Paola Beltrán
Las investigación del periodista Lucas Silva sobre los chats del teléfono de Astesiano revelan que el Presidente de la República estaba en conocimiento de las investigaciones irregulares que se llevaron adelante sobre el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala.
La primera revelación
El 4 de febrero del 2022, Abdala chocó a dos autos estacionados. La espirometría arrojó que conducía con 1.53 gramos de alcohol en sangre. Inmediatamente se puso a disposición de la justicia que lo condenó, por la Ley de Faltas, a cumplir 15 días de trabajo comunitario en el Museo de la Memoria.
Abdala solicitó licencia en su responsabilidad como presidente del PIT-CNT, cumplió con su condena y pidió disculpas públicas. Culminado este proceso, con el respaldo de la Mesa Representativa de la central sindical, retomó su responsabilidad.
En el marco de la causa por la falsificación de pasaportes en la que estaba imputado Alejandro Astesiano, ex jefe de seguridad del Presidente Lacalle Pou, en lo que se conoce como “el caso Astesiano”, uno de los elementos probatorios se vinculan a las pericias realizadas en uno de sus celulares. Estos chats fueron parte del material al que obtuvieron acceso algunos medios de comunicación, como La Diaria y Búsqueda.
A raíz de la investigación periodística sobre este material, el 1 de febrero del 2023, casi un año después del accidente protagonizado por Abdala, La Diaria publicó que “Astesiano utilizó sistema de cámaras para rastrear los movimientos del presidente del PIT-CNT en las horas previas a su accidente en Punta Carretas”.
En la nota, se informó que según surgía de las conversaciones telefónicas de la carpeta judicial, que “el entonces jefe de la seguridad presidencial recibió en tiempo real un informe del operativo policial, incluyendo los resultados de la espirometría, y compartió todos esos detalles con Nicolás Martínez, secretario privado del presidente Luis Lacalle Pou.”
Al mismo tiempo, el medio de prensa señaló que “al día siguiente, además, utilizó el sistema de cámaras al que tenía acceso para monitorear los lugares que recorrió el auto de Abdala en las horas previas al choque y le envió ese material gráfico al (entonces) subdirector de Policía, Jorge Berriel”.
Las repercusiones de esta revelación periodística no se hicieron esperar. El PIT-CNT, luego de reunir a su Secretariado Ejecutivo manifestó “su más enfático rechazo a una práctica que vulnera las garantías individuales y las libertades públicas y pone en entredicho la calidad democrática del Uruguay” agregando que “pone en jaque las mejores tradiciones del país, ya que se utiliza para esos fines los recursos y los instrumentos del Estado con una finalidad espuria y en total contradicción con el interés general que debe orientar la acción de los funcionarios de gobierno”.
Luis Acosta Ibarra, abogado de Marcelo Abdala afirmó en entrevista en Del Sol FM que “si Marcelo Abdala no sería el presidente del PIT-CNT es claro que no hubiese sido objeto de esta pesquisa secreta o esta investigación irregular”
El Frente Amplio por su parte, en una declaración pública, destacó que “de los mensajes difundidos se desprende que el secretario personal del Presidente de la República, Nicolás Martínez, e importantes autoridades policiales estaban en conocimiento de los pasos dados por Astesiano” agregando que “la falta de una respuesta clara por parte de las autoridades y la minimización de estos hechos, como ha sucedido durante todo el tratamiento del caso Astesiano, confirman una forma arbitraria de ejercer el poder que es motivo de profunda preocupación”.
Luis Lacalle Pou, consultado sobre estas revelaciones se manifestó, en una rueda de prensa, preguntando: “¿Eso en qué me involucra a mí? ¿Cuál es la pregunta hacia el gobierno, cuando hay una persona que está en prisión preventiva y sometida a la Justicia? ¿Cuál es el nexo?”, despegándose del hecho. En la misma rueda de prensa refuerza esta idea de “hecho aislado a su persona” cuando al ser consultado por la petición del presidente del PIT-CNT de que condenara esta acción de espionaje respondió “¿Condena de qué? ¿De qué hecho? ¿Porque una persona pidió determinada cosa que está siendo juzgada yo tengo que condenar qué cosa? ¿Un seguimiento que existió o no existió?” y remató señalando “Eso no es un tema mío, si no estoy involucrado”.
Modus operandis
Los casos de presunto espionaje desde la Torre Ejecutiva no comenzaron ni terminaron con Abdala. Previamente el Frente Amplio había denunciado el espionaje a los Senadores Charles Carrera y Mario Bergara por el que fue condenado, tras un proceso abreviado por cohecho calificado en calidad de coautor, el militar retirado y exgerente de Vertical Skies, Marcelo Acuña. Esta investigación judicial se inició a raíz de una conversación por Whatsapp entre Acuña y Astesiano, divulgada por La Diaria, en la que Acuña le pedía “todo lo personal” de los senadores con el objetivo de amedrentarlos para que retiraran la denuncia sobre la entrega del puerto de contenedores a la empresa Katoen Natie “Los quieren atar para que retiren la denuncia” le expresó Acuña a Astesiano en esos intercambios.
Más adelante surgió, también del contenido de los chats del teléfono de Astesiano, el espionaje al Presidente del PIT-CNT y a los pocos días otros elementos que sugieren que también se intervinieron los teléfonos de docentes y alumnos del liceo 41.
Ninguno de estos hechos, a pesar de la gravedad de los mismos, parecían involucrar al Presidente de la República que, con su característica comunicación política, lograba relativizar y deslindar responsabilidades. Incluso lograba posicionarse como una víctima rodeada de “postes podridos”.
Las revelaciones publicadas en el libro “El caso Astesiano: una trama de espionaje y corrupción en la Torre Ejecutiva” del periodista Lucas Silva son el primer indicio concreto que vinculan directamente al primer mandatario con estos hechos ilegítimos de espionaje.
La novedad radicó en que se comprobó que Astesiano informó al Lacalle Pou sobre las investigaciones irregulares que se estaban realizando en torno a Abdala lo cual quedó registrado en una captura de pantalla que Astesiano envió al Comisario Rafael Alam, de la Brigada Antidrogas. En la misma compartía el intercambio con el Presidente en el que le informaba los detalles de las pesquisas y vigilancia que se estaban realizando con los instrumentos del Ministerio del Interior aportado por el propio Alam, sin orden judicial, a un comercio cercano al trabajo de Abdala que había sido visitado por éste en las horas previas al accidente con el objetivo de confirmar si allí funcionaba una boca de venta de drogas. La respuesta rápida de Lacalle Pou fue contundente: “Perfecto”.
La intención de estas investigaciones irregulares queda manifiesta en otro mensaje que Astesiano le envía al secretario personal del mandatario, Nicolás Martínez, en la que le expresa: “Nico ya es tiempo nosotros de matarlo. Hay que matarlo, bo. Que se pongan las pilas: hay que matarlo a este hijo de puta”.
La hora de las respuestas
Estas revelaciones complican a Lacalle Pou, sobre todo teniendo en cuenta las declaraciones que realizó en febrero del 2023 cuando expresó que no estaba al tanto, deslindándose de cualquier responsabilidad.
Esta nueva revelación disparó enormes repercusiones a nivel del sistema político y sindical. El PIT-CNT realizó una denuncia internacional en la Organización Nacional del Trabajo (OIT) y el Frente Amplio solicitó en el Parlamento el martes 11 de junio un pedido de informes al MI en el que solicita se responda si la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícitos de Drogas (DGTRID) o alguna otra unidad de la Policía Nacional inició una investigación o seguimiento de los movimientos de Marcelo Abdala, y de su concurrencia a un comercio donde supuestamente se comercializaban estupefacientes; qué autoridad autorizó esta investigación, si la misma contaba con la anuencia del sistema de Justica (Fiscalía o Juzgado), los motivos para realizar dicha investigación, si se cargaron los resultados de estas investigaciones al Sistema General de Seguridad Pública, si la DGTRID designó un oficial para reunirse con Alejandro Astesiano en la residencia Presidencial de Suárez y Reyes y qué recursos policiales (humanos y materiales) intervinieron en la investigación.
Estos hechos no son aislados ni acciones de un lobo suelto con el ego disparado, por el contrario, las revelaciones que surgen, a medida que los periodistas investigan los chats que tienen a disposición, son cada vez más claros en que la trama refiere más a una forma de hacer política y utilizar los recursos del Estado. Una forma que a la vista de los hechos sugiere ser sistemática y naturalizada, lo que supone un gran riesgo para las garantías y derechos de toda la ciudadanía.
Foto
Luis Lacalle Pou y Alejandro Astesiano en el acto de cierre de campaña electoral, para las elecciones nacionales del 27 de octubre de 2019, en Las Piedras, Canelones. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.