En esta jornada conversamos con el Presidente del Frente Amplio, el compañero Fernando Pereira, que compartió sus primeras reflexiones sobre los resultados del referéndum del 27 de marzo, los desafíos para el campo popular y las tareas de fortalecimiento del FA para las etapas venideras.
Fernando ¿cuáles son tus primeras reflexiones en relación al resultado del referéndum de este 27 de marzo?
Vivimos una gran fiesta democrática y, sobre todo, del avance del campo popular en el sentido de que dio una batalla de igual a igual cuando las condiciones eran muy desiguales. Las condiciones de publicidad, las condiciones del aparato del Estado contra la Comisión del Sí, los usos de los instrumentos institucionales por parte del gobierno fueron al borde del incumplimiento de la norma y de la convivencia democrática instaurada en Uruguay desde el 85 para acá.
Aun así, la distancia entre el NO y el SÍ no supera los veinte poco de mil votos y eso da en sí mismo una apertura y una posibilidad al campo popular, no solo al Frente Amplio, de ensancharse, de hablar con la gente, de prepararse para construir una alternativa popular y democrática que supere lo que ya hicimos en 15 años de gobierno y que, al mismo tiempo, le construye una esperanza a nuestro pueblo.
Sabemos que estuvo reunida la Mesa Política, salió un comunicado del Frente Amplio, pero también sabemos que la Mesa Política se planteaba la necesidad de esperar, escuchar los análisis que iban a hacer las organizaciones sociales desde la Comisión del SÍ, que toda la orgánica del FA tenga el tiempo para poder elaborar y discutir con mayor profundidad ¿esto es así?
Si, el Frente Amplio escucha. Vamos a empezar un proceso en 20 días que requiere de mucha paciencia. Se conformó un equipo de trabajo que va a estar integrado por el Secretario de Organización del FA, del Interior y Finanzas, junto al Secretario Político Daniel Mariño, Gustavo Leal y Canssani.
Supone un trabajo que por un lado escuche a las organizaciones sociales, a los territorios y se tome el tiempo para entenderlos, que escuche a las fuerzas vivas de cada localidad y de cada pueblito por pequeño que sea y se tome el tiempo para, metodológicamente, ir aportando información a la Comisión de Programa y a partir de ahí construir una estrategia y una táctica que, no solo nos lleve al gobierno nacional, sino que, nos lleve a transformar la sociedad de aquí a treinta años.
Para esto queremos tomar en cuenta la opinión de la academia, la ciencia, la cultura pero también tomar en cuenta la opinión del barrio, del que va al almacén, del que tiene el dolor de vivir en una comunidad pequeña que no le llega todos los servicios, de las personas que viven en contextos desfavorables; de estudiar qué nos pasa en los lugares donde nuestra voz no llega con tanta nitidez, y estudiar eso supone tener un trabajo en territorio que la presidencia del FA lo va a encabezar pero lo va a hacer junto a los Senadores y Diputadas/os como lo hicimos en la campaña del Sí.
¿Qué opinión te amerita la postura del Presidente de la República, Luis Lacalle Pou frente a los resultados de este referéndum?
Creo que jugó al límite. La Constitución de la República tiene límites bastante precisos y hasta ahora ningún Presidente había intervenido en una disputa de referéndum. Esto supone un cambio en la lógica institucional. Si el Presidente podía hacer lo que hizo, efectivamente todos los miembros de la Corte Electoral lo hubiesen podido hacer. Esto no significa, para nada, un cuestionamiento a la persona sino a las decisiones que van tomando en el comando de la campaña del NO que llegan al borde de generar desigualdades que no deberían generarse.
Colocar al Presidente de todos los uruguayos como presidente de la Comisión del NO es una desinteligencia que puede pesar en el futuro de la sociedad uruguaya, no en el presente, va más allá de resultados de la LUC.
Entiendo que el resultado del referéndum, aunque las organizaciones lo miremos con cierto optimismo porque claramente tener un millón sesenta mil votos es bueno para cualquiera, tenemos que tener presente que los peores artículos de la LUC quedaron y eso va a suponer un retroceso en educación, en seguridad, en la inclusión financiera, en los derechos de los trabajadores y trabajadoras.
Pero hay que respetar que es el Presidente de todos los uruguayos lo cual no implica no explicitar nuestras diferencias con altura, ni dejarnos colocar en un lugar que no debemos estar porque no hubo en nuestra campaña ninguna radicalización como se quiere ver o como algunos medios lo quieren hacer ver.
Existe un análisis muy rápido que hace compañeros, compañeras, vecinos y vecinas desde el enojo con el interior, por ejemplo, que parecería, en principio, no suma porque, en todo caso, tenemos un piso y para transformar la realidad necesitamos mucho más apoyo popular, más allá de que fue muy importante esta votación del SÍ. ¿Qué le podemos decir a estos compañeras y compañeros que su primera reacción es de enojo a la luz de los resultados?
Que el esfuerzo que han hecho nuestros compañeros y compañeras del interior es descomunal. El Frente Amplio y muchas organizaciones sociales del Uruguay nacimos en el centralismo montevideano, en el área metropolitana y nos fuimos expandiendo al interior con enormes dificultades. De aquel Frente Amplio que cuando llegaba el General Seregni al interior le tiraban piedras al ómnibus a este Frente Amplio que está instalado en todo el país con legitimidad, con sede propias, con institucionalidad, pasaron 50 años y eso suma fortalezas.
Nosotros tenemos la necesidad de entender los cambios culturales y entender cada territorio y si no lo entendemos no puede ser culpa del que vive en el territorio es culpa de todo el FA. Asumir esa responsabilidad supone cambiar nuestras conductas, posicionamientos y estrategia de trabajo. Nos puede venir la tentación de decir «bueno, vamos cien militantes y desembarcamos en tal departamento a ver si cambiamos la realidad» y la realidad la van a cambiar los compañeros y compañeras que hoy viven en el departamento y militan en las fuerzas populares, sociales o en el FA. Cambiar supone apoyar y admitir el enorme esfuerzo y sacrificio que hicieron. Si nosotros llegamos a este resultado es porque nuestros compañeros y compañeras del interior hicieron un esfuerzo multidimensional; dedicaron todos los fines de semana de sus vidas.
Culpabilizar a un sector de la sociedad que todavía no nos entendió es no entender que a la política la transforma las acciones de las personas y estas se planifican.
En general en el mundo los partidos a dos años de perder las elecciones están derruidos y el FA, como todos vemos, está parado sobre sus propios pies, hizo un Congreso interno de crítica y perspectiva, una elección interna que mejoró un 40 % su participación anterior, contribuyó con la recolección de 400 mil firmas y aportó a esta campaña para derogar los peores 135 artículos de la LUC todo lo que tenía. Eso nos permite mirarnos a la cara y sentirnos orgullosos de nuestros militantes del interior.
Creo que non se puede actuar con bronca cuando hay un resultado apenas adverso, hay que actuar con la alegría de saber que representamos una parte muy importante de la sociedad y que tiene enormes posibilidades de ampliarse en la medida que abra la cabeza, pero nunca se va a ampliar si uno descalifica con el que tiene que ampliar, si uno lo trata de mala manera o le adjudica una derrota que, finalmente, siempre es colectiva.
Botinelli, en su análisis, plantea que el Presidente no salió fortalecido, a su vez éste manifestó que comenzará el proceso de reforma de la Seguridad Social. ¿Cómo ves esta reforma si se omite al campo popular que es lo que parecería que va a pasar?
Claramente lo que dice Botinelli de que el Presidente no salió fortalecido es que no salió fortalecido. Imaginemos que esta ley (la LUC) obtuvo en el Parlamento prácticamente el 60 % de los votos parlamentarios y en la elección no llegó al 50% y esto son dos años y con todos los analistas opinando que la pandemia le dio una cobertura y una popularidad al Presidente que tal vez no la hubiera obtenido de otra manera. De forma tal que es un golpe al Presidente y a los partidos que integran la coalición. Pienso que, a la interna, en el fuero íntimo, esto lo estarán analizando.
Sobre la transformación de la seguridad social parto de la base de que debería el gobierno tomar nota de que un diálogo social en esta materia implica llamar a los decisores de los trabajadores, de los empresarios, de los jubilados y también los partidos políticos para pensar la seguridad social a 30 o 40 años. Creer que una norma de este tipo la puede imponer el Parlamento con una simple mayoría es volver a cometer un error que acaban de cometer con la LUC. Parto de la base de que esto también lo estará analizando el gobierno y que tiene herramientas para convocar un amplio diálogo.
En términos de perspectiva, no solo está la reforma social, sino también la rendición de cuentas, la Ley de medios que contiene elementos sobre ANTEL que se retiraron de la LUC pero que también son muy regresivos para la empresa pública. Y a su vez por parte del movimiento popular se planteó en el Congreso del PIT CNT un futuro “Congreso del Pueblo”. Transitamos un proceso de acumulación del campo popular que lo fortalece para dar esas batallas que vienen para delante y ver si logramos que efectivamente el gobierno abra las orejas, aunque parece bastante complejo. Hay una visión muy “presidencialista”, un diálogo a la interna de la propia coalición que no se da, y parece difícil que haya un dialogo que sea real y no un «como un sí», como una cuestión casi burocrática del diálogo. Se vienen tres años que serán muy difíciles y la situación de la gente se va a poner bastante compleja.
El FA tiene la responsabilidad de estar atento y expectante de lo que el Congreso del Pueblo o como se llame, la unidad de las fuerzas populares, resuelvan, vean como programa de soluciones, pero también tiene que ser capaz de ir a buscar otras opiniones que tal vez no estén en las alianzas tradicionales de la izquierda pero que ayuden a ampliar la izquierda tradicional. Que la ayude a volver a su proceso fundacional de la unidad sin exclusiones buscando sectores que en este referéndum claramente nos apoyaron y que hay que conversar con ellos buscando diálogos con sectores que aún no nos han apoyado pero que seguramente sentirán el impacto de la suba de los combustibles, de los productos, que claramente en la situación económica de un país que crece a ellos no les está llegando, aún en los sectores medios y medios altos.
El FA tiene que ser capaz de construir una alternativa, una esperanza. La gente empezó a ver nuevamente en el FA como una esperanza transformadora del Uruguay y eso nosotros lo tenemos que ratificar en la práctica política que tiene que ser amplia, modesta, con el oído abierto y sobre todo que le tiene que dar propuestas a la sociedad que la puedan analizar, entender y apoyar; un proyecto de país que claramente se contrapone al modelo neoliberal que es concentrador y excluyente de una parte de la sociedad uruguaya.
Se comienza a visualizar en las bases del FA la importancia de no dejar que se desarmen o cuidar mucho estas comisiones territoriales que pueden ser, en un futuro, “intersociales” territoriales y allí parece que el movimiento del FA, sus bases, tienen un rol muy importante en esto de la escucha y la cercanía de lo que piensa la vecina y el vecino en el día a día y en el barrio. ¿Qué piensas en este sentido?
Sin eso no hay nada. Ayer vino un compañero de “Unidos Podemos” a conversar conmigo a la sede del FA y, más allá de la cercanía del resultado que a él mimo le había impactado, lo que nos decía es que él, en ninguna parte del mundo, había visto un nivel de movilización tan grande, tan amplio, abarcativo y voluntario como el que había visto del FA, el PIT CNT, los feminismos, la FEUU, FUCVAM, etc. Que nunca había visto una cosa tan importante en términos de militancia territorial. Ese papel que la militancia territorial juega en una elección lo tiene que jugar entre elección y elección para palpar la situación de los vecinos, para entender cuáles son las cosas que están esperando del Frente Amplio, para que esto llegue a la dirección de Mesa Política, pero también a quienes hacen política en el territorio.
Si uno piensa en las encuestas de hace un par de meses que nos daban diez o doce puntos abajo y cuando se abre el adelanto de escrutinio da empate técnico y ese empate técnico se consolida al final de la elección a un punto de ventaja, quiere decir que nuestra gente logró cambiar la foto y que la política puede, efectivamente, cambiar la realidad. Si esto es así, entonces que esas bases queden fortalecidas, se multipliquen, que se abran nuevo comité, que la discusión política llegue con contenido y que el FA sea capaz de entregar material suficiente y de calidad a las bases para que puedan trabajar en territorio hablando con la gente, con el resto de las organizaciones sociales, es fundamental.
El FA nació del pueblo, de las organizaciones populares, es hijo del Congreso del Pueblo y eso no puede ser solo parte de una historia; tienen que ser parte de una acción y un pensamiento político y que nos lleve a mirar el futuro con optimismo.
Yo todavía estoy conmovido por lo que vi en este año y medio de lo que han hecho nuestros militantes, de sacrificar la mayoría de sus fines de semana, de descansar pocos días, de estar muertos y salir a la cancha. Tal vez la dirección tenga que asumir con mucho rigor qué cosas tiene que transformar porque ahora sí viene el proceso de transformación del FA para dejarlo en condiciones de ser una alternativa creíble, razonable y esperanzadora y ese es el trabajo que nos espera de acá a los próximos meses.
Claramente vendrán un par de años continuados que implique las transformaciones del FA para poder transformar la sociedad, escuchar a las fuerzas vivas y sociales y sobre todo para fortalecer nuestra militancia territorial que es la clave de la existencia, la permanencia y el futuro del FA.
Quiero, finalmente, saludar a los y las militantes que hicieron posible esta hazaña, que nos abrazaron a nosotros y en nombre de nosotros a todos y ese abrazo lo quiero retribuir particularmente en todos los que estuvieron dando todo de sí, dejando su tiempo libre para que estos sueños fueran posibles. Lejos de sentirnos tristes, decir que nos podemos mirar a la cara y que dimos todo por nuestro pueblo.
Paola Beltrán