Las recientes medidas adoptadas por el Gobierno chino contra Skydio, el mayor fabricante de drones del país norteamericano, subrayan la necesidad de una comprensión integral de la interdependencia entre ambas economías, así como las fallas fundamentales de la estrategia adversarial desde la Casa Blanca, señala el diario Global Times.
A través de un editorial, el medio del Gigante asiático examina la decisión del gobierno de Xi Jinping de instruir a los proveedores chinos para que cesen sus relaciones comerciales con la empresa estadounidense Skydio. La medida, según ha trascendido, bloquea el suministro de componentes esenciales para la producción de drones, en respuesta a la “política hostil e intervencionista” de Washington hacia Pekín.
“La compañía se vio obligada a restringir el suministro de baterías y buscar alternativas urgentemente hasta la primavera de 2025. Se informa que también buscó ayuda de altos funcionarios de la Casa Blanca, con la esperanza de que Estados Unidos y sus aliados pudieran ayudar a resolver la interrupción del suministro de baterías”, señala el artículo del Global Times.
La publicación señala que la dramática situación que enfrenta ahora la compañía estadounidense pone de relieve la necesidad apremiante de un cambio estratégico en las relaciones entre EE.UU. y China, marcadas en el último tiempo por una postura hostil de la clase política estadounidense, incluyendo sus dos últimos presidentes.
Skydio, cuyos drones son utilizados por los Departamentos de Defensa y de Transporte de EE.UU., pero también —gracias a transferencias de Washington— por el Ejército de Ucrania y los bomberos en Taiwán, fabrica sus productos en el país norteamericano, pero aún depende de una cadena de suministro global para muchos de sus componentes.
El medio destaca que uno de los más importantes, sus baterías, las obtiene nada menos que de China, por lo que la decisión de Pekín de responder a las acciones de EE.UU. debería funcionar como un “llamado de atención” a Washington.
“Las contramedidas de Pekín contra empresas estadounidenses son decisiones razonables y legítimas tomadas para salvaguardar los intereses fundamentales de China y defender el principio básico de que los drones no deben usarse para la guerra”, advierte el diario.
Más importante aún, continúa el editorial, la decisión de la Administración de Xi Jinping demuestra que China ya no se limitará a simplemente defenderse y aceptar la hostilidad estadounidense; en cambio, asegura, adoptará cada vez más contramedidas.
“China posee desde hace mucho tiempo tales capacidades. Desde que la Administración Trump inició la guerra comercial en 2018, Washington ha seguido una estrategia de desacoplamiento con el pretexto de la seguridad nacional. La Administración Biden ha institucionalizado, sistematizado y avanzado plenamente las sanciones (…), en particular endureciendo continuamente las restricciones a las exportaciones e inversiones de alta tecnología a China”, señala el artículo.
Sin embargo, como demuestra el caso Skydio, este enfoque está resultando contraproducente para EE.UU. La publicación advierte que la incapacidad de la empresa manufacturera de drones para asegurar el suministro de componentes esenciales expone la dolorosa realidad de que la industria tecnológica estadounidense sigue dependiendo profundamente de las cadenas de suministro chinas.
Esta situación, apunta el medio, es simplemente un microcosmos de la dependencia más amplia de Estados Unidos de las manufactureras chinas. A medida que se intensifique la hostilidad de Washington, asegura la nota, más industrias, empresas y toda la economía estadounidense pagarán un precio cada vez más alto.
En ese sentido, el diario recuerda que un reciente informe del think tank RAND analizando el impacto de las políticas económicas de EE.UU. hacia China desde 2017 concluyó que la estrategia hostil de Washington para contener el crecimiento de las industrias chinas ha afectado negativamente el crecimiento económico, el empleo manufacturero y las exportaciones de Estados Unidos.
Esta situación, se enfatiza, refleja una época marcada por la decisión de China de no tomar contramedidas más fuertes contra Washington por su hostilidad e injerencismo.
“Una vez que China comience a contraatacar, la situación [para la economía de EE.UU.] no será tan sencilla”, asegura el diario.
Además, la nota señala que las restricciones estadounidenses no han logrado contener el progreso tecnológico de China y, por el contrario, han estimulado la determinación de Pekín de buscar la autosuficiencia. Desde 2018, las capacidades de fabricación de China se han fortalecido, con avances en vehículos eléctricos, inteligencia artificial y otras tecnologías de vanguardia, señala el Global Times.
“La respuesta de Pekín a la presión externa siempre ha sido metódica y estratégica, dirigida no sólo a resistir la presión sino a consolidar y promover las políticas de desarrollo establecidas por China. Mientras Washington se concentra en las restricciones y la contención, China está diversificando sus mercados, fortaleciendo su base manufacturera, profundizando la integración en las cadenas de suministro globales y expandiendo integralmente su presencia en el mercado global”, sentencia la editorial.
Y añade: “China se centra en explorar soluciones a sus propios problemas de desarrollo económico, mejorando así su competitividad económica. A medida que estos objetivos se logren continuamente, la capacidad general de China para contrarrestar a Estados Unidos se fortalecerá aún más”.
Para concluir, el Global Times advierte que China no espera que Washington dé marcha atrás de inmediato con sus políticas hostiles, y por eso vaticina que la competencia entre la manufactura y la tecnología chinas y estadounidenses en todo el mundo se volverá “más intensa, compleja y feroz”.
Este enfrentamiento, observan, durará un período prolongado y remodelará significativamente el panorama económico global.
“Sin embargo, Estados Unidos enfrentará consecuencias sin precedentes cuando China contraataque. Es probable que más empresas estadounidenses, como Skydio, se conviertan en víctimas de la estrategia de desacoplamiento de Estados Unidos con China”, concluye.