Con el Frente venceremos

El Frente Amplio hizo su acto de cierre de campaña en el Palacio Peñarol de Montevideo con una multitud. El acto, al igual que todos los realizados a lo largo y ancho del país, tanto por todo el FA como cada una de sus precandidaturas presidenciales, fue una demostración de la capacidad de convocatoria y movilización de la coalición de izquierda.

Esto, por supuesto muy relevante, está muy lejos de ser el único aspecto para destacar del acto de cierre de campaña realizado en la noche del miércoles en la capital. Hay otro elemento que merece resaltarse y que a veces la gran prensa y los analistas políticos pasan por alto o invisibilizan. El FA es la única fuerza política que puede realizar un acto conjunto con los precandidatos y la precandidata a la presidencia de la República. Es impensable que se junten en un solo acto los precandidatos nacionalistas, es más, es muy difícil que se junten las listas que apoyan a un mismo precandidato. En el Partido Colorado sería pensar en ciencia ficción un acto conjunto. 

Entonces es importante destacar, con el valor político enorme que esto tiene, que el FA realizó no uno, sino varios actos conjuntos. Es cierto que esta campaña hacia las internas, que se ha desarrollado mayoritariamente con una perspectiva unitaria, no ha estado exenta de tensiones, que además han sido públicas. Esto no hace más que elevar más la importancia del acto unitario de anoche y de todos los anteriores. 

Hay algunos elementos políticos fundamentales que confluyen para lograr esa síntesis unitaria, tan valiosa e imposible para los partidos de la derecha en esta etapa del proceso electoral. La unidad es un valor sustantivo para el FA todo y muy especialmente para su militancia de base. El FA nace como una síntesis unitaria de más de 100 años de luchas populares. Como expresión política de la unidad del pueblo uruguayo. 

Y para las y los frenteamplistas la unidad no es declarativa, ni una pose de marketing electoral. La unidad es sentida como una conquista estratégica del pueblo uruguayo, la más importante de la historia. La unidad es condición y garantía del proceso de transformación social. 

Andrés, Carolina y Yamandú pueden hablar juntos en actos, porque comparten esa historia y también porque fueron proclamados como precandidatos por un Congreso en el que se aprobó un Programa de Gobierno que los compromete por igual.

Nada de eso tiene la derecha y sus partidos. Nada.

Por lo tanto, que se haya expresado en ese nivel la unidad del FA es un dato relevante. La unidad no suma, multiplica, y la noche del miércoles en el Palacio Peñarol lo volvió a demostrar.

El FA llega a este 30 de junio en muchas mejores condiciones que a las internas de hace 5 años atrás. Lo hace porque realizó, preservando la unidad, un proceso de autocrítica profundo, que además se tradujo en una práctica política superadora de lo criticado. Hoy el FA tiene más Comité de Base que hace cinco años. Hoy el FA tiene un nivel de diálogo con nuestro pueblo muy superior al que tenía hace cinco años.

¿Eso quiere decir que está todo ganado y todo bien? En lo más mínimo. Esta campaña, con todos sus avances, también muestra las insuficiencias que persisten, organizativas, en el terreno de la iniciativa política, comunicacionales y de inserción real en la sociedad. 

Aún no tenemos el tamaño de pueblo organizado necesario para asegurar que la perspectiva popular triunfe en ese momento de síntesis política e ideológica de la mayoría de nuestro pueblo que son las elecciones.

El desafío es dar el debate político e ideológico con la derecha y el bloque de poder, colocar el eje en el enfrentamiento de dos proyectos de país y lograr que se explicite el objetivo: si van a continuar representados en el gobierno solamente los sectores poderosos o lo vamos a recuperar para que estén representados las y los trabajadores y los sectores populares.

Así de simple y de complejo a la vez.

Este 30 de junio se comienza a construir esa síntesis política e ideológica. Es fundamental lograr una gran votación del FA que lo proyecte con mayor fuerza hacia octubre.

El objetivo es ganar el gobierno nacional, hacerlo en primera vuelta y con mayorías parlamentarias. Es un objetivo posible, pero no es fácil de lograr y todos los escenarios están abiertos, depende de la militancia que despleguemos y de la llegada que logremos en los más amplios sectores populares.

Las y los comunistas nos planteamos un desafío en nuestro XXXII Congreso públicamente, definiendo como el principal objetivo político de la etapa: “Recuperar el gobierno nacional para el pueblo con el Frente Amplio, con un bloque político y social de los cambios más fuerte, con más peso e incidencia, para avanzar en democracia hacia una democracia avanzada”.

Eso pasa por lograr una gran votación del FA este 30 de junio y como contribución a ella la victoria de la precandidatura de Carolina Cosse y una gran votación de la 1001.

Con el Programa, con organización y movilización popular y con la unidad todas y todos los frenteamplistas es posible lograrlo. Como se gritó en el Palacio Peñarol: “Somos, vamos, vemos, con el Frente venceremos”.

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