Este 1 de enero se cumplieron 28 años de un hecho que conmocionó a México y el mundo.
Ese primer día de 1994, el mundo despertó con la noticia de que unos encapuchados armados al sur de México, se presentaban como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
La aparición del hoy conocido EZLN, se produce luego de que los rebeldes zapatistas ocuparan y controlaran siete municipios del estado de Chiapas.
La conquista de una radiodifusora en el municipio de San Cristóbal, fue la “sede elegida” para el lanzamiento de la “Primera Declaración de la Selva Lacandona”.
En ella, los zapatistas convocaban a la lucha armada contra el Estado mexicano y llamaban a la conquista del poder mediante la insurrección generalizada.
“Somos producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar nuestra Constitución y expulsar al Imperio Francés de nuestro suelo, después la dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de leyes de Reforma y el pueblo se rebeló formando sus propios líderes” comenzaba afirmando la declaración que agregaba que, de esa historia, “surgieron Villa y Zapata, hombres pobres como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos”.
América Latina inscribía para la historia reciente, al decir de Gramsci, en su famoso texto “Odio el año nuevo”; y por segunda vez, un nuevo sentido al primer día del año que sobrescribiría la tradicional forma burguesa de ritualizar los festejos de fin de año.
El primero de esos sentidos se produjo el primero de enero de 1959 con la victoria de la Revolución cubana y el derrocamiento de la dictadura de Batista.
El segundo, fue hace 28 años y todavía sigue, al igual que en la isla, resonando y resistiendo en la Selva Lacandona.