Por Alex Soza Orellana. Médico. La Habana. 12/07/2020.
Pablo Neruda, Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basualto como realmente fue inscrito en la parroquia San José de Parral, llegó al mundo con un enorme costo humano, la muerte de su madre tísica en un cuadro de fiebre puerperal.
“Cuando nací mi madre se moría / con una santidad de anima en pena / Era su cuerpo transparente. Ella tenía / bajo la carne un luminar de estrellas / Ella murió. Y yo nací. / Por eso llevo / un invisible rio entre las venas, / un invencible canto de crepúsculo / que me enciende la risa y me la hiela”. Pablo la conoce solo de una fotografía que le regala una vecina amiga de su madre. Maestra y ya avanzada de edad, 39 años, para la maternidad.
Dentro de todo del desarrollo vital de su obra, me gusta señalar algunas cosas, como que cuando lo estudiamos en el Liceo se me quedó siempre grabado un poema de los 20 poemas de amor y una canción desesperada “Puedo escribir los versos más tristes esta noche…” quizás porque era una tarea y había que aprendérsela de memoria, no me acuerdo.
Pero ya adentrándome más en los problemas políticos y sociales de nuestro país y su historia, y el vínculo y compromiso que el Poeta contrae con ellos y con su partido, su obra se engrandece de forma extraordinaria con ello, sin obviar lo maravilloso del resto de su canto al amor, a las cosas simples de la vida, sus odas, sonetos. El Poeta, solidario, militante, senador, candidato a la presidencia de la República de Chile, humanista, revolucionario, perseguido, excluido, difamado, escribe febrilmente en su clandestinidad y persecuciones esa gran obra titulada Canto General, una crónica sin igual de la verdad de América, de sus raíces, de sus héroes, su memoria, las penas y alegrías de cada uno de los forjadores de la América nuestra.
Antes de militar definitivamente en el Partido Comunista de Chile llevó a cabo una gran obra solidaria siendo Cónsul Especial para la Inmigración Española de la embajada de Chile en Francia. Con la caída de la República Española ciento de miles de republicanos llegaron a Paris en una penosa situación de relegación a campos de concentración y en peligro de caer presa del fascismo alemán ante el inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Neruda en esos momentos no es el poeta es un hombre de acción, se embarca en una noble operación de salvataje apoyado por el gobierno del Frente Popular, de Don Pedro Aguirre Cerda: rescatar y llevar a Chile parte de estos republicanos en una embarcación, “el Winnipeg”. Pero no podía llevarse a todos, tuvo que hacer una selección. Fueron seleccionadas unas 2000 personas, en su gran mayoría trabajadores manuales, ingenieros, otros de la cultura e intelectuales. Al llegar al puerto chileno de Valparaíso son recibidos por una gran multitud de chilenos, el Dr. Salvador Allende, entonces diputado hizo un discurso de bienvenida. Hubo también una gran campaña de desprestigio, discriminación de estos españoles que llegaron por parte de los sectores de derecha, pero a la hora de valorar su inserción como exiliados, el aporte fue muy significativo.
Cuba merece también una mención importante en su obra. Fue el primero en dedicar una obra poética a la Revolución Cubana con su libro “Canción de Gesta” en el año 1960. “Lo dedico a los libertadores de Cuba, Fidel Castro, sus compañeros y al pueblo cubano…”
“Este libro no es un lamento de solitario ni una emanación de la oscuridad sino un arma directa y dirigida, una ayuda elemental y fraternal que entrego a los pueblos hermanos para cada día de sus luchas. Los que antes harto me reprochaban seguirán reprochándome mucho. Por mi parte aquí asumo una vez más, y con orgullo mis deberes de poeta de utilidad pública, es decir de puro poeta. La poesía tuvo siempre la pureza del agua o del fuego que lavan y queman, sin embargo. Ojalá que mi poesía sirva a mis hermanos del Caribe en sus menesteres de honor. En América entera nos queda mucho que lavar y quemar. Mucho debemos construir. Que cada uno aporte lo suyo con sacrificio y alegría. Tanto sufrieron nuestros pueblos que muy poco les habremos dado cuando les hayamos dado todo”.
Estas palabras de nuestro Poeta Nacional, Premio Nobel de Literatura, escritas en el prólogo del libro en cuestión son todavía tan vigentes en la situación que atraviesa la América nuestra asediada por la política rapaz del Imperio del Norte y la lucha tenaz de nuestros pueblos en busca de justicia social, por el bienestar y la felicidad soñada y el rol que juega Cuba en estos desafíos.
En el último poema de este libro; escrito en el años 2000 señala: “dejo que el tiempo corra por mi cara / como aire oscuro o corazón mojado / y veo lo que viene y lo que nace / los dolores que fueron derrotados, las pobres esperanzas de mi pueblo: / los niños en la escuela con zapatos, / el pan y la justicia repartiéndose / como el sol se reparte en el verano, / Veo la sencillez desarrollada, / la pureza del hombre con su arado / y entre la agricultura voy y vuelvo / sin encontrar inmensos hacendados…
Y así pues, en lo alto de estos montes, / lejos de Chile y de sus cordilleras / recibo mi pasado en una copa / y la levanto por la tierra entera, / y aunque mi patria circule en mi sangre / sin que nunca se apague su carrera / en esta hora mi razón nocturna / señala en Cuba la común bandera / del hemisferio oscuro que esperaba / por fin una victoria verdadera”
Realmente los invito a leer esta obra, a revisar e investigar más sobre la obra de nuestro Poeta una víctima más del fascismo, de la dictadura fascista que se instauró tras el golpe de estado que derrocó el gobierno del Compañero Presidente Allende en septiembre de 1973.
Nicolás Guillen el Poeta Nacional cubano que recientemente, el 10 de julio, cumplió su 118 natalicio habría señalado una vez: Neruda es para mí un canto metálico de una campana de salitre y cobre, el amor de la pareja, la lucha, la tristeza y la alegría juntas, en fin: la poesía misma.
Fuente El Siglo