El informe 2022 sobre la situación de las prisiones en Turquía fue presentado por la Asociación de Derechos Humanos de Turquía (IHD).
El documento recoge, según consignó ANF News, ha sido elaborado a partir de una serie de peticiones llegadas a la asociación, e integra los datos de informes periódicos de las prisiones y las informaciones recopiladas durante las visitas a las cárceles turcas.
De acuerdo al informe, se han registrado 10.789 violaciones de derechos humanos, aunque se estima “que el número de casos no denunciados sea mucho mayor”.
«Los problemas en las cárceles turcas van mucho más allá de las violaciones enumeradas en este informe y sus apéndices”, señala el estudio que denuncia las dificultades de las ONG para obtener “información y cifras que muestren el alcance actual de las violaciones cometidas en las cárceles turcas, ya que se les bloquea el acceso y la presentación de informes”.
En correspondencia a esta situación, las violaciones constatadas en el informe, “reflejan una parte muy limitada de la situación actual, basándose en los datos de que dispone la IHD.»
En el documento se critica “la falta de transparencia de los datos sobre prisiones” y señala que aunque “la Dirección General de Prisiones y Centros de Detención de Turquía sí comparte ciertos datos estadísticos”, no hace lo mismo con los “datos sobre presos LGBT+, presos políticos, presos extranjeros, presos enfermos, presos con discapacidad y presas con bebés, y ni siquiera presos fallecidos”.
El documento revela como principales violaciones de los derechos humanos a las situaciones relacionadas con “el derecho a la salud, la prevención de la excarcelación, los derechos sociales, la tortura y los malos tratos, la discriminación, el derecho a un juicio justo, los derechos económicos y sociales y los derechos de comunicación e información”.
De igual forma denuncia que mucha de las peticiones de los prisioneros “para ser trasladados a cárceles más cercanas a sus familias”, son directamente ignoradas por las autoridades penitenciarias.
El panorama penitenciario resultante, se afirma en el documento, es desolador, en el año 2022 “al menos 81 presos perdieron la vida”, 36 de los cuales “murieron por enfermedad, seis de ellos poco después de ser puestos en libertad”.
Un total de 25 muertes tuvieron lugar “en circunstancias sospechosas”, registrándose “19 presuntos suicidios y 10 casos de intento de suicidio o intento declarado de suicidio”.
Para la organización de derechos humanos turca se trata de “muertes en prisión” que “podrían haberse evitado”.
En consonancia con ello, la organización demandó “se tomen medidas adecuadas para garantizar el acceso a los derechos de salud y el respeto de la dignidad humana”, así como la protección de “la integridad física y psicológica de los presos y de las presas”.
Una de las problemáticas recurrentes en las prisiones turcas, señala el informe es el hacinamiento existente.
“El número de reclusos y reclusas supera la capacidad de las prisiones, lo que da lugar a condiciones penitenciarias inhumanas” refiere el reporte de IHD, que asegura que “el número de reclusos aumenta constantemente”.
“Mientras que el número de presos en 2013 era de 144.098, el 3 de julio de 2023 había un total de 360.722 personas en prisión. La capacidad total de las prisiones es de 296.202. La tasa de ocupación era del 97,17% en 2013 y del 115,59% en 2022”.
Otra de las problemáticas denunciadas se refiere a lo que se califica como “deficiente atención sanitaria prestada a los presos y las presas”.
“Muchos presos con enfermedades crónicas”, describe el informe, “no reciben la atención médica que necesitan” y ejemplifican lo anterior afirmando que, “en abril de 2022 había 1.517 presos enfermos en las cárceles turcas”, 651 de los cuales estaban “gravemente enfermos”.