“El nombre de estos mártires gloriosos, obreros ellos, militantes templados, serenos, sin aparentes lucimientos ni estridencias, pero héroes en el trabajo cotidiano de construir la organización y también la conciencia del pueblo uruguayo para su liberación, se suma a nuestras filas a Líber, a Hugo, a Susana; a María del Carmen Díaz, a Urián Correa, militantes sindicales caídos en otros períodos y a los numerosos compañeros muertos en las Brigadas Internacionales de España, en la lucha, también contra el fascismo. A Nieto, Spósito y otros jóvenes y mártires de la libertad de América Latina, caídos en la lucha contra el imperialismo y contra la reacción.
Nosotros hemos dicho, una y otra vez, que la República no se divide por el uniforme militar, por el mameluco obrero, por la sotana del sacerdote o la ropa del campesino, por el traje del estudiante o el intelectual; se divide entre oligarquía y pueblo; patria e imperialismo; fascismo y democracia.
Condenamos al fascismo, a la oligarquía, a los enemigos del pueblo, al antipatria; y estamos abrazados con el pueblo todo que no quiere que la República se hunda en mar de sangre, de dolor, de miseria, de crisis, que noche a noche los cadáveres se vuelvan noticia habitual de la prensa.
Ninguno de nosotros cuando hemos tomado la ruta del pueblo, hemos pensado quedar para semillas. Ninguno hemos pensado que cuando se trata del pan del obrero, del derecho de las familias, del pueblo, de la alegría del niño, de la tranquilidad del viejo, del destino de la patria, del “Libertad o Muerte” de la histórica bandera, íbamos a detenernos a pensar en la suerte personal de cada uno.
Los hechos trágicos que vamos atravesando juntos, nos hacen más unidos y más amplios, y es más estrecho, más frenético, más tembloroso, más derrotado históricamente el campo de nuestro enemigo.
Para derrotar al fascismo y salvar al país el único camino es la unión profunda y total de todo el pueblo y de la clase obrera.
Compañeros Mendiola, Abreu, Gancio, López, González, Sena, Fernández: obreros modestos, militantes aguerridos y disciplinados de nuestra causa, ustedes han entrado en la gran historia del país.
Vuestros nombres estarán inscriptos junto a aquellos que lo dieron todo por la causa del pueblo y la voluntad de la patria.
En su homenaje, derrotando las lágrimas, los puños en alto”.
(*) Palabras de despedida a los mártires de la 20 pronunciadas por Rodney Arismendi el 19 de abril de 1972. Nombra solo siete porque Héctor Cervelli murió días después al no recuperarse de las heridas recibidas.