Por Fernando Pereira (*)
Son muchos los acontecimientos por los cuales atraviesan los militantes a lo largo de décadas. Son muchos los conocimientos que se traspasan de generación en generación, construyendo comunidades de diverso tipo, en donde se construyen múltiples jornadas de lucha compartidas.
En estas trayectorias se juntan distintas sensibilidades, distintas visiones ideológicas, distintas metodologías y enriquecimientos colectivos.
Esas trayectorias tienen en nuestro país muchas décadas, de muchos avances, pero también de retrocesos.
Tal vez en la década del 1950, cuando las organizaciones sindicales tomaron consciencia de la importancia de construir sindicatos de rama, en los que fuera posible compartir el sindicato con militantes de diversas visiones ideológicas, se pudo pensar en la unidad sindical, que llegaría más de una década y media después, pero que significó un mojón fundamental en la unidad de la clase trabajadora.
La construcción de la CNT fue un ventarrón de esperanza para colectivos enteros de trabajadores que sentían que segmentados perdían sus luchas, se debilitaban sus planteos reivindicativos y empezaron a percibir que la unidad los colocaba en una mejor situación para ejercer la lucha desde una organización que abarcara a la totalidad de los compañeros, con el uso de la solidaridad con los gremios en conflicto.
La CNT fue capaz de levantar el programa del Congreso del Pueblo, y unificar luchas que estaban muy desgranadas, y esto es tener un programa y una organización capaz de defenderlo en las calles, nuestro lugar por excelencia.
En estas instancias todas las corrientes de opinión dejaron posiciones de lado y priorizaron los acuerdos para avanzar.
En este marco me ha tocado trabajar en las últimas tres décadas con militantes sindicales comunistas, con los que hemos seguido el camino de la unidad junto con todas las corrientes.
Han sido una parte fundamental de la resistencia a la dictadura, la reconstrucción democrática y la formación de organizaciones plurales en el Uruguay.
He tenido el privilegio de construir compañerismo y amistad con muchos de ellos, en los momentos de los acuerdos y cuando tuvimos diferencias importantes.
Es imposible pensar nuestra unidad sin los militantes comunistas, anarco sindicalistas, cristianos y de las más diversas formas de analizar la realidad.
Estos queridos compañeros pertenecen a una organización que está cumpliendo 100 años de vida, es decir no se puede analizar la vida social y política del Uruguay sin ser atravesada por la participación de los comunistas en las distintas luchas sociales y políticas.
Por supuesto, no se ignoran las diferencias y los matices que hemos tenido en distintas etapas de la vida sindical, lo que es indudable es la riqueza de la organización y de los distintos compañeros/as que han integrados sus filas, entre ellos muchos miembros de mi familia que transitaron la prisión y el exilio.
Por eso en este centésimo aniversario del PCU quiero enviar un abrazo a todos mis compañeros y compañeras que lo integran, y reafirmar el acuerdo de unidad de la izquierda social y política, herramientas fundamentales para consolidar el bloque social de los cambios.
Salud a todos los compañeros del PCU, y un abrazo sincero para todos aquellos y aquellas con los que siempre caminamos juntos.
Salud al Partido Comunista del Uruguay.
(*) Presidente del PIT-CNT.