Daniel Mariño, secretario político del Frente Amplio fue entrevistado en el programa La Mecha sobre el trabajo luego de la asunción de las nuevas autoridades y en el marco de los 51 años de la fuerza política.
Al respecto, Mariño señaló que a pesar de que hace tiempo existe el vínculo entre el equipo de trabajo, en las últimas jornadas se ha vivido «con mucha intensidad y entusiasmo por el trabajo que se viene haciendo pero también por la respuesta, ver lo que se genera a todos los niveles en el Frente Amplio, con el desafío que tenemos de cara al 27 de marzo.
Asimismo indicó que se dió «un proceso de maduración política de la organizaciòn que la autocrítica reflejó como resolución orgánica, pero que se nota en cada ámbito de militancia, la necesidad de afrontar cosas que se generan desde distintos lugares, como falencias que tuvimos desde la fuerza política, en lugar de plantearse como una exigencia o demanda a una dirección, se plantean medidas concretas para resolverlo desde la participación»
«El rol de los comités de base y la militancia en la calle para alcanzar las 800.000 firmas para el referéndum fue la tónica que viene marcando este proceso de reestructuración del FA, de pensar la autocrítica como una acción política y no como una abstracción, aunque ciertos procesos de discusión son necesarios, es una práctica concreta que se empieza a materializar a todos los niveles y caló en la militancia frenteamplista a lo largo y ancho del país», afirmó.
«Tuvimos la suerte de recorrer los 19 departamentos de cara a la campaña del 5 de diciembre y ver que esa idea ya estaba instalada en la gente y ahora encuentra un cauce que derivó en la recolección de firmas en el vínculo con la gente, en escuchar a las organizaciones sociales, en esa iniciativa que nace de ahí, y en tener la modestia de plantearse como un soporte de ella, no como una necesidad de ocupar espacios que la sociedad ya tiene ocupados, ya tiene debidamente organizados», enfatizó.
Respecto a la campaña hacia el referéndum, Mariño afirmó que «asumir la responsabilidad supone pensar aspectos concretos, la planificación ya está instalada en la gente, la gente ya está resolviendo en la práctica qué acciones llevar adelante, habrá que contribuir desde los espacios a fortalecer ese trabajo pero la planificación es darle continuidad a algo que nació en la gente, se organiza en ella y tiene espacios en la gente para darle perspectiva. Si uno con modestia asume la voluntad de acompañar esos procesos, hay una buena parte del trabajo que resuelve la gente en la calle».
Desde la asunción de Pereira, quien planteó que se harán pocas reuniones y muchas movilizaciones en las calles, «el desafío estratégico para los sectores populares, para las mayorías nacionales pasa por la derogación de los 135 artículos y hay una construcción colectiva de entender por qué estos artículos suponen un retroceso para la sociedad, para determinados sectores de ella, y por qué confrontar contra esa decisión concreta supone el principal desafío», estableció Mariño.
«Cuando eso está claro, la gente lo resuelve de una forma tan incontrastable, lo que resta es acompañar eso y habrá tiempo de hacer balance y entender qué fue lo que pasó. Nos tocó hacer balance de una experiencia que tuvo muchos aspectos positivos pero también algunos negativos que nos llevaron a interpretar por qué fuimos derrotados», sostuvo.
«La victoria política que tuvo el pueblo uruguayo al llegar a las 800.000 firmas también tiene que servir para entender qué redes están funcionando en la sociedad, capaces de dar respuesta a una situación como la que se dió, con la aprobación de la LUC y el contexto en que sucedió, la gente asumió un papel protagónico y encontró el espacio para dar respuesta a esa necesidad política», expresó..
En relación al Plenario Nacional y Departamental, Mariño destacó que hay un nuevo escenario en las bases, «con más mujeres que varones, también en las presidencias, se concretó lo que se planteaba anteriormente, terminan acompañándose procesos que salen de las bases y de la gente.
Era impactante ver como el grueso eran compañeras, jóvenes, que articulaban con otras generaciones, también con compañeros varones, en un proceso que nace desde abajo y refleja una transformación política que ya tuvo en su militancia del Frente Amplio, que permitió hacer una síntesis en su Congreso pero que ya estaba clara».
«La respuesta política a las necesidades que el FA tiene para reestructurar su proceso de acumulación histórica no pasa por grupos de iluminados que encerrados en una pieza delinean cuáles son las respuestas a resolver, sino escuchar esas cosas que ya vienen madurando en la sociedad y que en todo caso habrá que contribuir desde los espacios de dirección a conectar con la estructura del FA, a generar espacios de apertura para que esos sectores de la sociedad que maduraron esos cambios ocupen su lugar en el FA», afirmó.
«La fuerza política es histórica, que nace con esa voluntad de democratización de la participación política, los comités de base son en su historia justamente una forma de inclusión de sectores de la sociedad que siempre quedaron por fuera de la discusión política en los debates y creo que tenemos el desafío de seguir articulando y conectando con otros sectores que hoy no encuentran espacios de participación por múltiples motivos», sostuvo Mariño.
«Cual es la relevancia y el papel que va a protagonizar la juventud uruguaya de izquierda, corresponde preguntárselo a la juventud uruguaya de izquierda, qué formas y espacios ocupan. Va a encontrar en esta nueva dirección encabezada por la presidencia de Pereira una apertura total y el próximo miércoles 9 de febrero a las 18.30 se convoca a una instancia presencial y virtual para que sea de carácter nacional a exhortar allí a buscar la forma que mejor se adecúe a las necesidades de participación, encontrando cauces dentro de la orgánica frenteamplista, que permita volcar a la estructura del Frente Amplio a la militancia por el sí que es nuestro principal desafío, porque así lo resolvió la gente y nosotros coincidimos con esa resolución porque formamos parte de ese proceso de resolución de las prioridades políticas», indicó.
«Lo primero que se está haciendo es salir, iremos el próximo fin de semana Colonia, Maldonado, Rocha y Lavalleja, ayer recorrimos Cerrillos, será una práctica inmediata en el marco de la campaña por el sí. A largo plazo, se planifica articular esa necesidad de que la dirección interactúe con las realidades diversas del interior, porque solemos hablar del interior como si fuera homogéneo y cada localidad, capital y ciudad tiene sus particularidades y sus propias reivindicaciones», explicó Mariño.
«El desafío de la dirección es acompañar esos procesos, dar espacios protagónicos a la gente que está dando esas peleas, tener la capacidad de sintetizarlos y darles una proyección de carácter nacional a esa perspectiva. Nos acostumbramos a pensar que las discusiones de programa son de grupos de expertos, el gran desafío del Frente Amplio es escuchar para entender dónde están las necesidades, como nos pasó con las firmas, las transformaciones vienen de abajo y hay que darles cauce para que se expresen», enfatizó.
Sobre el proceso en Latinoamérica de volver a la era más progresista y cómo el Frente Amplio va a trabajar para ganar en 2024, Mariño expresó que «muchas veces nos apresuramos a ser concluyentes con procesos históricos, y este reflujo de derecha que hubo con Piñera, Macri y Bolsonaro nos llevó a creer rápidamente que el ciclo de cambios progresistas estaba agotado. Creo que hay que ser más modestos, pacientes y entender que hay ciclos largos de transformación que entran en contradicción permanentemente y no se limitan a resultados electorales».
A su vez, señaló que «América Latina tiene una característica de movimientos en conjunto, se expresa en tendencias históricas que se van acompañando y expresando en distintos países.
Ese proceso de transformaciones no tiene una respuesta preestablecida y es una construcción que va haciendo experiencia de los pueblos».
Mariño consieró necesario «tomar aprendizajes del proceso de acumulación que dio lugar al arranque del siglo XXI con transformaciones sociales muy importantes pero también tuvo problemas de desconexión con sectores de la sociedad, en este nuevo influjo van apareciendo las síntesis de esas contradicciones», como en el caso chileno, «la realidad se impone y las necesidades encuentran la forma de irrumpir».
«Hay que confiar en la gente, los procesos se van dando a la manera que el pueblo va aprendiendo a hacerlas. Las organizaciones políticas deben acompañar esos procesos», sostuvo.
Respecto al rol de la cultura, Daniel Mariño recordó que «la gente vive piensa y siente en función de la cultura, el desafío del FA es generar la mayor apertura para que esos espacios encuentren efectivamente en la fuerza política una forma de encauzar sus necesidades, su voluntad de cambio en un proyecto general, el desafío es que el FA se abra y que todo el mundo encuentre allí un lugar para contribuir a un proceso de transformaciones, en clave de justicia social, democratización y felicidad».
A su vez indicó que «hay prácticas sociales, formas de vida que tienen que volcarse a la sociedad, pero formar parte de las vías de construcción política del FA y ahí tenemos desafíos de todos los tipos».
«Los liderazgos de izquierda se construyen en las luchas sociales y tenemos experiencias hermosas como pueblo, por ahí pasa el principal desafío, generar en el Frente Amplio un espacio que le permita al pueblo expresar sus inquietudes. lectura en la práctica de donde estaban las necesidades de la izquierda para transformarse y para dar respuesta a las dificultades que detectó en su proceso previo», expresó.
Respecto a la respuesta a los medios de comunicación, Mariño sostuvo que «se tiene que hacer una lectura profunda de lo que pasó con las firmas, hubo un cerco mediático contra la campaña de recolección, pero no fue un obstáculo para que conectáramos con 800.000 personas que expresaron con la firma una adhesión a ese proceso político. Hay formas de organización que funcionan con autonomía de la agenda que propone el poder mediático».
A su vez, consideró que es necesario «discutir con los medios respecto de la democratización para garantizar la pluralidad». «Si existe un movimiento de 800.000 personas que los medios no reflejan en esa proporción, hay un debate a dar, pero hay que saber leer cuáles son las formas de comunicación directa que el pueblo construye en sus formas de autoorganización y construir medios propios para comunicar desde una sensibilidad que forma parte de la sociedad uruguaya, una mirada alternativa del país y la sociedad»
«El FA encontró en la figura de Fernando una forma de conducción de esa necesidad de encontrar respuestas a sus necesidades políticas. Refleja una construcción unitaria de un espacio de acuerdo de muchos sectores que tienen miradas distintas de cómo construir la izquierda, de alguna manera es parte de ese proceso de autocrítica comprender que el entendimiento es una necesidad política de primer orden cuando el neoliberalismo impone un modelo de sociedad que requiere de la izquierda respuestas contundentes», afirmó.
A su vez, destacó la «forma de conexión muy particular que tiene Fernando con la gente, fue uno de los puntos que permitió el crecimiento de en un 40% de votación, que revierte una tendencia de desacumulación». «Las resoluciones del FA se expresan en voluntad de participación de la gente, el ejemplo de las elecciones es clarísimo.
El equipo refleja la diversidad territorial, que da un protagonismo al interior, hay mucha acumulación de las experiencias de militancia, participación en instancias de gobierno, entre otras».
«Está en el centro que antes que candidaturas tiene que haber acuerdos políticos capaces de leer lo que está pasando en la sociedad, no puede ser una imposición burocrática, tiene que ser un proceso político de acumulación social.
Refleja la necesidad de interpretar políticamente cuales son las necesidades del pueblo y cómo eso se expresa en el FA», afirmó.
Sobre el Frente Amplio y su vigencia, Mariño destacó «el protagonismo de la gente, el papel histórico de ser una puerta de entrada a la democracia de la gente, participación política y decisión plural. El FA rompe con la lógica bipartidista que terminaba construyendo un modelo de caudillos políticos, esa es la función histórica, democratizar las decisiones políticas del país»
«Hay formas de organización de la vida que el neoliberalismo impone para excluir a la gente de la participación política, inestables, sin capacidad de delinear proyectos de vida. La fuerza política debe articular para que los sectores que quedan excluidos encuentren lugares donde volcar su sensibilidad social, sometidas a la inestabilidad y precarización», indicó.
«Los resultados electorales del FA donde el vínculo con las estructuras centralistas del país es más complejo, es donde el FA pierde gravitación, donde tenemos desafíos estratégicos», finalizó.
Moriana Alberro