Crímenes de guerra

La invasión rusa a Ucrania ha sido condenada con razón por la mayoría de los paises del mundo. La amenaza del uso de la fuerza, y el uso de la fuerza, la violación a la integridad territorial de un estado soberano, reconocido por la comunidad internacional, y la intervención en asuntos internos de otro país, conforman una combinación que desconoce principios fundamentales de las Naciones Unidas y violenta las normas básicas de convivencia pacífica entre las naciones que integran la comunidad internacional.

Las acusaciones formuladas recientemente de crímenes de guerra deben ser investigadas por los organismos competentes. Estos deberían comenzar por verificar, como corresponde, que los hechos que las fundamentan y dan razón sean reales y que los autores responsables correspondan con los que dicen los denunciantes que las formulan. Para ello, es necesario poner en marcha mecanismos competentes amparados en las normas vigentes. En caso de confirmarse,  tribunales con atribuciones jurídicas reconocidas por el derecho internacional deberían actuar para establecer responsabilidades y juzgar los hechos y a sus eventuales culpables.

Dicho esto con un sentimiento auténtico de repudio a la guerra y a su injustificada concreción, deseo expresar mi rechazo a la escandalosa doble moral con la que líderes occidentales opinan sobre estos temas. Idéntico rechazo expreso a los medios de comunicación occidentales, que en su enorme mayoría utilizan la misma doble moral para desempeñar su función periodística sobre estos acontecimientos. Resulta difícil no indignarse recordando la manera complaciente y servil con la que dichos medios (reitero que ampliamente mayoritarios salvo excepciones) trataron guerras de invasión, ocupación y destruccion masiva de países enteros, protagonizadas por los gobiernos de Estados Unidos y de la OTAN, varias de ellas recientes. De los horrores cometidos en Irak, Siria, Afganistán, Libia por citar algunos, con cientos de miles de muertos civiles, considerados casi con naturalidad como “daños colaterales “. Expresión que por reiteración durante décadas, le ha quitado la dosis de repugnante hipocresía que tiene, tanto para el que la formula como responsable político y para el que la repite sin comentario alguno al informarla en un medio.

Recordar la intervención “humanitaria” en Libia , que concluyó en su etapa bélica con la muerte de Gadhafi empalado en una plaza. Casi ninguno de los presidentes de los paises más poderosos de la OTAN tiene la más mínima autoridad ética para comentar sobre violaciones al derecho internacional y a los derechos humanos. Como naciones, imperialistas o colonialistas, en sus tiempos respectivos , jamás han hecho un solo acto ni una sola expresión de un mero arrepentimiento por masacres espantosas cometidas contra las poblaciones de los paises sojuzgados o colonizados. Violaciones masivas de los derechos humanos, millones de refugiados viviendo interminables sufrimientos y desarraigos por sus ambiciones de dominación y de poder militar, económico y político. Sistemáticas prácticas de discriminacion, xenofobia y racismo. La propia esclavitud como afrenta a la más elemental decencia humana.

Es muy difícil no indignarse frente a tanta hipocresía. Nada puede justificar la invasión y la guerra en Ucrania. Pero nada ni nadie debería omitir expresar su condena a la doble moral, la hipocresía y el descaro de los liderazgos occidentales que hablan de crímenes ajenos como ángeles celestiales, haciendo como que desconocen sus más despreciables y atroces actos contra la humanidad cometidos cotidianamente durante décadas en la historia contemporánea.

Carlos Pita

Fuente: https://otromundoinfo.wordpress.com/2022/04/07/crimenes-de-guerra/

Compartí este artículo
Temas