Marcelo Abdala, presidente del PIT-CNT: balance de la presentación del III Congreso del Pueblo y perspectiva de su desarrollo futuro.
GM.
En entrevista con EL POPULAR, Marcelo Abdala, presidente del PIT-CNT, realizó una valoración de la presentación pública del III Congreso del Pueblo, realizada este domingo en el teatro El Galpón.
Abdala profundizó sobre los ejes de la elaboración programática, la centralidad de la necesidad del cambio en la matriz productiva, en la inserción internacional y en una perspectiva emancipadora, de ir “a la raíz de los problemas.
-Se realizó la instancia de presentación pública del III Congreso del Pueblo, ¿qué valoración hace tanto en términos de las propuestas recogidas como de la participación?
Desde mi punto de vista fue una muy buena reunión, que marca el éxito de la estrategia de construir, desde el pie, ideas para un programa de cambios, de transformaciones, a favor de los más necesitados, de las grandes mayorías del pueblo trabajador. También marca el tino del campo popular, porque no fue una reunión final, en realidad fue mucho más un punto de partida que de llegada. Allí se abordó una Declaración Pública común, consensuada pro todas las organizaciones que participaron y se hizo una puesta a punto de la elaboración que hasta ahora se llevo adelante en las diferentes comisiones de trabajo, pero el proceso tiene miras de mantenerse, de continuar, en la medida que logremos enamorar a vastísimos sectores populares para que hagan suya una perspectiva transformadora.
Desde ese punto de vista creo que fue un éxito.
-Desde Organización del III Congreso del Pueblo se nos manifestaba que participaron un número superior a 800 representantes de decenas de organizaciones sociales de todo el país.
Si, 800 acreditados, pero en realidad en El Galpón hubo mucha más gente. Hubo gente que entró sin acreditarse. Creo que fue sumamente participativa la actividad, como puesta a punto que implica a su vez un punto de partida en un nivel superior.
-En la preparación de esta instancia trabajaron cuatro comisiones temáticas, una de ellas tiene que ver con el Desarrollo Productivo; en la intervención de apertura del III Congreso del Pueblo, usted señaló la necesidad de una transformación de la matriz productiva que termine con la dependencia. En concreto planteaba la necesidad de “ir a la raíz” de este problema, el de la dependencia. ¿Cómo se expresó esta necesidad en las propuestas del III Congreso del Pueblo?
El problema es que la dependencia se ha mantenido como una constante en la propia estructura económica y social de nuestro país y de América Latina, pero adquiere formas nuevas en esta fase del capitalismo altamente desarrollado, y va a ser aún más así en el transcurso de la actual revolución tecnológica. Todo esto requiere extremar la mirada científico-crítica sobre el rol de América Latina, y allí de nuestro país, en el conjunto de la economía mundo, para formularnos trayectorias para conquistar grados de libertad.
En definitiva, toda la estrategia, podría decirse, democrático avanzada, tiene una base, que es la necesidad de encontrar una economía política de esa transformación, que pasa, necesariamente, por cuestionar nuestra inserción internacional.
Esto no se reduce a un problema de declaraciones o de participación o no en tratados, o de la diplomacia entendida en un sentido tradicional; es el problema de la base económica y social del desarrollo del país.
En tanto y en cuanto nosotros sigamos teniendo una base exportadora básicamente intensa en recursos naturales es difícil sostener que se puedan producir los niveles de riqueza necesarios para abordar transformaciones que lleguen a transformar de manera sustentable la vida de la gente.
Por ejemplo, hoy día, en donde el centro de la división internacional del trabajo pasa por cadenas productivas trasnacionales, en tanto y en cuanto a nosotros nos tocan los eslabones menos intensos en conocimiento y en valor agregado, inclusive con inversión extranjera directa no vamos a estar saliendo del fenómeno de la dependencia.
Todo esto requiere mucho de pensamiento crítico, inclusive a nivel continental, porque ni que hablar que una tarea de esta envergadura no la resuelve un país solo.
Pero hay un problema, que es de fondo, y que hace al enfrentamiento de los dos proyectos de país, ahí en el Congreso del Pueblo se reflexiona: ¿Quién se queda con la renta diferencial de la tierra? ¿Es posible que nuestro pueblo logre una apropiación mayor de esos recursos para reinvertirlos en la diversificación de la matriz productiva, en el desarrollo social, en eliminar los asentamientos, la infantilización de la pobreza, la pobreza en general, en la educación de nuestros hijos? ¿Es posible esto de modo de pararnos en la actual geopolítica global encontrando espacios de desarrollo?
Ese es el punto crítico, no del programa concebido como un papel escrito, sino del desarrollo de la lucha de clases en un sentido emancipador.
-El tema del Desarrollo Productivo claramente fue un eje central de los debates preparatorios y del propio lanzamiento del III Congreso del Pueblo, ¿qué otros temas tuvieron relevancia especial?
Desde el punto de vista de estimular la igualdad, se debatió sobre la necesidad de una reforma tributaria de segunda generación; cómo profundizar las cuestiones vinculadas a la seguridad social, hoy presentes en el espacio de la discusión pública por la vía del plebiscito, pero que tienen que ver con una elaboración programática en ese sentido; también todo lo referido a la vivienda y a la reforma urbana. Hubo una preocupación y una centralidad muy grande en todo lo referido a la necesidad de la erradicación de la pobreza, de los asentamientos. En el mismo sentido hay propuestas muy concretas, desde esa perspectiva general, para educación, vivienda, salud, cultura, todo lo referido a la agenda de derechos.
Estas miradas ponen en tela de juicio otros problemas, es necesaria la interseccionalidad, todas las cuestiones contra el racismo, contra la discriminación por orientación sexual, lo vinculado a las cuestiones de género, si no están mixturadas con el conjunto de la reflexión quedan como una frutilla de la torta, como una cosa aparte, como un compartimento estanco, que no están vinculadas al planteo y la discusión general del programa. Lo mismo ocurre con las cuestiones ambientales. Si no se cruza la discusión de las cuestiones ambientales con la del tipo de desarrollo productivo que querés promover, no las podés resolver expo facto, es decir después de, las tenés que no solamente con la cabeza crítica contra la explotación, sino para erradicar todas las formas de dominación entre las que está también el patriarcado imbricado en las propias relaciones sociales.
Por eso nuestra racionalidad no es analítica, no es de compartimentos estancos, es dialéctica y es concreta, es cruzando todos los temas con todos los temas.
La discusión de los problemas desde otra perspectiva hace a una mirada adecuada.
Este es un tema fundamental de la discusión programática del Congreso del Pueblo, es desde una lógica diferente, desde una perspectiva dialéctica, como procesos que se tocan, que se influyen, que se enriquecen; no desde la lógica analítica de concebir cada cosa como un compartimento estanco, sin relación con lo general, ni con el resto de los problemas.
Lo dijimos en la intervención de apertura de esta instancia del domingo pasado y es bueno repetirlo, nuestro Congreso del Pueblo, su elaboración programática, su perspectiva, es dialéctica, desde el punto de vista de pensar al mismo tiempo de manera integral la diversificación de la matriz productiva y la línea de inserción internacional, la integración profunda de América Latina para que nuestros países, pueblos y gobiernos salgamos todos juntos en una estrategia de desarrollo para la complementación productiva intraindustrial, para la infraestructura común, para la resolución de la crisis de desigualdad.
América Latina es un continente rico, pero al mismo tiempo, conducido hasta ahora por las clases dominantes, es el continente más desigual del planeta.
Desde ese punto de vista, queda claro, en la perspectiva del Congreso del Pueblo que en nuestro país no alcanza tan siquiera con administrar la actual matriz productiva con una sensibilidad mejor, más humana, para distribuir el ingreso producido por esta matriz productiva.
Hay que ir a la raíz de los problemas, hay que cambiar la matriz productiva, hay que cambiar el modo de acumulación, hay que superar la dependencia.
-También se señaló que el programa de contenido popular incluye la necesidad de construir la fuerza social organizada que luche por él: ¿Cómo sigue este proceso?
Todos los esfuerzos por apuntar a lo colectivo, por desarrollar la organización, por lograr que la gente se junte, porque no quedemos presos de esa lógica que concibe a la sociedad como la suma de individuos egoístas que buscan maximizar su utilidad; todos los esfuerzos en esa dirección son la continuidad activa de los procesos de elaboración programática.
Tenemos importantes desafíos en lo nacional y en lo inmediato, pero estrechamente vinculados a lo estratégico que es, necesariamente, internacional, cuando el capital ya empieza a poner en riesgo la propia vida y al planeta y el fenómeno de la guerra empieza a aparecer con fuerza terrible en lo cotidiano de la vida humana, bueno, nos está mostrando la necesidad de empujar soluciones importantes. En este plano, en lo que atañe al movimiento sindical, es bien interesante subrayar como perspectiva el fortalecimiento de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur y algunas actividades importantes que van a realizarse a fin de año, con un formato muy parecido al del Congreso del Pueblo, pero ya a escala continental, que tienen que ver con la solidaridad con Cuba, con el diálogo entre los movimientos sociales y los gobiernos progresistas, en fin, con abrir esta agenda de cuestiones en América Latina.
-Un aspecto adicional, la fecha de la realización de la presentación pública del III Congreso del Pueblo, no fue antojadiza, el 10 de setiembre de 1815, José Artigas, pone en marcha una de sus medidas más emblemáticas: el Reglamento de Tierras. ¿Qué importancia se le otorga al artiguismo en esta elaboración programática desde el campo popular?
Muy importante, centralísima. El 10 de setiembre de 1815 se aprueba el primer proyecto de reforma agraria en toda América Latina, conocido como el Reglamento de Tierras. Es un cambio importantísimo, muestra el contenido popular de la revolución artiguista. Es muy importante que hayamos elegido esa fecha para presentar los avances de las organizaciones populares en su elaboración programática. El artiguismo es nuestro.
-Hubo, en todo el proceso de elaboración y en el mismo día de la presentación pública, señales muy fuertes de la vinculación del movimiento popular con la cultura nacional, y, de esta, con las reivindicaciones y el programa del movimiento popular. Esto se reflejó hasta en el lugar que se realizó el Congreso del Pueblo, en el teatro El Galpón, que hoy enfrenta, al igual que todo el teatro independiente, una situación muy difícil por el ahogamiento financiero por parte del gobierno O que la declaración pública la leyera Pepe Vázquez. ¿Qué implican esas señales tan claras?
Si para las clases dominantes, que promueven el empobrecimiento material del pueblo uruguayo, es una herramienta su empobrecimiento espiritual; para el campo popular, que lucha por una transformación sustantiva y profunda de la sociedad, la riqueza estética, la construcción de valores y de ideas, de pensamiento y arte, de nuestra cultura, es absolutamente necesaria.
Esta batalla la ganamos en el plano cultural, ideológico, o no la ganamos. Entonces, para nosotros era una cuestión de principios hacer autodefensa de El Galpón. Del mismo modo a que fines de la década del 60 del siglo pasado, obreros del metal y de la construcción hicieron autodefensa de esta institución teatral.
Fue un acto de cariño hacia El Galpón y hacia todo el teatro independiente, que el Congreso del Pueblo haya sido en ese teatro tan querido y que tanto significa para todo el pueblo uruguayo, para la democracia y para la libertad.
Foto de portada:
Abdala interviene en el III Congreso del Pueblo. Foto Diego Correa Bayarres. EL POPULAR.