Escribimos este editorial cuando nos separan apenas cuatro días del domingo 27 de octubre. Es poco tiempo y no lo es, según como lo afrontemos y desde donde nos paremos.
Estamos en medio del remate de la campaña electoral, que está siendo, como siempre, dura y desigual. Los sectores del poder, expresados políticamente en los partidos de la coalición de derecha que gobierna, han puesto toda la carne en el asador para intentar mantener el gobierno.
Si algo hemos constatado en esta campaña es que cada vez pesa más el dinero. Siempre pesó, es cierto, pero ahora las sumas de dinero invertidas por la derecha y el poder han sido obscenas, no hay otra palabra para definirlas. Esto se ve en los medios de comunicación y sus tandas publicitarias, en las redes, en la cartelería callejera y en toda la logística de reparto de listas.
Desde el Frente Amplio y los sectores populares el fuerte, como siempre, ha estado, está y estará en estos días en el despliegue militante y el diálogo mano a mano con nuestro pueblo.
En estos últimos días se ha incrementado el nivel de movilización frenteamplista en general y de la 1001 en particular. Venimos de días de enorme intensidad militante. Hace una semana fue el “Puerta a puerta de la victoria”, que movilizó miles de frenteamplistas en todo el país. Luego vinieron la caravana que paralizó Montevideo, el acto de cierre en Canelones y la pueblada del martes con más de 150 mil personas junto a Yamandú y Carolina en el Parque Batlle.
La 1001 ha intensificado su campaña en un esfuerzo final, se multiplicaron las barriadas y abordajes de ferias en todo el país, las pintadas, columneras, banderas, decenas de videos y productos de comunicación en las redes sociales. Se hicieron actos de cierre en varios departamentos y ciudades, todos con muy buena concurrencia. Como dijimos, todos han sido buenos, pero merece un destaque especial, al momento de cerrar este editorial, el realizado en Durazno, con más de 1.500 personas en una plaza de la capital departamental. Y el domingo una multitud llenó el amplio espacio del Parque Batlle frente al monumento a La Carreta, al lado del Estadio Centenario, en el acto de cierre de Montevideo.

Una pueblada del FA

El Frente Amplio realizó este martes un enorme acto de cierre de campaña. El protagonista principal, una vez más, fue el pueblo frenteamplista movilizado. Más de 150 mil personas le dieron un marco de emoción y entusiasmo al cierre de la campaña frenteamplista. Hay fotos y videos espectaculares, pero sucede que había miles de personas que cubrían los árboles y las zonas laterales, así que la dimensión real del acto no hubo foto que la pudiera abarcar y aun así las que se tomaron conmueven.
Yamandú Orsi y Carolina Cosse, la fórmula del FA en esta elección, hicieron dos muy buenos discursos, no eludieron ningún debate de los que están planteados, pero se concentraron en destacar el proceso político que nos trajo hasta acá y, sobre todo, en las propuestas para el futuro. Se referenciaron en el Programa del Frente Amplio, ese que insólitamente la derecha dice que no conoce o, lo que es peor, que no existe.
Orsi, recogiendo y sintetizando las 48 propuestas realizadas en Colonia, asumió cinco compromisos en el acto: la búsqueda del diálogo y de acuerdos, de escuchar a toda la sociedad y en particular a los movimientos sociales; concretar el crecimiento económico y garantizar la estabilidad; construir, con medidas urgentes y fuertes, la protección y bienestar social, porque el crecimiento sin distribución de la riqueza no alcanza; una batería de medidas inmediatas y de mediano plazo para construir la seguridad pública y un gobierno donde primen la honestidad y la transparencia.
Un mar de banderas movidas por miles de manos y flameando al viento, fueron el cierre, reiteramos, conmovedor, del gran acto del Frente Amplio. Fue el acto más grande de la campaña, con luz, y no habrá nada similar desde la derecha.

A redoblar con la 1001

En la misma línea, la 1001 concretó el domingo un gran acto de cierre de campaña en Montevideo. Una multitud ocupó todas las sillas y desbordó el amplio espacio dispuesto en el Parque Batlle. Fue un gran acto.
El mensaje combativo, frenteamplista y unitario lo dieron los discursos de Verónica Piñeiro, vicepresidenta del Frente Amplio; Ana Olivera y Óscar Andrade. Y con su arte se sumaron Sebastián Mederos “Duclós”; Numa Moraes y el Alemán y su banda y cerró a toda alegría Kumbiaracha.
Hubo presencias de los sectores que conforman la lista 1001, el Senado común y el sublema Unidad para la Esperanza. Entre ellos Casa Grande, el Espacio Socialdemócrata Amplio, el FIDEL, el Encuentro 18 de Agosto, Identidades, el MIF, el POR, Sumemos, Eduardo Larbanois, Marcos Carámbula, la dirección del PCU y la UJC.
Estuvieron presentes en el acto y los discursos el compromiso con la historia de lucha del movimiento popular, con la construcción de la unidad, con el legado artiguista de la pública felicidad, los derechos conquistados en los gobiernos del Frente Amplio, la denuncia de la campaña de miedo y de mentiras de la derecha, el llamado a Votar Si con la papeleta blanca en el plebiscito de la Seguridad Social, las propuestas de la 1001, su conformación plural y unitaria.
Fue un acto de mucha alegría, de banderas, de cantos, de baile, de convicción militante.

El último esfuerzo

Es muy importante lo que se movilizó en estos días. Mucho. Pero el desafío político que tenemos es sostener esa movilización en los cuatro días que faltan.
En esa movilización y ese diálogo puerta a puerta, en la feria, en las terminales de ómnibus, en cada barrio, en cada esquina, se define la elección. Ese es el esfuerzo central en estos cuatro días.
El aluvión de dinero de la derecha en estos últimos días va a ser enorme. Pero hay algo que no pueden comprar ni neutralizar con su dinero. No pueden comprar nuestra convicción. No pueden comprar nuestra militancia. No pueden comprar nuestra esperanza. Esperanza que se sustenta y se alimenta de nuestra convicción de la justeza de las causas por las que luchamos. Porque es justo luchar para que no haya niños con hambre, para que las madres de esos gurises tengan apoyo y una vida digna, para que haya aumento de salarios y más negociación colectiva, para que tengamos vivienda digna, para poner de pie la salud y que no falten medicamentos, para que haya decenas de miles de becas y que la educación se construya con las maestras, docentes y los estudiantes, para que no haya más impunidad y tengamos verdad y justicia, para tener derecho a jubilarnos y a una jubilación digna, para que seamos más libres y más iguales. Eso es lo que hay que militar de aquí al domingo.
Como dijo Oscar Andrade, en su vibrante discurso del cierre del acto de la 1001: “Nos queda un puñado de horas para ir a buscar a la urna la pública felicidad, para ir a buscar a la urna la defensa de los derechos del laburante, para ir a buscar a la urna la defensa de las empresas públicas, para ir a buscar a la urna la defensa de los derechos humanos y la verdad y la justicia, nos queda un puñado de horas para enfrentar en las urnas el modelo de la desigualdad, a eso estamos convocando”.
El domingo le respondió una ovación de todo el acto de pie. En estos días eso se tiene que transformar en un sostenido esfuerzo de diálogo mano a mano con nuestro pueblo para convencer y ganar el puñado de votos que nos faltan.
Hay que salir en todos lados, con la bandera y las listas del Frente Amplio, con la 1001 y sus distintas presentaciones en cada departamento del país y con la papeleta blanca del SI.
A enarbolar con mucho orgullo nuestra esperanza. A redoblar en estas horas. Se puede.

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