Un informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) anunció el respaldo de la entidad al plan del gobierno de Japón para verter al mar el agua tratada de la central nuclear de Fukushima.
De acuerdo al estudio realizado, durante cerca de dos años por la OIEA, “las medidas tomadas por Japón son consistentes con los estándares de seguridad internacionales” más relevantes.
En dicho estudio se afirma, según consinó el portal de noticias Kaosenlared, “que las descargas de agua tratada serán graduales y controladas”, por lo que “el impacto radiológico en las personas y el medioambiente será insignificante”.
El anuncio ha producido diversas manifestaciones críticas, tanto de parte de la población local como en países vecinos a Japón.
En ese sentido, la organización Salamanca Antinuclear, criticó la decisión preguntando de forma irónica por qué si es “tan seguro (…) verter 1,3 millones de toneladas de agua contaminada por tritio radiactivo al océano, ¿por qué al estado japonés no se le ha ocurrido montar una embotelladora junto a los tanques de agua y venderla con etiqueta de refresco medicinal?
Otros estudiosos sobre el tema afirmaron “que esas 400 toneladas de agua radiactiva diarias que se arrojan al mar desde 2011 lejos de ser un riesgo insignificante hacen de la comida marina japonesa algo insalubre”.
Arnie Gundersen, uno de los expertos en la temática explicó “que las plantas y suelos de jardines en Tokio tienen índices de radiación que en otros sitios cualificarían como desecho nuclear” y recordó que entre uno y otro lugar había suficiente distancia para comprender el alcance del problema de la contaminación.
“Fukushima es un problema irresoluble”, afirmaron activista antinucleares que agregaron que la otrora planta nuclear por sí sola “tiene potencial para afectar al planeta entero, y causar problemas de cadena trófica por el vertido diario de esas aguas radiactivas”.
“Fukushima es un agujero inabarcable en el camino, no hay una propuesta aceptable para trabajar esa instalación”, señalan desde tiendas del activismo antinuclear.
Hasta la fecha, reseña el portal de noticias, “el agua altamente contaminada generada por la planta de Fukushima ha sido procesada (…) mediante el Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS, por sus siglas en inglés), que elimina la mayoría de los elementos radiactivos, a excepción del tritio”.
Luego de dicho proceso, “el agua es almacenada en bidones antes de su descarga al mar”.
Ante la falta de espacio para almacenar dicha agua en tanques en el sitio donde funcionaba la planta, el gobierno japonés y TEPCO, la compañía propietaria de la central nuclear, decidieron verter el agua tratada al océano.
Para Rafael Mariano Grossi, director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi, la publicación del informe del organismo es “un hito importante”, al tiempo que “aseguró que continuarán brindando transparencia a la comunidad internacional, basada en datos verificados y en la ciencia”.
Por su parte, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, dijo en conferencia de prensa que el gobierno nipñon no permitiría “que el vertido de agua afecte la salud de los japoneses ni de personas en todo el mundo, ni tampoco al medioambiente”.
De acuerdo a la información disponible se conoce que “el proceso de vertido de agua tratada de Fukushima durará décadas.
El agua que será vertida al océano es “una mezcla de agua del suelo, filtración de lluvia y agua de enfriamiento que ha sido procesada en una instalación que, según TEPCO, elimina casi todos los radionucleidos, excepto el tritio, que suele permanecer en el agua liberada al mar por plantas nucleares en todo el mundo”.
Como parte de su plan Japón pretende “diluir el agua tratada y liberarla gradualmente”, en un lapso de algo más de diez años, lo que hará a través de un tubo de un kilómetro de longitud que comienza en la costa este, donde se encuentra la planta.
A pesar del respaldo de la OIEA, el gobierno japonés dijo que el comienzo del vertido se hará efectivo, luego que el director general del organismo realice una revisión durante la visita que realizará al país.
El plan nipón ha sido criticado por China y de acuerdo al portal de noticias “en Corea del Sur, muchas personas han comenzado a comprar sal marina por temor a la contaminación cuando comience el vertido”.
En Japón, sindicatos pesqueros han expresado su oposición al plan anunciado por el gobierno y denunciaron que ello va a perjudicar los esfuerzos realizados en estos años para reparar la reputación de ciertos productos japoneses que fueron prohibidos por varios países luego de la catástrofe de 2011.
Aunque el gobierno japonés informó que la liberación de agua comenzaría durante el verano boreal, no se han dado mayores detalles.