos más completos de estas guerras y apoyar los llamados a los Estados Unidos y otros gobiernos para aliviar las pérdidas en curso y el sufrimiento de millones en zonas de guerra actuales y anteriores”.

El estudio en cuestión, se agrega, “destaca muchas consecuencias a largo plazo y poco reconocidas de la guerra en la salud humana, y enfatiza que algunos grupos, en particular las mujeres y los niños”, quienes son los que “sufren la peor parte de estos impactos continuos».

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