Hace algunos días nos enteramos que un joven uruguayo, oriundo de Paysandú, llamado Brian Martínez, fue reconocido entre los 50 mejores estudiantes del mundo por el concurso Global Student Prize 2023. Este prestigioso concurso, al que se presentaron más de 3.000 estudiantes de todo el mundo, está dirigido a estudiantes mayores de 16 años. Brian presentó un muy creativo e innovador proyecto, que consiste en la digitalización de datos destinado a la gestión de ovinos.
Es una aplicación que instalada en cualquier dispositivo celular puede leer un código QR impreso y registra los datos de cada animal, optimizando mucho los tiempos en el trabajo cotidiano de control de los mismos.
Esta noticia nos parece sumamente propicia para poner sobre la mesa algunos temas de discusión importantes para nuestro país.
Lo primero, es la alegría y orgullo que este tipo de noticias nos generan. Un joven, que con esfuerzo y dedicación recibió un reconocimiento a su investigación a nivel internacional, también es un reconocimiento a nuestro país. Este reconocimiento se enmarca en un gran conjunto de logros de los jóvenes uruguayos, la mayoría siendo la primera generación en acceder a estudios terciarios, que generan revuelo en la comunidad científica internacional.
Esto no hubiera sido posible, sin las grandes transformaciones que el pueblo, junto a los gobiernos del Frente Amplio logró entre 2005 y marzo de 2020. Hubiese sido mucho más improbable que un joven del norte de nuestro país, hijo de productores rurales, se destacara de esta manera sin un Plan Ceibal que lo acompañó durante todo su pasaje por Primaria y Secundaria. Hubiese sido mucho más improbable sin la potencia que adquirió el bachillerato agrario que articula en torno a la UTU diversas instituciones, y mucho más aún que llegara a tener estudios universitarios sin el desarrollo de la Universidad en el interior, particularmente sin el CENUR de Salto.
Es decir, esto no hubiera sido posible sin la gran transformación que los gobiernos del FA generaron en la educación, en primer lugar presupuestal y en segundo lugar con políticas que la volvieron ejemplo en la región por su calidad, innovación tecnológica y su descentralización. Porque detrás y junto al esfuerzo, talento y dedicación de Brian, hubo una matriz institucional y una batería de políticas públicas que buscaron y permitieron, seguramente con limitaciones, propiciar su pleno desarrollo y despliegue creativo. En nuestro país, en nuestras ciudades y barrios, está lleno de gente talentosa, gente trabajadora, dedicada y esforzada; pero también sobran experiencias en donde frente a las desigualdades y adversidades a las que se enfrentan para sostener su vida y la de su familia, ese talento, dedicación y esfuerzo no logran adquirir la entidad y reconocimiento que serían capaz de adquirir si el Estado y la política (aquello que al final del día define la vida de la gente), no les diera la espalda.
Es por esto que se vuelve más necesario que nunca recuperar el gobierno para el pueblo con el FA, para lograr un 6% para la educación + un 1% para investigación, para conseguir autonomía y cogobierno para toda la educación pública, para continuar descentralizando la formación terciaria en todo el país.
En segundo lugar, nos parece que esta noticia es disparadora para poder pensar una problemática que no puede ser pasada por alto ni un día más. En el Uruguay las y los jóvenes podemos vivir, estudiar o trabajar, aunque con bastantes dificultades, pero muchas veces no podemos progresar. La mayoría de las y los jóvenes no podemos soñar con trabajos que no sean precarizados, excepto que trabajemos para alguna empresa internacional de servicios informáticos, en donde festejamos acceder a mínimos de dignidad, aún a sabiendas que son migajas de toda la ganancia que generan esas empresas con nuestro trabajo. En el interior del país esto se agrava y muchas veces las opciones de trabajo ni siquiera aparecen.
Incluso si logramos obtener un título universitario, en la mayor cantidad de las veces, la salida para trabajar en lo que estudiamos es hacerlo para una empresa extranjera, o directamente irnos a probar suerte a algún país europeo en el que probablemente trabajaremos igual de precarizados que aquí pero con la posibilidad de ahorrar unos pesitos.
Las y los jóvenes uruguayos necesitamos un plan de desarrollo nacional que permita la creación de una mayor diversidad de empleos, en los cuales seamos tenidas en cuenta para aplicar los estudios que hemos podido realizar gracias a los avances de los gobiernos frenteamplistas.
¿De qué sirven los grandes reconocimientos que reciben nuestras jóvenes investigadoras en el exterior, si luego todos esos proyectos y conocimientos no son de recibo para la producción uruguaya?
Por esto se vuelve más necesario que nunca un nuevo gobierno del Frente Amplio, para avanzar en un Plan de Desarrollo Nacional que diversifique la matriz productiva, nos brinde más soberanía y genere trabajo de forma sostenida, intensivo en conocimiento, bien remunerado y con derechos. Al tiempo que brinda bases económicas y de infraestructura para desplegar y sostener potentes políticas de desarrollo para todos los uruguayos y las uruguayas.
¿Pero esto cómo se puede lograr? Si en el año 2015 ya se volvía imposible invertir en más políticas sociales y de desarrollo por falta de dinero. ¿Es que en el Uruguay no hay más dinero?
Sí, lo hay. Hay muchísimo más dinero. En el Uruguay existe un puñado de empresas, en su mayoría extranjeras, que reciben ganancias anuales de cientos de millones de dólares por sus exportaciones, y que no le dejan al país absolutamente ninguna ganancia. Utilizan nuestras tierras, nuestras materias primas, el esfuerzo uruguayo, y no le dejan nada.
Ellos deberían aportar para las Rentas Generales del Estado como lo hacemos la mayoría de los uruguayos de a pie día a día, y que ese dinero vuelva en más desarrollo y mejor vida.
Además en el Uruguay casi 2 millones de hectáreas de tierra altamente productiva son propiedad o arrendadas por empresas extranjeras como UPM, Montes del Plata o Union Agriculture Group. ¿Es que acaso pueden darse el lujo de especular con la productividad de nuestra tierra, y tener ganancias anuales impresionantes sin aportar al Estado uruguayo un porcentaje de todo eso?
¿Acaso las uruguayas vamos a permitir que la empresa frigorífica oligopólica Minerva Foods sea dueña de una de las mayores cadenas productivas del Uruguay sin devolverle al Uruguay parte de sus ganancias?
Con todo esto podríamos, por ejemplo, hacer que la producción familiar y rural desde donde salen jóvenes como Brian, y que tanto bien le hacen al Uruguay, se la pudiera dotar de mayores tecnologías y maquinarias, invirtiendo desde el Estado junto a la UDELAR.
Las y los uruguayos, las y los jóvenes tenemos la posibilidad de dar un salto, de abrir un nuevo momento para nuestro país y para nuestras vidas. Abrir paso a un Uruguay donde se pueda progresar, enfrentando a aquellos que desde los privilegios y la más impresionante riqueza nos niegan esa posibilidad. ¿Vamos a permitir que sigan haciéndolo? No. Las Jóvenes 1001 te proponemos luchar para cumplir el sueño colectivo de despegar en un país que no excluya a su gente, en un Uruguay que no le dé la espalda a sus jóvenes.
Foto de portada
Joven uruguayo presentó un muy creativo e innovador proyecto, que consiste en la digitalización de datos destinado a la gestión de ovinos. Foto: Daniel Rodriguez /adhocFOTOS.