Según el Banco Mundial, para el año 2025, habrá una caída de los precios internacionales de los productos básicos.
La información se basa en los resultados del último informe “Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos)”, producido por el organismo financiero.
La caída de precios, afirma el reporte, se produce en un “contexto de un exceso de petróleo tan grande que probablemente incluso limite los efectos que provocaría un conflicto más generalizado en Oriente Medio que dichos precios sigan “siendo aproximadamente un 30 % más altos que en los cinco años anteriores a la pandemia de COVID-19”.
El nuevo exceso de la oferta mundial de petróleo superará la demanda del mismo “en un promedio de 1,2 millones de barriles diarios, “un excedente que solo se ha superado dos veces antes: durante los cierres derivados de la pandemia en 2020 y durante el colapso de los precios del petróleo, en 1998”.
De acuerdo al informe, “entre 2024 y 2026, los precios mundiales de los productos básicos se desplomarán casi un 10 %”.
Los alimentos tendrán una caída del 9 % en 2024 “y un 4 % adicional en 2025 antes de estabilizarse”.
A pesar de ello, se aclara, “sus valores seguirían casi un 25 % por encima del nivel promedio registrado entre 2015 y 2019”.
En lo que se refiere a los precios de la energía, las previsiones son de una caída de “un 6 % en 2025 y otro 2 % en 2026”.
“Esta baja de los precios de los alimentos y la energía”, se estima, “debería facilitar a los bancos centrales el control de la inflación”, lo que podría verse obstaculizado en caso de producirse una “escalada de los conflictos armados”, lo que provocaría una suba en los precios de los alimentos y la energía.
“La caída de los precios de los productos básicos y la mejora de las condiciones de la oferta pueden servir como factor de amortiguación frente a las crisis geopolíticas”, aseguró, según se lee en la página webdel organismo, Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial.
Esta caída, no logrará, aseveró, “aliviar las penurias que generarán los altos precios de los alimentos en los países en desarrollo, donde la inflación de esos precios duplica la de las economías avanzadas. Los precios altos, los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y otras perturbaciones han provocado que más de 725 millones de personas sufrieran inseguridad alimentaria en 2024”.
“La buena noticia”, aseguró Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial, es que la economía mundial estará “mucho mejor preparada que antes para hacer frente a una crisis petrolera importante”.
Ello “abre oportunidades poco frecuentes para quienes se encargan de formular políticas en las economías en desarrollo. En primer lugar, la caída de los precios de los productos básicos puede ser un complemento útil de la política monetaria para lograr que la inflación vuelva a los valores establecidos como meta. En segundo lugar, los responsables de formular políticas tienen una oportunidad para reducir los costosos subsidios a los combustibles fósiles”.