Daniel Olesker: “el alto nivel de aumento de la pobreza en el interior es algo novedoso”

El INE presentó los datos de pobreza y desigualdad el 30 de marzo a partir de la medición los ingresos. Un hogar en Montevideo, con tres integrantes, se encuentra debajo de la línea de pobreza cuando tiene un ingreso líquido menor a $45000 aproximadamente. 

De los cien mil uruguayos que cayeron en la pobreza en 2020, apenas un tercio logró salir de ésta en 2021. Uruguay sigue teniendo 66 mil personas por debajo de la línea de pobreza, un 20% más respecto a 2019; en contrapartida el PBI volvió a valores similares al mismo año de comparación. Paralelamente, la masa salarial no se recuperó de igual manera.

Para analizar y pensar sobre estos datos, conversamos con el Senador y responsable de la secretaría de Asuntos Sociales del FA, el compañero Daniel Olesker.

¿Qué nos están diciendo sobre la realidad estos indicadores?

La desigualdad se puede medir entre personas o entre clases. El índice de Gini, o cuánto gana el más rico con respecto al más pobre o cuánta gente está por debajo de la línea de pobreza son indicadores que miden a las personas o a los hogares. La referencia al PBI en relación a la masa salarial hace nos muestra cuánto de la «torta» queda en la clase trabajadora. Esto se mide por la evolución de los salarios y el empleo. Si yo tengo más salarios y gente trabajando, la masa salarial aumenta. Lo que pasó en el 2021 respecto a 2019 fue que la masa salarial está por debajo del crecimiento del PBI, o sea, otros sectores de la sociedad, que no son la clase trabajadora, crecieron por encima del PBI, básicamente, los sectores del capital. 

¿Qué análisis haces en relación al impacto del aumento de la pobreza en las franjas de edad más bajas: niños, niñas y adolescentes y por lugar geográfico?

El fenómeno de la pobreza más concentrada en infantil y mujeres es un fenómeno histórico y estructural, sin embargo, la del interior no. Hasta 2019 los pobres estaban divididos en partes iguales entre Montevideo y el interior del país. En cambio, el crecimiento de 100 mil en 2020, fue un 80% interior y un 20% en Montevideo, fue un fenómeno diferente, pegó mucho más en el interior. Y la reducción fue más o menos proporcional en 2021 así que siguió pegando igual, fuertemente en el interior. Es un fenómeno raro, que seguramente tuvo que ver con la precarización del empleo, la informalización. 

El otro dato importante, es que cuando uno mira las tasas de pobreza, se igualaron la de 0 a 6, la de 6 a 12 y la de 13 a 17 años. Las tres están en el orden del 18%. Los de 13 a 17 crecieron más que el resto, de menor edad.

Comparto la idea de que la franja de 0 a 3 años es importante y define, pero tenemos que pensar que la adolescencia es una edad de construcción de pensamiento crítico, de habilidades laborales y que el mayor aumento de la pobreza en el 2021 comparado con 2019, sea en esta franja, implica decir que de 0 a 18 hay un pobre cada cinco niños, niñas o adolescente. Esto hace pensar que el tema salarial y el tema empleo, su precariedad, están teniendo mucha importancia en la pobreza, está empezando a llegar a sectores más formalmente constituidos. 

Han aumentado los depósitos en las cuentas bancarias, tanto en la banca nacional como extranjera por un total de 9 mil millones de dólares en estos dos años, concentrándose en las cuentas de mayor porte. ¿Qué pasa con la concentración de la riqueza?

Hay una cosa que se dice poco sobre ese dato; si hay mucha más plata depositada en los bancos quiere decir que hay más ganancias. Pero hay una segunda lectura, que es por qué no la invirtieron y eso te lleva a pensar que ni los «malla oro» creen en esta política económica, es decir, los que tienen mucha plata no arriesgan a invertir porque tampoco creen que van a tener mucho rédito en el corto plazo; prefieren resguardar su dinero en los bancos nacionales o extranjeros. No encuentran estímulo para reinvertir, para mejorar su empleo, les alcanza con el estado económico que tienen y lo que ganan lo guardan. Es obvio que una plata en una fábrica gana más que una plata en un banco. 

¿Esta es una tendencia en Uruguay? ¿En los gobiernos del FA había, también, concentración de riqueza?

Sí, pero con un aumento de la inversión muy importante. Hay un indicador que se usa para la inversión que es un cociente entre la inversión y el PBI. Vos invertís porque el producto va generando riqueza, pero el equipo con el que la generás se va desgastando, entonces se dice que si vos invertís el 10% del PBI lo único que hacés es reponer lo que fuiste gastando; te mantenés en un lugar de estancamiento. Uruguay llegó a 22% de inversión sobre el PBI o sea, duplicó esa cifra, de los cuales el 17% era privada y casi 5%, sobre todo en el segundo período de gobierno frenteamplista, fue pública. Creo que la clase inversora confió en, por lo menos, los dos primeros gobiernos del FA. 

En relación a los aumentos, la nafta lleva un incremento acumulado del 41.7%, el gasoil un 46%, el supergas un 35.1% y el índice medios de salarios tuvo una variación del orden del 13.6% en los últimos dos años. ¿Qué nos muestra esta relación?

La discusión de la inflación siempre es una discusión relativa. Es mejor tener menos inflación que más, de eso no hay dudas, pero lo que importa es la relación entre la inflación y los ingresos. Si yo tengo una inflación del 3% y los ingresos crecen cero, yo pierdo salario real. Si tengo una inflación, como llegó a tener el FA, que llegó a 9% pero los salarios crecían un 15%, bueno, hay que tratar de bajar la inflación, pero lo esencial es que el salario real, la jubilación real, el ingreso de los hogares real, está creciendo. 

No se puede comparar la política de ajustes de los combustibles de los 15 años del FA con la de ahora como no se puede comparar el ajuste de la BPC. El gobierno cambió el ajuste y dice «pero nosotros lo hacemos por el más bajo de los dos» -podría hacerlo por el IPC o IMS- «igual que ustedes» nos dicen; pero nosotros lo hacíamos por el más bajo de los dos cuando el salario real crecía, lo que no implicaba que los asalariados paguen más impuestos. Ahora lo hacen por el más bajo pero el IPC crece más y lo que genera es que gente que no pagaba impuestos ahora pague. 

Comparar inflaciones sin decir cómo eso afectó a los ingresos de los hogares es un error porque en última instancia la decisión de las tarifas es una decisión política, puedo tener fundamento en los costos que me implique que tengo que aumentar los combustibles, y puedo tomar la decisión de no hacerlo porque eso es un costo fiscal y lo asumo para proteger los ingresos de los hogares y lo financio con x, con y, con lo que fuera. 

Claramente este gobierno tomó dos decisiones de arranque que son bajar salarios y reducir gasto público, esto último lo hizo bajando salarios públicos, jubilaciones e inversión pública. Y tan fue una decisión que uno podría decir, en el 2020 todos «nos metimos en el mismo barco, navegamos para el mismo lado, todos perdemos, nos abrazamos en el barco» pero eso no pasó en el 2021; la economía y las exportaciones crecieron y algunos se bajaron del barco y otros seguimos navegando. 

En la Central siempre usamos una frase, sobre todo en los 90, que dice «cuando hay pérdidas se socializan, cuando hay ganancias se privatizan» y eso es lo que pasó en el 2020 y el 2021. 

¿La «regla fiscal» que estaba entre los 135 artículos de la LUC que pretendíamos derogar quedó firme a la vista de los resultados del 27 de marzo, qué impacto tendrá en el marco de las posibilidades que deja a la hora de proponer mejoras en la situación de las y los trabajdores?

El déficit fiscal merece ser analizado no como un fetiche. Obviamente uno no puede vivir cien años con déficit fiscal, es como en una casa, si yo tengo todos los años ingresos menores a mis egresos en algún momento voy a quebrar. Entonces ¿de qué depende que pueda tener una política fiscal expansiva? Depende por un lado de tener ingresos, para eso el FA en el 2008 hizo la reforma tributaria y de tu capacidad de endeudamiento. 

Desde el 2007 el FA tenía una regla fiscal que lo que hacía era ponerle un tope a la deuda. Si yo me pasaba de ese tope de deuda no podía gastar más y es razonable esa regla fiscal que, además, lo aprobaba el Parlamento, no como esta regla fiscal que se basa en un crecimiento potencial de la economía que aprueba un «comité de expertos» del Ministerio de Economía. 

Ahora se le pone una reducción al gasto y eso sí es limitante, porque esa no tiene en cuenta tu capacidad de endeudamiento. 

Nosotros pusimos a esta regla fiscal entre los artículos para impugnar porque efectivamente era innecesaria – ya había una -, era restrictiva – le ponía un límite al gasto – y, además, coyunturalmente, en medio de la pandemia, era injustificada. 

En el informe que elaboraste presentás un cuadro estadístico que da cuenta que la pobreza pasó del 39.9% en 2005 al 8.8% al finalizar el tercer gobierno del FA. ¿Es posible, entonces, bajar hoy la pobreza? 

Cuando asumimos el gobierno había cuatro mitos que el pensamiento neoliberal había puesto en discusión: que no se puede crecer y distribuir al mismo tiempo, que no es posible que crezcan el salario y el empleo a la vez, que no se puede crecer en el mercado interno y en las exportaciones al mismo tiempo y que no se puede atacar la pobreza y la desigualdad al mismo tiempo. 

La historia y los indicadores que elaboramos tratan de mostrar que se rompieron esos cuatros mitos. 

Uruguay pudo subir su producto y la distribución creció, crecieron muchos los salarios y creció el empleo – más allá de la pérdida de empleo en el último período de gobierno -, el mercado interno creció incluso más que las exportaciones, en algunos momentos. 

La pobreza no depende de reformas estructurales, depende de una política de ingresos; la desigualdad sí depende de reformas estructurales (sanitarias, tributarias, relaciones laborales, etc.)

La inflación se puede agrupar en tres grandes causas: por demanda – descartada para este período -, la otra es por mayores costos de las empresas y la tercera causa es lo que se denomina la «puja distributiva». Por ejemplo, en la cadena de la carne: un productor ganadero produce y le vende al frigorífico, este vende a la carnicería o al supermercado y estos al público.  En esta cadena algunos tienen cierto poder de mercado para remarcar precios, en este ejemplo, los frigoríficos. 

Las tarifas públicas y el remarque de precios explica la inflación, por eso, hay quienes sostienen que había que actuar sobre la tasa de ganancia de las grandes superficies.

El tu informe manifestás que el aumento de los precios de los productos populares afecta más a las personas con menos ingresos porque la mayor parte lo gastan en alimentos y productos de primera necesidad. 

Efectivamente, el INE dice que aproximadamente es un 28% la participación de los alimentos en el consumo de un hogar medio, pero eso puede llegar a un 10% en los hogares más ricos y puede llegar a 35% aproximadamente en el primer quintil de menos ingresos. Si los alimentos aumentan más que el promedio su componente aumenta más en los ingresos más bajos. 

¿Qué nos depara el futuro?

Bueno, aquí hay tres cuestiones a tener en cuenta; el futuro está siempre cargado de incertidumbre, pero para el futuro de 2022 tenemos una certidumbre y es que los ajustes de salarios y jubilaciones que hubo en enero no van a alcanzar para cubrir la inflación del año.

En el primer trimestre tuvimos una inflación de 4.5% y el ajuste de la jubilación en 6.16% me quedan nueve meses, a nadie se le puede ocurrir que en nueve meses va a haber 1,5% de inflación para que la jubilación no pierda. En el salario público el ajuste fue del 7% y en el privado, que en promedio fue de 3.5% semestral, ya se lo comió la inflación. Algunos sectores, lograron, con lucha, acceder a un correctivo en junio, pero quienes lo tienen en diciembre o en junio del 2023, obviamente también van a perder salario. 

En el mejor de los mundos, para el año que el gobierno dijo, prometió y está escrito en la Ley de Presupuesto para los públicos y en las actas de Consejo Superior de Salarios para los privados, que el 2022 empezaba la recuperación de salarios perdidos en el 2020 y 2021, en el mejor de los mundos, será de estancamiento, aunque creo que será de pérdida de salario. Por lo tanto, la promesa de la ganancia del gobierno cayó, es una mentira. 

Por eso, hay que reclamar un ajuste adelantado de salarios y jubilaciones. No se puede esperar hasta el 1 de enero, porque, aunque la política de precios funcionara y la disparada se frenara, la disparada y la pérdida salarial ya fue. Es imprescindible que haya un ajuste el 1 de julio. 

En segundo lugar el empleo; un tercio de la recuperación fue por los «jornales solidarios» y otro tercio fue por las obras de UPM y el ferrocarril central. Estos dos tercios tienen la característica de ser temporales. Cuando ambos se terminen, si no hay una política activa de empleo, que no se avizora en el horizonte, es probable que el desempleo que cayó y la tasa de empleo que creció caiga o se estanque en los mejores de los casos. 

Habrá empleo si hay inversión pública – que viene cayendo – y se reinvierten las utilidades o ganancias extraordinarias del sector privado. 

Por último, el tercer elemento, me animo a decir menos sobre la pobreza y la desigualdad, pero es difícil que en 2022 haya una mejora sustantiva de este indicador. No tengo muchos elementos para pensar que va a haber un deterioro, porque las transferencias monetarias siguen, la inflación tal vez se pueda enlentecer, pero no veo demasiadas perspectivas de que podamos bajar de los dos dígitos. 

Algo que se dice poco es que se aumentó la «intensidad» de la «brecha» de la pobreza. La «brecha» es lo que le falta a los que están en la pobreza para salir de ella, si esta aumentó quiere decir que el ingreso medio de las personas que están en pobreza está más lejos de la línea; la «intensidad» es que los pobres son más pobres. También hay desigualdad al interior de la pobreza. 

El aumento de la pobreza en el interior del país, que como dije es una novedad en cuanto al número, debería ser, donde más tendría que haber caído, porque el efecto del aumento del PBI es básicamente exportaciones y agro y sin embargo se nota muy marginalmente.

Seguramente los pequeños productores que subsistieron a esta crisis, lo hicieron fundamentalmente con mucha deuda o les refinanciaron las tarifas, etc. El cese de la «emergencia sanitaria» genera, entre otras cosas, que la serie de medidas que se tomaron de protección de la pequeña y mediana empresa, fundamentadas en la emergencia y financiadas con el «Fondo Covid», deje de existir. 

Por todo esto definimos en la bancada de Senadores presentar iniciativas legales para actuar en esta post pandemia. 

Paola Beltrán

Compartí este artículo
Temas