Durante el año 2022 se observó una reducción de la tasa de desempleo en América latina y el Caribe.
Datos proporcionados por la ONU señalan que en la región el indcador se ubicó en7,2%, lo que constituye una disminución respecto al guarismo del año previo a la pandemia que se ubicaba en el 8%.
A pesar de ello, añade un estudio de la Organización Internacional del Trabajo, se espera que “el mercado de trabajo regional en 2023 será complejo e incierto”.
El reporte de la OIT fue dado a conocer la pasada jornada y en el mismo se señala que a pesar del descenso en la desoucpación, se observa una persitente presencia de empleos de baja calidad y unos salarios, severamente afectados por la inflación.
De acuerdo al estudio, la situación regional responde “a la serie de crisis que impacta directamente a los mercados de trabajo”, lo que obliga a que sean implementadas nuevas “políticas para la creación de empleo formal”.
Para la organización internacional los elementos explicativos de la actual situación han sido la persistencia de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania.
Incide además, agrega el estudio, “el bajo crecimiento económico que se espera, las secuelas de la inflación elevada, el espacio fiscal limitado y los altos niveles de endeudamiento” que registra la región y los países que la integran.
Al comentar los resultados del estudio, la directora regional interina de la OIT, Claudia Coenjaerts, realizó un llamdo urgente para “la elaboración de políticas” que permitan “sostener los salarios”.
Respecto al descenso en la desocupación la representante del organismo afirmó que la noticia era positiva “en especial tras la crisis de grandes dimensiones que provocó la pandemia”.
Sin embargo, moderó su lectura optimista, al advertir que dicho avance “podría estancarse dado que el escaso dinamismo de la economía en 2023” que “afectará negativamente la generación de nuevos empleos haciendo que la desocupación registre variaciones a lo largo del año pudiendo llegar a 7,5%”.
La recuperación observada en los indicadores de empleo, detalló el estudio, fue más alta tanto en mujeres como en los jóvenes, que fueron los colectivos que “habían sido los más golpeados por la crisis derivada de la pandemia”.
A pesar de ello, sentenció, “las brechas estructurales por género y edad se mantienen en los mercados de trabajo”.
Para la agencia de Naciones Unidas, actualmente el punto de urgencia a ser atendido “es la calidad del empleo” y “los ingresos laborales insuficientes de los trabajadores y sus familias”.
El informe destacó un aumento de los trabajos informales, “que representaron entre 40% y 80% de los empleos generados”, ubicñandose la tasa de informalidad en un 50%, que fue la cifra prepandemia, aunque la misma resulta superior al 50% en algunos países de la región.
“Una de cada dos personas trabajan en la informalidad”, alertó Coenjaerts, quien agregó que dicha informalidad se acompaña de “inestabilidad laboral, bajos ingresos” y ausencia de “protección social”, recalcó Coenjaerts.
Las tasas de inflación que se registran producen que se presente una notable pérdida del poder adquisitivo de los salarios medios y mínimos, a que desarrollen “políticas de sostenimiento y creación de más y mejores empleos”, en primer lugar, los empleos formales.