El senador Oscar Andrade realizó un emocionado repaso de la vida de los dos referentes de la cultura nacional que cumplen 45 años de trayectoria conjunta.
Este martes se realizó un conmovedor homenaje en el Senado a los 45 años de trayectoria de Eduardo Larbanois y Mario Carrero. El senador de la 1001 y el Frente Amplio, Oscar Andrade, hizo un emocionado repaso de la trayectoria vital y artística de estos dos grandes referentes de la música y la cultura nacional.
Larbanois y Carrero estuvieron sentados en el medio de la sala de sesiones del Senado, mientras se desarrollaba la intervención de Andrade. Las barras fueron desbordadas por la presencia de familiares, músicos, artistas y militantes que compartieron estos 45 años con ellos.
Participaron del homenaje autoridades departamentales y nacionales, músicos y músicas del rock, las murgas, el tango, el candombe y el canto popular, actrices y actores, dirigentes sindicales, de FUCVAM, de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos. Entre el público también estuvieron alumnos de la escuela Nº 384, de tiempo completo, de un barrio del Plan Juntos, que tienen un vínculo muy cercano con Mario y Eduardo.
Andrade destacó que Larbanois y Carrero “tuvieron siempre un fuerte compromiso político y social, que no fue en detrimento del compromiso artístico”.
Realizó un documentado repaso de la vida de Mario y Eduardo desde su niñez y explicó: “El Larba no nació con una guitarra, aunque lo parezca, pero tuvo un ensayo de lutier de niño: con un tirante de la cama, unas gomitas y unos clavos, a los seis años, hizo su primera guitarra. Mientras tanto Mario se aproximaba a la literatura a través de los libros que su madre le traía de la feria de Larravide. Y así conoció a Quiroga, a León Felipe, a José Martí”.
“Las paradojas hacen que los dos en lugares distintos tengan como recuerdo haberle regalado a su madre un disco del gran Alfredo Zitarrosa”, sostuvo.
Andrade explicó que “el Larba recuerda con cariño que para comprar su primera guitarra oficial la mitad de los recursos se los pudo financiar su familia, su padre. La otra mitad se consiguió a través de una colecta realizada por las instituciones a las que les había cantado a modo de beneficio. Lo recuerda con esta síntesis: «La mitad de la guitarra profesional fue por mi padre y, la otra mitad se la debo a mi pueblo”. También destacó que Mario estudió en la Escuela de la Construcción de la UTU, en la fue compañero de Susana Pintos, que ingresó a la compañía del gas y que estuvo siempre acompañando las luchas obreras, en especial las de FUNSA, muy cercana en su barrio de Villa Española.
“Hace 50 años, cuando se produjo el golpe de Estado, el Larba, que estaba cursando magisterio, ocupaba el centro de estudios. Estuvo tres días preso en la comisaría. Mario acompañó la huelga general, estuvo requerido; cayó un 5 de julio y estuvo detenido en el Batallón Florida y en la Escuela de Armas y Servicios”, dijo.
Andrade relató que “quiso la historia que ensayaran juntos por primera vez en un sindicato, en AEBU. La primera vez que cantan juntos lo hacen en una cooperativa de vivienda de FUCVAM, en Nuevo París, en 1977. En ese momento eran dos solistas que se acompañaban. Y la primera vez que cantan como Larbanois y Carrero lo hacen para una actividad de la Asociación de Estudiantes de Agronomía, el 18 de febrero de 1978, en el Colegio y Liceo San Juan Bautista, con tres mil personas y en un momento en el que la dictadura había prohibido a algunos de los que podían subir a cantar esa noche”.
También mencionó el vínculo con Alfredo Zitarrosa: “dicen que la presentación con Alfredo fue así: “Me han dicho que usted es anarco, Carrero”. Y la respuesta de retruco de Carrero fue: “¡Y usted es comunista! ¿No?”. Alfredo le dice, “me habían dicho que eras anarco, pero no que eras atrevido. ¿Le gusta jugar al truco?”. Le responde: “Me gusta, pero no he encontrado quién me venza”. Larbanois mantuvo un intercambio de cartas que guarda con Zitarrosa en su exilio.
“El Larba y Mario formaron un dúo que tuvo que cantar en un momento donde cantar y decir estaba prohibido, pero se dieron maña. El maestro Hugo Rodríguez, cuando estaba preso, logra sacar un poemita escrito en una esquela en una camisa, que deriva a Numa y que este le pasa a Larbanois, y termina siendo una canción. En realidad, esa esquela era simplemente para dar tranquilidad a su hijo; el poema decía así: “Caracol inquilino, hijo del viento. Dile al hijo querido que bien me siento. Lombricita cantora del arenal, contale al niño mío que no estoy mal”, dijo el senador.
Andrade explicó que “en esas condiciones del espanto, del horror, hay anécdotas curiosas. En un momento, en medio de una actuación en Maroñas, los servicios le plantean que Larbanois no podía subir al escenario, que había una orden de que no podía subir al escenario y que había que cumplir a pie juntillas. Creo que ese día fue la primera vez, en 45 años de trayectoria, que el dúo decidió, negociando la situación, que uno cantara arriba y otro abajo del escenario, en medio de la dictadura”.
“Una de las canciones de Larbanois que a mí más me emociona fue escrita a una alumna, Mariene, presa por la dictadura, en el momento en que el Larba se entera de que la habían mandado al calabozo por sonreír. En la Canción para Mariene, el Larba dice: “María Irene, amiga mía te imagino abriendo surcos, en la noche más oscura con tu boca, abierta a toda risa. Como un trueno que retumba por el claro despertar, despojando de tristezas el lugar. Tú no tienes por qué estar en un rincón de la pared, porque tu risa trae la luz de amanecer, no puede ser. María Irene amiga mía, sigue dándonos tu risa, como un vino para el triste, como puerta abierta hacia la vida. Porque tu risa es a la vida mucho más que una canción, es la certeza de saber, adónde va tu corazón. Porque la vida surge en medio de la sombra y el dolor, como una flor del basural, que busca el sol. Y así será, y así será”. Después la alumna del Larba le fabricó en prisión una guitarrita con un hueso como forma de agradecimiento”, narró emocionado Andrade.
El senador explicó que “el Mario y el Larba siempre tuvieron compromiso social y político, pero no en contradicción con el compromiso artístico. Peinaron el país, recorrieron varios lugares del mundo con sus guitarras. No dejaron de reinventarse, desde cantar con bandas de rock en Durazno, con la Triple Nelson, con Chacho Ramos, con Lucas Sugo; o su vínculo con el carnaval, la presentación con Cuatro en Línea. Me tocó llamar a una cantidad de artistas, de gente del teatro y del canto popular, de viejas y nuevas generaciones, pero no podía dejar de emocionarme cuando los jóvenes músicos se conmovían por estar invitados hoy a este homenaje, porque se criaron escuchando las canciones de Larbanois y Carrero, que siempre tuvieron un anclaje profundo de compromiso social”.
Andrade señaló que “es profunda la emoción que se siente hoy. Intentamos que en Larbanois y Carrero este homenajeado Osiris, el Bocha, Alfredo; sea un homenaje al carnaval, a las murgas de La Teja y de la Unión; sea un homenaje a Atahualpa del Cioppo y al teatro El Galpón; a Idea Vilariño; al candombe; sea un homenaje a Ruben Lena, a Los Olimareños; al teatro independiente; al Darno, que se lo extraña tanto y a Dino, que se nos fue hace poco; a Tabaré Etcheverry; a las guitarras de Carlevaro. Porque como bien dice la canción: Árbol sin raíces no aguanta parado ningún temporal”.
El senador terminó citando la canción a Luisa Cuesta de los Cuatro en Línea y convocando a cantar A redoblar, al que calificó de “un himno”. Todas y todos quienes estaban en las barras, cantaron de pie A redoblar.
Enlace para ver y escuchar la intervención de Oscar Andrade y el homenaje:
Foto de portada:
Los homenajeados ingresan al Senado, aplaude, entre otros, el senador Andrade, que realizó la intervención. Foto El Popular.