A 31 años del asesinato de Guillermo Machado

Por Gabriel Mazzarovich

“Y te hiciste viento bramando en las gargantas obreras y en las voces de los estudiantes”, así dice la placa de homenaje a Guillermo Machado que está en el local del SUNCA, recogiendo un fragmento de un poema escrito en su memoria.

El 24 de julio de 1989 moría Guillermo Machado, obrero de la construcción, militante del SUNCA y de la UJC, detenido en una razzia policial en el primer gobierno de Julio María Sanguinetti. Hace 31 años, los mismos años que tenía Guillermo cuando murió asesinado.

Machado fue detenido el 16 de julio en la plaza que está al lado del Hospital Pasteur, en la Unión, Montevideo. De allí fue llevado a la Seccional 15 de Policía, ubicada a pocas cuadras, en 8 de Octubre casi Larravide. De allí salió horas después inconsciente, fue internado en el CTI y murió sin recuperar el conocimiento el 24 de julio. Las versiones policiales son inconsistentes, nadie explica con claridad que pasó en esas horas. El cuerpo de Guillermo Machado tenía señales de maltrato.

Guillermo Machado fue detenido en un procedimiento policial que en esa época se había vuelto sistemático: las razzias. El gobierno del Partido Colorado, encabezado por Julio María Sanguinetti, utilizando un decreto de la dictadura, había generalizado las razzias, consistentes en operativos de detenciones y revisaciones masivas, principalmente contra los jóvenes, con el argumento, ya en ese entonces de combatir la inseguridad. Un argumento adicional era la necesidad de recuperar la autoridad ante los “desbordes” de la movilización y la protesta social.

La Policía actuaba en base a la “apariencia” de los presuntos sospechosos, detenía y reprimía, a cualquier hora, fundamentalmente en los barrios humildes y obreros, y particularmente a las y los jóvenes. El pelo largo, la barba, determinados buzos con inscripciones, eran motivo de sospecha y causa de detención. Hubo centenares de denuncias sobre abusos en los procedimientos y también de maltrato policial.

Ante la muerte de Guillermo Machado, el día que entregan su cuerpo, el SUNCA convocó a un paro general, que el PIT-CNT hizo suyo. Decenas de miles de personas fueron hasta el velatorio que era en el Paso Molino, en San Quintín y Agraciada. El féretro de Guillermo Machado fue llevado en hombros, una multitud cubrió Agraciada hasta el Viaducto, y lo acompañó hasta el Cementerio del Norte.

La indignación y el reclamo de justicia repercutieron en el Parlamento. El senador de la 1001, el PCU y el Frente Amplio, Walter Olazábal, exige respuestas al ministro del Interior Antonio Marchesano, en una tensa interpelación. No las obtiene.

Días después, convocada por la Coordinadora Anti Razzias, y respaldada por el PIT-CNT, la FEUU, la FES, CGUTU y otras organizaciones populares, se realiza una gigantesca movilización en el Cerro: “La marcha de las antorchas”. Se reclamaba el fin de las razzias.

Las razzias se suspenden. Marchesano tiene que renunciar. Su antecesor, Carlos Manini Ríos, también había tenido que renunciar 3 años antes, cuando en una represión a una ocupación estudiantil del IPA, las fuerzas policiales desatadas habían golpeado y detenido a parlamentarios. Sanguinetti, en su defensa, amenazó con disolver las cámaras si era censurado.

Este año, el SUNCA lo recordó con un acto en la plaza donde fue detenido, hicieron uso de la palabra, Cecilia, su hija; Laura Alberti y Enrique “Toto” Núñez, de la dirección del sindicato de la construcción.

La muerte de Guillermo Machado conmovió a la sociedad uruguaya hace 31 años. Su memoria es imprescindible, para reclamar justicia, y también para defender la democracia y la libertad de los discursos y las prácticas autoritarias que quieren repetir ese pasado en el presente.

“El pueblo hizo justicia por mi padre”

Cecilia, la hija de Guillermo Machado, era una niña de pocos años cuando lo mataron. En unos de los homenajes realizados por el SUNCA, afirmó: “Es difícil buscar la verdad cuando se la quiere ocultar. Yo me pregunto ¿por qué a mi padre? Mi padre era un hombre como muchos, era un obrero de la construcción, un albañil, sindicalista, militante de la Juventud Comunista, y era un padre. Yo creo que le tocó a él, pero le tocó a él porque la época condenaba a los hombres como él”.

Cecilia está reconstruyendo la historia de su padre, su vida, su lucha, refiriéndose a la movilización popular que respondió a su asesinato afirmó: “Esos uruguayos salieron a decir lo que mi padre no pudo decir. Ante esa acción del pueblo, cae el ministro Marchesano y las razzias se suspenden, por lo que fue el pueblo el que revocó ese poder que se le quiso imponer. Fue la acción del pueblo la que hizo justicia por mi padre, fue la única justicia que tuvo mi padre. Desde mi punto de vista, lo único que podemos hacer con esos pasados tan injustos es aprender. Lo único que me queda por decir, es que si como sociedad podemos llegar a creer que con la represión y la violencia tenemos una solución, creo que estamos equivocados”.

Cecilia, en ese homenaje, dijo sobre las razzias, que fue una forma de darle “a la policía las herramientas represivas con la excusa de que había que prevenir el delito, pero en los hechos lo que se logró fue una represión brutal contra los jóvenes, eso fue lo que se hizo. De hecho hay cientos de denuncias que realizó la población en esa época, darle poder ilimitado a la policía no terminó con el delito, sino que impuso un poder que reprimía a los jóvenes denigrándolos, con una justificación sostenida en prejuicios. El argumento para las sospecha era la apariencia física, bastaba eso para llevarlo a la comisaría, eso fue lo que le sucedió a mi padre».

«Ese joven de 31 años, militante del SUNCA y de la Juventud Comunista, parece que no contaba con la aprobación del juicio estético aceptado en esa época, por lo tanto fue detenido y conducido a la Comisaría N°15. Mi padre nunca fue liberado, cuando lo trasladan al hospital ya estaba en un estado profundo de inconsciencia. Termina siendo trasladado a un CTI donde termina debatiéndose entre la vida y la muerte. Días después, el 24 de julio, un día como hoy, mi padre muere. Ese mismo día lo que sucede, para mi es muy importante, fue la reacción del pueblo, el PIT-CNT convocó a un paro y ese paro es respondido masivamente por el pueblo. Dos días después, la “Coordinadora anti razias” convoca a la marcha de las antorchas que se va a realizar en el Cerro, transformando la ladera del Cerro de Montevideo en un desfile de luz bajo la consigna: No más razzias”, dijo Cecilia.

El SUNCA y la respuesta al asesinato de Machado

En el homenaje realizado el año pasado, Lirio Rodríguez, presidente del SUNCA en el momento en que Machado es asesinado, recordó así los hechos de 1989: “No hay mes de julio de cada año que se me pase por alto. El día que entregaron el cuerpo, recuerdo que decreté la aplicación del paro desde arriba de un camión. Hasta el día de hoy recuerdo el dolor en el sepelio y las miles y miles de personas que se veían desde el Viaducto acompañándolo”.

Daniel Diverio, secretario general del SUNCA y en 1989 militante sindical y delegado, recordó que “eran tiempos de una democracia infectada todavía por la dictadura. Las razzias eran lo más común, así como los allanamientos nocturnos, la represión simplemente por tener el pelo largo o por andar medio barbudo. En ese período fue que se llevaron a Guillermo con el único delito que había cometido: ser joven, rebelde y pelear por su SUNCA y su partido. Para hablar de qué sindicato necesitamos para esta etapa, siempre tenemos que estar recordando para atrás. Recuerdo que el día que muere Guillermo el velatorio fue en San Quintín, arrancamos por Agraciada y cruzamos el Prado, era un mar de gente que decía: queremos libertad, tenemos derecho a vivir y queremos seguir profundizando la democracia. El mejor homenaje que podemos hacerle a Guillermo es seguir profundizando esta herramienta, hacer asambleas en los centros de trabajo, convencer a aquellos compañeros que están sin convencer, pelear por el zapato de seguridad, por el casco y por todo lo necesario, que era lo que hacia Guillermo todos los días”.

Enrique “Toto” Núñez, secretario de derechos humanos del SUNCA, dijo por su parte: “Parecía mentira que en democracia tuviéramos que vivir hechos como este. Parecía que íbamos a vivir la libertad de trabajar, de luchar, de militar, de expresarnos, de elegir y de proponer ideas para conseguir derechos. En esos momentos pudimos recomponer la negociación colectiva y conseguir victorias muy importantes para los trabajadores. Durante esos años los jóvenes salían a la calle a reclamar y a luchar por esos derechos y ahí fue que al gobierno de turno del Partido Colorado, no se les ocurrió otra idea que reprimir. Las razzias transformaban a los jóvenes que reclamaban en sospechosos. Todavía había algunos sectores que no entendían que la democracia era con soluciones y no con represión. Los jóvenes eran detenidos de forma masiva y tratados como sospechosos en todos lados. Creemos que la memoria es importante, forma a los militantes, hoy estamos ante una lucha muy cultural donde parece que lo pasado quedo ahí. Además nos preocupa que algunos planteos para solucionar algunos problemas son parecidos a los métodos que llevaron a la muerte de Guillermo Machado”.

 

 

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