La renuncia del presidente del Consejo Directivo Central (CODICEN) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), ante el descontento generalizado, devela un legado educativo catastrófico basado en la vulneración de derechos y la falta de compromiso con la calidad de la Educación Pública.
Robert Silva se retira 492 días antes de cumplir su gestión para competir por la presidencia de la República en la interna del Partido Colorado, pero nos deja a Juan Pereyra, su fiel escudero.
Ambos lograron escatimar U$S 187.000.000 al sistema educativo que tanto dijeron defender mediante el eufemismo de una bien publicitada “Transformación educativa”, que no es otra cosa que:
- Un gran recorte presupuestal
- La eliminación y reducción de los talleres en UTU, columna vertebral de la institución.
- Y la implantación de un marco competencial que, tal como está planteado, vulnera el acceso al conocimiento.
Silva, desde su participación como consejero del CODICEN por el Partido Colorado y Pereyra como director del ITS-Balparda, nos fueron acostumbrando a una especial intolerancia ante cualquier pensamiento crítico y a un antisindicalismo despótico, dejando claro su empeño en la defensa de los intereses de sus amos. En el ejercicio como presidente del CODICEN y Director General de UTU, ambos marcaron la impronta de:
- La improvisación
- La falta de reflexión
- El desconocimiento pedagógico
- La mala calidad cultural
- Una embestida contra la educación pública sin precedentes.
Para cubrir estas graves falencias solo se les ocurrió perseguir a los docentes, buscando chivos expiatorios que ocultaran sus carencias.
Ambos cómplices en cuestión prefirieron cumplir con el mandato de la OCDE y del Partido Nacional (empeñado en reducir su eufemístico “déficit fiscal”) traicionando el gran legado de don Pedro Figari y José F. Arias, dos de los más preclaros pedagogos que ha dado nuestro país.
A Juan Pereyra no se le puede acusar de mentiroso, pues jamás negó que su tan publicitado “Sentimiento UTU” fuera -en realidad-el desmantelamiento de la Universidad del Trabajo del Uruguay. Pero si se le puede acusar de anti-sindicalista pues lo dijo claramente en varias oportunidades, demostrando su profunda deslealtad, al traicionar el ideario de Domingo Arenas, otro insigne correligionario suyo.
La implementación de una reforma curricular apresurada y sin consenso ha ocasionado un caos pedagógico en el sistema educativo, perjudicando los procesos de aprendizajes de los estudiantes y la falta de inversión aleja la posibilidad de una educación inclusiva y equitativa.
La falta de compromiso con los verdaderos objetivos de la educación pública y una clara voluntad de utilizar sus posiciones para promover intereses personales, utilizando los recursos y estructuras de las Enseñanzas Primaria, Secundaria y UTU para la campaña electoral de Silva y el desmantelamiento de UTU en beneficio de la enseñanza privada, revela un conflicto de intereses flagrante y una muestra más de su falta de ética.
Los alarmantes recortes presupuestales, la implementación apresurada e inconsulta de la “Transformación Curricular”, el autoritarismo y la falta de transparencia han dejado una huella negativa en la sociedad.
Es necesario un cambio urgente para asegurar una educación de calidad, recuperar la confianza de la comunidad educativa y brindar a los estudiantes una verdadera educación integral y de calidad.
LISTA 31 SINDICAL
AFUTU / CSEU / PIT – CNT