El 13 de mayo, a pocos días de cumplir 90 años, falleció el compañero y ex presidente de la República, José Pepe Mujica. La noticia golpeó fuerte aquí en Uruguay, en el continente y en todo el mundo.
En estos días, y antes también, se ha escrito mucho sobre Pepe Mujica, sobre su vida, su personalidad, sus opiniones. Por supuesto que es necesario hacerlo. Pero hoy, desde el editorial de EL POPULAR, queremos hablar también de la despedida, dolorida, conmovida, que miles protagonizaron en Uruguay y que se extendió, de múltiples maneras al mundo entero.
Pepe Mujica un militante político
Pepe Mujica fue un militante, un luchador político y social, toda su vida. Fue un hombre comprometido que vivió como pensó y eso no es poca cosa. Vinculado a la tierra por tradición familiar, nunca abandonó esa relación, al contrario, la fortaleció cada vez más. Estaba profundamente orgulloso de su chacra, de las flores, de lo que sembraba y cosechaba. Ese vínculo profundo con la tierra, gregario, no se puede menospreciar al valorar su manera de hacer política. Tampoco sus raíces vascas y tanas. Estudió en el Instituto Alfredo Vázquez Acevedo, aunque no culminó el bachillerato. De joven fue deportista, practicó el ciclismo más precisamente.
Sus raíces familiares eran blancas, herreristas, y por eso dio sus primeros pasos en la política en el Partido Nacional. Luego abandonó al Partido Nacional, junto a Erro, y se vinculó a la izquierda, participó de la experiencia de la Unión Popular, junto al Partido Socialista, en 1962.
Se incorporó en 1964 al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, integró su dirección, participó de varias acciones armadas, fue baleado, detenido en varias oportunidades, se fugó junto a varios de sus compañeros de la cárcel de Punta Carretas, fue nuevamente detenido, considerado rehén por la dictadura fascista y estuvo preso 13 años en muy duras condiciones. Compartió su peripecia vital con quien fue su compañera de toda la vida, Lucía Topolansky, militante política y social, presa política y destacada dirigente del MLN, el MPP y el Frente Amplio, senadora y vicepresidenta de la República.
Fue protagonista de la discusión en el MLN que terminó con la solicitud de ingreso al Frente Amplio, que se concretó en 1989. Fue fundador, dirigente y referente principal del Movimiento de Participación Popular. Fue diputado, senador; ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca durante el primer gobierno nacional del Frente Amplio, encabezado por Tabaré Vázquez. Fue presidente de la República, con el Frente Amplio, desde 2010 a 2015.
Durante su presidencia el movimiento popular y el Frente Amplio impulsaron y concretaron importantes avances en derechos: se aprobaron la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario, la legalización de la marihuana, la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial, entre otros. Impulsó iniciativas para dar respuesta a las necesidades más urgentes de los sectores más vulnerables de la sociedad, como el Plan Juntos. Como presidente de la República, en cumplimiento de una sentencia de la Corte Interamericana de DDHH por el caso Gelman, Mujica asumió la responsabilidad del Estado en las violaciones a los derechos humanos, en el año 2012.
Toda su militancia política y su acción como gobernante tuvieron una gran proyección internacional. Tuvo una profunda convicción sobre la importancia de la integración y la unidad de América Latina y los países del sur global. Fue un impulsor convencido del MERCOSUR, de la UNASUR y de la CELAC. Fue garante y tuvo un papel mediador muy importante en las negociaciones de paz en Colombia. Sus discursos en foros internacionales, en la Asamblea General de la ONU, generaron un gran impacto internacional, defendió la paz, el respeto a la soberanía de los pueblos y especialmente cuestionó el consumismo y la depredación de la naturaleza que las grandes potencias capitalistas llevan adelante. Su proyección internacional lo transformó en una voz muy escuchada y respetada, recibió múltiples reconocimientos políticos, institucionales y académicos. Fue, sin duda, el dirigente político uruguayo más conocido y apreciado internacionalmente de las últimas décadas.
Pepe Mujica fue un hombre frontal en sus opiniones y en sus acciones. Honrarlo, como militante y como compañero, es también asumir que desde estas páginas tuvimos diferencias y sostuvimos polémicas, en muchas oportunidades y a lo largo de los años, por temas de la táctica política y también de la estrategia.
Esas diferencias, expresadas con respeto y con pasión, que es parte del respeto, no impiden ni por un segundo, que reconozcamos y valoremos su aporte al movimiento popular y al Frente Amplio.
Pepe Mujica fue, junto a Tabaré Vázquez, de los compañeros que en mayor medida contribuyeron al proceso colectivo de crecimiento del Frente Amplio, de llegada a nuevos sectores de la sociedad uruguaya. De ampliar la base social de la izquierda, proyectando un crecimiento a nivel nacional e incorporando importantes segmentos de sectores populares.
Pepe Mujica fue un militante político con un pensamiento profundo. Voraz lector. Con una capacidad formidable, cuidadosamente cultivada, de comunicación con el conjunto de la sociedad y muy particularmente con los sectores populares.
Fundó un movimiento político, el MPP, que transformó en el de mayor peso electoral de la izquierda uruguaya. Siempre tuvo y actuó con una mirada estratégica. Consciente de su influencia y de su capacidad de comunicación política, las hizo pesar para marcar la agenda política nacional.
Su peripecia vital, su capacidad personal, su compromiso con la unidad de la Izquierda y con el Frente Amplio, lo transformaron en un referente político de gran relevancia, en Uruguay.
La despedida
Todo lo anterior se expresó con enorme fuerza en la despedida que el pueblo uruguayo le brindó. Miles de personas, de todas las edades, pero con una gran presencia juvenil, acompañaron el paso de su féretro en el recorrido por Montevideo. Miles más hicieron horas de cola para darle el último adiós.
No hubo otro tema de conversación en los ómnibus, en los boliches, en las esquinas, si, también en las redes.
Hay que valor y respetar profundamente la emoción y el dolor de miles de uruguayas y uruguayos que no contenían las lágrimas, que llevaron flores, carteles pintados a mano, cartas.
Y especialmente hay que valorar a los miles de hombres y mujeres, muchachas y muchachos, niñas y niños, los más humildes, que lo lloraron con profunda tristeza y emoción.
A eso, claro, hay que sumarle la enorme repercusión mundial que tuvo la noticia de su muerte. Lula, presidente de Brasil y Boric, presidente de Chile, viajaron especialmente para estar presentes en su velatorio. Llegaron mensajes de más de 200 organizaciones políticas de todos los continentes al Frente Amplio. Los medios de comunicación más importantes del mundo le dedicaron coberturas especiales. Presidentes, ex presidentes, dirigentes políticos de todos los continentes expresaron su dolor ante la muerte de Pepe Mujica.
No es común, ni en Uruguay, ni en ningún lugar, que un dirigente político tenga una despedida así.
Valorar en su justa dimensión lo que eso implica, lo que transmite, es necesario.
Siempre hay que respetar y valorar el dolor y la emoción de un pueblo. Emoción que esta vez se enraizó en un profundo sentimiento de pertenencia. “Pepe era nuestro”, decía un cartel pintado a mano, en un humilde cartón, sostenido por una señora, veterana ya, que no podía contener las lágrimas mientras hacía cola a tres cuadras del Palacio Legislativo.
Eso provocó el compañero Pepe Mujica.
Desde esa emoción popular, profunda, genuina, enviamos un abrazo apretado a sus compañeros del MLN, del MPP, a todas y todos los frenteamplistas y muy especialmente a Lucia en su dolor.
Y al compañero Pepe Mujica, nuestro compromiso de continuar las luchas por las causas populares, que como bien decía, son las que dan sentido a la vida y permanecen.