Resistencia y coraje: Hoy se cumplen 47 años del asalto al diario EL POPULAR

EL POPULAR: EL DIARIO QUE ENFRENTÓ AL GOLPE Y DEFENDIÓ LA HUELGA

El diario EL POPULAR, diario del Partido Comunista del Uruguay, jugó un papel central en la denuncia del golpe de Estado, en la organización de la resistencia y en particular durante la Huelga General. Sus periodistas y fotógrafos, cuando estaba clausurado e impedido de salir, recorrieron los centros de trabajo y estudio ocupados y se transformaron en un diario oral, llevando noticias de un lado a otro, informando con la verdad, cuando la censura impedía toda información.

Durante la Huelga General, más precisamente la noche del 9 de julio de 1973, EL POPULAR, cuya redacción estaba en el Palacio Lapido en 18 de Julio y Río Branco, fue asaltado por fuerzas militares y comandos fascistas. Los trabajadores fueron sacados con gases lacrimógenos, a punta de bayoneta e incluso sufrieron un simulacro de fusilamiento en pleno 18 de Julio. Luego fueron encarcelados. EL POPULAR volvió a salir y fue clausurado 10 veces, fue el medio de prensa más clausurado por la dictadura, hasta su cierre definitivo en noviembre de 1973. El compromiso del diario y sus trabajadores se pagó muy caro, Juan Manuel Brieba aún está desaparecido, Norma Cedrés fue asesinada en la cárcel, todos fueron impedidos de trabajar, muchos pasaron años en prisión y otros fueron obligados al exilio.

40 años después, cuatro trabajadores de EL POPULAR de entonces, visitaron nuestra redacción les damos voz, casi sin intermediación periodística, para que cuenten como vivieron esos días.

Ruben Gada, Carlos Scorovich, Tania Fernández y Dimitrov Valdez, integrantes de la Asociación Civil de Ex Trabajadores de EL POPULAR tienen la palabra.

-Ruben Gada, mecánico de linotipo en EL POPULAR: Ni bien se dio el Golpe de Estado, lo que hicimos fue ir al edificio, porque teníamos que sacar al otro día el diario. Esa era la tarea fundamental nuestra, poder sacar la opinión de la CNT, del Partido, en ese momento. En esa tarea estuvimos hasta el 9 de julio cuando atacan el diario, lo invaden y nos muelen palos a un montón. Yo caí preso pero hubo otros compañeros que siguieron trabajando y sacando el diario.

Nos sacaron después de varias intentonas. Con una tanqueta tiraron la puerta y se llevaron un montón de compañeros. El grupo en el que estaba yo fue de los últimos que sacaron, como a las 11 de la moche. Veíamos los compañeros, que los tenían contra las vidrieras de 18 de Julio, y nosotros adentro entre los gases, tratando de apagar las máquinas para que después se pudiera seguir. Nos bajaron a punta de fusil y a culatazo limpio.

A mí me llevaron al Cilindro, los compañeros que quedaron afuera pudieron seguir sacando ediciones, que era lo más importante. Cuando salimos del Cilindro, lo primero que hicimos fue ir al diario de nuevo, para continuar nuestra lucha, hasta el 26 de noviembre que nos clausuraron definitivamente.

Después de eso, tuvimos que salir a buscar trabajo y fue muy difícil. Estábamos en todas las listas negras, no nos querían ni ver.

-Carlos Scorovich, linotipista de EL POPULAR: El día del golpe fue un día muy duro. Nosotros lo vivíamos de primera mano, al estar en un medio informativo del Partido estábamos en la mira de los dictadores. Ya veníamos con intentos de clausura; inclusive previo al golpe, había que llevar los editoriales a la jefatura y si lo autorizaba gente del ejército se autorizaba esa página o no. A veces salían páginas en blanco o trozos en blanco.

Yo lo viví, creo que como lo vivieron todos los compañeros. Sabíamos que teníamos que estar en esa trinchera que era la que nos correspondía.

Los más jóvenes quizá no teníamos toda la claridad para saber qué nos iba a pasar, pero algo se veía venir. Y bueno, ese día, el 27 de junio, había rumores de todo tipo.

Fue un hecho histórico, reconocido mundialmente, por algo no se quiere hablar mucho de la Huelga General, no es para sacar pecho porque somos uruguayos y estuvimos presentes, pero es así. EL POPULAR cumplió un papel importantísimo, difundiendo lo que estaba ocurriendo, lo que podía suceder y sabiendo que iban a venir días más feos, como finalmente vinieron.

Los compañeros iban a los lugares ocupados, principalmente los fotógrafos, como lo ha contado Aurelio, sacaban fotos e informaban lo que estaba pasando porque en la radio y en la televisión no te enterabas de nada de lo que pasaba. Entonces el diario era como una luz que les alumbraba el camino, llegaba a las fábricas en esos días de ocupación y llegaba a todos lados, inclusive al interior.

Esa etapa fue muy dura. Hasta que llegamos al 9 de julio, que fue un día que quedó grabado en la memoria de todos, los de izquierda, los de centro y los de derecha. Fue un día muy especial, feo pero muy especial. Nosotros desde el diario la visión que tuvimos era que ya desde muy temprano las calles estaban vacías. En Avenida del Libertador se veía, desde Plaza del Entrevero hasta el Palacio Legislativo, tanquetas, tanques, camiones del ejército. Ellos se ve que sabían que la gente se iba a movilizar. Y bueno, a las cinco en punto, como pedía Castillo por la radio con el poema de Lorca, le gente fue. Nosotros desde los balcones del diario quedamos asombrados, porque fue algo de golpe, se inundó de gente. La represión fue ilimitada: palos, gases, tiros.

Pasada la represión, cuando ya había muy poca gente en la calle, nosotros dentro del edificio del diario empezamos a escuchar un ruido. Habían encadenado la puerta giratoria de metal a una tanqueta y la arrancaron. Entraron y fue un desastre lo que hicieron.

A muchos compañeros, la dirección del diario les pedía que no estuvieran allí, por si pasaba algo que no fuera tanta gente detenida; pero muchos compañeros del Partido y compañeras con niños inclusive, escapaban de la represión y entraban al diario por 18. Entonces había muchos compañeros que no eran pertenecientes al plantel del diario. Hasta que nos sacaron a todos, nos pusieron cara contra la pared, desde 18 y Río Branco hasta Convención y doblaba la fila.

Ahí hicieron un simulacro de fusilamiento. No nos fusilaron porque éramos muchos, si no pasaba lo de la 20. En eso coincidimos todos.

-Tania Fernández, administrativa y encargada de recursos de EL POPULAR: Ellos no pensaron que íbamos a ser tantos. En un momento dado dijeron “Apunten… Fuego”, yo estaba con mi hermano al lado y pensamos que la quedábamos. Era una réplica de la 20, con la diferencia de que éramos más de 120, si no nos mataban a todos.

Adentro del diario, en la redacción, nos habían puesto a todos en el piso, nos caminaban por encima y con los fusiles nos golpeaban en la espalda. Había una agresión tremenda. Nos bajaron tres pisos a culatazos, a las patadas, a las mujeres las arrastraban del pelo.

-Carlos Scorovich: En la puerta había una fila de tipos, que ibas pasando y te pegaban pum y pum, ahí yo identifiqué a unos tipos de brazalete, que eran de la JUP.

-Tania Fernández: Había momentos en que te daba la sensación que tenían que estar dopados, porque no había una lógica, un razonamiento, para agredirnos, era reventarnos, para ver si alguno salía disparando y le daban; en eso tenemos que hacer hincapié en la disciplina que todo el mundo tuvo. Había mucha gente joven, que de repente no tenía la madurez de nosotros de los años trabajando, sin embargo se mantuvo.

A nosotros a veces nos es difícil hablar de lo que pasaba afuera, porque estábamos metidos en nuestro trabajo no podíamos ver muchas cosas. Los que estaban en el taller tenían que tener la obsesión de que el diario salga en hora, la gente de redacción lo mismo, los de administración –entre los que estaba yo- teníamos que sacar los dineros para mantener el diario. Nosotros confiábamos porque teníamos una clase obrera fuerte. Yo trabajé mucho con los sindicatos por el diario y sabíamos que los sindicatos iban a responder, teníamos plena confianza. Los sindicatos nos decían que nosotros en el diario los habíamos ayudado. El diario jugó un papel sumamente unitario cuando todavía no estaba creada la CNT. Entonces cuando uno habla de EL POPULAR tiene que hablar del movimiento obrero, están extremadamente ligados.

-Tania Fernández: Yo les cuento algo. El otro día un compañero me decía que cuando entraron al diario nos quedamos sin plata. Pero el hecho es que, lo mismo que Aurelio guardó las fotos, el 9 de julio, también escondimos plata y no la encontraron. En un momento dado, estaban entrando los militares y yo voy a la parte donde estaba la caja, ahí teníamos los sueldos, los cheques, todo. La escondimos y como había una compañera embarazada, que estaba ya por tener familia, los milicos la dejaron salir. Entonces yo escondí la plata y le mostré donde estaba. Cuando vuelve Viera (Eduardo, el director de EL POPULAR), le dice a ella: “No tenemos un peso, no tenemos nada para empezar de nuevo”. Y ella le dice: “¿Cómo no?, acá está todo el dinero”. Son pequeñas anécdotas pero te da la pauta de cómo vivíamos nosotros el diario.

-Dimitrov Valdez, trabajaba en rotativas: Yo ese día estaba ahí, porque a veces nos pasábamos dos o tres días ahí, hacíamos ollas populares y comíamos ahí.

Yo estaba en la parte del fondo, donde iba el gallego Aurelio; él contaba que cada vez que iba a una fábrica pasaba un informe porque la gente estaba desesperada por saber lo que estaba pasando en Uruguay, y él como iba de un lado a otro, se convirtieron en oradores, en diarios orales.

Yo entré al diario siendo militante de la UJC, y yo digo que tuve el orgullo de trabajar en el diario. No creo que en otros países haya habido la resistencia de la clase obrera y de los estudiantes como la que hubo acá de 15 días. La gente salió y luchó, se metió en sus fábricas y hacían ollas populares. Los desalojaban una y otra vez y volvían a ocupar. Recibían palos, los llevaban presos. Me acuerdo cuando íbamos al Cilindro a llevar comida. Nosotros trabajábamos en EL POPULAR, pero vendíamos el diario, cuando había compañeros presos les llevábamos comida, hacíamos de todo.

Nosotros somos como una familia, después de todos esos años seguimos juntos porque el diario nos dio algo mágico. Esa trasmisión de la lucha de los obreros y los estudiantes. Para mí era un orgullo trabajar en el diario. No vamos a hablar de lo que ganábamos que nadie lo dijo pero que era una miseria. No nos interesaba. Yo tenía dos hijos, una compañera y nos revolvíamos. Estábamos en un diario que desde el primer día que salió hasta el último fue lo que unificó a los obreros, a los estudiantes, a los partidos políticos. Cuando salió el diario salió para eso, para lograr unir a la clase obrera y a los partidos políticos de izquierda, porque solos no éramos nada.

Estuvimos el 9 de Julio que fue lo más terrible que me tocó vivir. Cuando Tania se refería al simulacro de fusilamiento, yo justo lo tenía en mi espalda. Es bravo estar ahí en la oscuridad, porque cortaron la luz, el silencio, se escuchaban sólo las botas. Me habían corrido dos veces a balazos y nunca me había pegado un susto como ese. Si yo corría no baleaban a todos. Entonces miraba para los costados y veía que los compañeros estaban firmes. Los compañeros estaban concientizados, saben lo que es la lucha. No se van a mover y yo tampoco. Te pasan tus hijos por la cabeza, tu compañera.

Nosotros teníamos referencias de los ataques a la UJC, de la 20. Yo decía “acá va a pasar algo”. Cuando se formaban y decían “Pelotón prepare, apunte” y vos decías “Fuego” pero ellos no lo decían. Pasaban 15 o 20 minutos, te golpeaban la cabeza y te preguntaban el nombre. Estuvimos dos o tres horas ahí en 18 de Julio.

-Ruben Gada: A mí no me tocó. Nosotros estábamos arriba, en un ducto de aire que era el único lugar en donde se podía respirar, por la cantidad de gases lacrimógenos que había. Venían con las máscaras los tipos y los fusiles. El julepe que se llevó el milico ese cuando nos vio allá arriba (risas). Ahí si nos bajaron a todos a patadas.

-Dimitrov Valdez: Yo me escapé del diario y me fui a la manifestación. Cuando llegué a 18 no había nadie. Yo bajé 10 minutos antes de las 5 y cuando miro estaba lleno de gente. Fue una cosa maravillosa. Estaba el compañero Castillo repitiendo el poema de García Lorca y eso se llenó. Fue llenarse y aparecieron los milicos por todos lados.

Cuando vi las tanquetas pensé que iban a hacer una matanza. Cuando empezaron a tirar salí corriendo y hasta 18 de Julio no toqué el piso, me llevaron en andas. No sé si eran balas de goma o no era nada, pero fue un susto bastante grande. Corrí por San José contra flecha y me metí al diario. Yo ahí estaba mirando por los vidrios, tenía 23 o 24 años. De pronto veo que aparecen milicos y milicos y se meten para el edificio. Empiezan a tirar gases, rompieron los vidrios.

Nos arrinconamos todos en montaje y con ese humo aparecen ellos, con esas máscaras que parecía que le salía espuma por la boca. Empezaron a golpear a mansalva. Me acuerdo de cómo golpeaban a las compañeras y uno se sentía muy impotente.

Lo más tremendo fue la bajada por la escalera que la hicimos rodando. Hicieron un túnel y ahí estaban los de la JUP con piñas americanas y había tiras. Después de las 9 de la noche nos sacaron del diario, nos ficharon en jefatura y nos llevaron al Cilindro.

Después de todos los horrores y todos los miedos, me causó gracia una cosa. Un milico dice: “el que tenga plata y cigarros que los deje arriba del ómnibus porque cuando bajen los vamos a revisar”. Si tenías algo lo dejabas y se lo llevaron

Ibas a entrar al Cilindro y te daban una patada que te hacía entrar tipo avión. Después de eso me acuerdo que el “Corto” Buscaglia no sé como hizo y consiguió una guitarra. Cuando salimos, volvimos. Antes de ir a mi casa fui al diario.

Yo en ese momento trabajaba 13 o 14 horas por día. Porque EL POPULAR fue el único diario que sacó un suplemento todos los días. Los lunes salía deportes, los martes “El Churrinche”, el miércoles UJC, el jueves “Misiadura” y el viernes la revista cultural, el sábado la revista de las mujeres y el domingo el magazine del “Corto”, “Juceca” y Néstor.

Después que terminó la Huelga General nosotros seguíamos sacando artículos. Páginas con pedazos en blanco. EL POPULAR seguía la lucha contra la dictadura, como hacían las murgas, medio disimuladamente.

Me acuerdo que un día salgo y un camión nos sube a mí y otros compañeros, me llevan a una comisaría, me tienen toda la noche de plantón. Cuando cambiaron el turno los que se iban nos golpeaban, los que entraban nos volvían a golpear y salíamos a las 12 o 1 para ir a nuestras casas. Y así pasó varias veces. Nosotros salíamos por Río Branco y si nos esperaban nos daban.

Quedamos en que íbamos a hacer un libro entre todos. Es una historia tan increíble la de EL POPULAR, no creo que haya habido otro diario que fuera así. El diario de la clase obrera y el pueblo como le decíamos nosotros. Porque fue un diario que informó, informó gratis, dio espacios a los sindicatos, a partidos políticos de izquierda, se vendió de todas formas. Toda esa gente que trabajo, lo hizo por militancia, porque lo queríamos. Yo nunca más pisé un diario, porque nos dijeron que estábamos en las listas negras, junto con los dirigentes sindicales.

Si yo volviera a nacer, volvería a ser comunista y volvería a ser trabajador de EL POPULAR. A pesar de que sé que voy a sufrir. Es un orgullo haber trabajado en el diario y haber trabajado con estos maravillosos compañeros, que nos jugábamos la vida unos por otros. Fue igual con el Partido en la clandestinidad, que me recibían en sus casas y yo los recibía.

-Carlos Scorovich: Nosotros nos fuimos dando cuenta del papel del diario, después, con la gente. A mí me tocó hacer un trabajo para el diario que trabajaba en el interior. Cuando uno va ahí y nombra EL POPULAR se sacan el sombrero. Te empiezan a preguntar qué pasó el 9 de Julio, qué pasó con esto y lo otro. Aún en el día de hoy si decimos “trabajé en EL POPULAR” te miran de otra forma. No por uno, sino por lo que fue el diario. Respetado por propios y ajenos. Lo comprobamos cuando tuvimos que pelear para entrar a la ley 18.033. La oposición hablaba del diario como hablaban los compañeros de izquierda. Porque hubo mucho respeto al papel que cumplió el diario.

-Tania Fernández: El 9 de Julio yo era secretaria de administración y recursos en el diario. Cuando entramos a cárcel central, donde nos tuvieron dos días sin nada. Cuando entramos arriba estaba lleno de “tupas”, viene una persona y me dice: “Tania, ¿qué hace usted acá?”. Esa persona era el dueño de uno de los frigoríficos particulares más grandes de Camino Carrasco. “Nos allanaron el diario”, le dije. “Yo estoy por ilícitos económicos, pero me siento muy orgulloso de conocerte y que me digas qué está pasando y en qué te puedo ayudar”, me respondió. “Yo lo único que te pido es un colchón y un té”, le dije, sobre todo pensando en una compañero mayor que no estaba bien. A los dos minutos los teníamos y me dice: “Contame, qué está haciendo el diario”. El diario en ese momento se transformó en el portavoz de lo social, político y económico. Yo lo conocía porque le sacaba plata para el diario (risas).

-Carlos Scorovich: Cuando nos ficharon en jefatura, el que nos fichaba era un morochito, bajito. Tellechea estaba al costado y daba vueltas. Cuando me preguntan el nombre y digo Carlos Scorovich dice: “están todos acá, no falta nadie”. Es que también estaban mi viejo y mi vieja que trabajaban en el diario.

Por Gabriel Mazzarovich, Luis del Puerto, Gabriela Pasturino

Semanario El Popular N° 230.

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