La tercera guerra contra el Covid-19

Luego de transitar, al decir del periodista argentino Eduardo Febbro, por dos batallas, el escenario internacional asiste hoy a la tercera “guerra” que tiene al coronavirus como telón de fondo.

En una columna publicada en Página 12, Febbro describió que la lucha por la vacuna contra el Covid-19, había dado lugar a dos guerras, mientras una tercera se agazapaba en el horizonte.

La primera de esas “guerras”, fue en pos del descubrimiento de la vacuna, la segunda, por el dominio en su distribución.

Hoy asistimos a la tercera, aquella que, entonces agazapada, preanunciaba el escenario actual: el de la lucha por las licencias.

En este escenario, el de las luchas por las licencias, las posiciones son disimiles.

A diferencia de los Estados Unidos, quien recientemente declaró su apoyo a la liberación de las patentes de las vacunas, India y Sudáfrica se presentan con una postura más amplia y radical que incluye la apertura de los medicamentos, las pruebas de diagnóstico y de otras tecnologías que permiten consolidar todo el arsenal sanitario contra la pandemia.

En la actual “guerra”, se ha configurado una suerte de “yanquicentrismo”, sobre todo luego de que tomara estado público el anuncio de Joe Biden, con relación a la suspensión temporal de las patentes de las vacunas.

Este “yanquicentrismo”, fue denunciado por el presidente argentino Alberto Fernández, quien declaró que “la vacuna parece ahora haber entrado en otros escenarios cuando el presidente de los Estados Unidos pidió que las licencias cesen y se haga de ella un bien global”.

No importa en esta centralidad noticiosa, que otros presidentes con anterioridad al mandatario norteamericano, hubieran planteado lo mismo, como el propio Fernández, quien solicitara esto en dos reuniones del G20 donde apenas recibió el apoyo de Emmanuel Macron y Andrés Manuel López Obrador.

“Alguien poderoso planteó que la vacuna no puede ser un negocio, sino que, debe ser un bien global, lo mismo que he planteado muchas veces y lo mismo que ha dicho el querido papa Francisco”, dijo Fernández, luego de conocerse el anuncio de Estados Unidos.

Antes del “cacareado” anuncio de Biden, la propuesta de liberación de las patentes ya había sido defendida de forma sistemática por cerca de 60 países en desarrollo, bajo el liderazgo de India y Sudáfrica, en el Consejo de Derechos de Propiedad Intelectual de la Organización Mundial del Comercio.

También, en abril y mediante una carta abierta dirigida a la Casa Blanca, más de 170 exjefes de Estado y de Gobierno y Premios Nobel solicitaron al mandatario norteamericano “que apoyara la eliminación de los derechos de esas patentes y abriera el camino a vacunas para todos”.

La carta enviada a Biden por la People’s Vaccine Alliance, una coalición de más de 50 organizaciones destacaba que, “con la tasa de inmunización vigente, es probable que solo el diez por ciento de la población del Tercer Mundo sea vacunado en 2022. Como van las cosas, la mayoría de las naciones pobres tendrán que esperar al menos hasta 2024 para lograr la inmunización masiva. ¿Habrá, allí, para ese año, “masas” que inmunizar?”, se preguntaban.

El anuncio de Estados Unidos, ha sido ampliamente difundido y se conoce que la industria farmacéutica ya ha señalado su oposición.

La difusión dada a la postura de los Estados Unidos, no se corresponde con lo que este impulsará “la opción de discutir el asunto en la Organización Mundial de Comercio (OMC)”.

Como contrapartida, se supo que “el grupo de Investigadores y Manufactureros Farmacéuticos de Estados Unidos, que agrupa fabricantes como AstraZeneca, Pfizer y Johnson & Johnson”, enfatizaron “que la propuesta debilitará aún más las cadenas de suministro y alimentará la proliferación de vacunas falsificadas”.

La postura de Biden, recuerda en esta jornada el diario Juventud Rebelde, ha sido calificada por el The Wall Street Journal, como un robo.

El medio de prensa gringo, “preguntó en un editorial, titulado nada menos que El robo de las patentes de vacunas de Biden, ¿quién invertirá en terapias en el futuro cuando la Casa Blanca ayuda a otros Gobiernos a robar?”, una posición que parece respaldar las declaraciones del consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, cuando dijo a la prensa que la propuesta de Biden “no tiene ningún sentido”.

El anuncio de Biden, fue calificado por la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas, como “decepcionante”, ya que, según su evaluación,” la exención es la respuesta simple, pero incorrecta, a un problema complejo”.

“A nivel geopolítico”, recuerda el medio de prensa cubano, “la idea dibuja mapas singulares”, con posiciones y declaraciones disimiles, como las de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien manifestó “que la UE está lista para discutir”, o la opuesta, ejemplificada en Angela Merkel, quien señaló que observa en “la idea más riesgos que oportunidades”, agregando a ello que no creía “que liberar las patentes sea la solución para proporcionar las vacunas a más gente”.
En este escenario, “el contrapeso”, viene del lado ruso.

Ya el presidente ruso, Vladimir Putin, no solo dijo que su país “es el único que está dispuesto a compartir con otros la tecnología de producción de sus vacunas, sino que encomendó al Gobierno estudiar cómo llegar a un acuerdo para liberar las patentes y producirlas en apego a las reglas de la OMC”.

“En las condiciones presentes tenemos que pensar no en cómo obtener las máximas ganancias, sino en cómo garantizar la seguridad de las personas” subrayó Putín.

Frente a los más variados egoísmos, destaca Juventud Rebelde, “los expertos consideran que, con patentes liberadas, en ocho meses todos los terrícolas pudiéramos estar «pinchados», pero hay que apurarse: un estudio de 77 científicos de un equipo internacional estableció que, dentro de un año o menos, las mutaciones del virus volverán inservible la primera generación de vacunas. ¿Votaremos, con el dinero invertido en ellas, nuevas vidas o compartiremos de una vez «los derechos reservados» de la existencia humana?”

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